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Lunes, 3 de noviembre 2014, 11:16
Salvar nuestros dientes por encima de todo y, cuando eso no es posible y recurrimos a los implantes, informarnos bien de que supone esto y, una vez puestos, cuidarlos incluso más que los naturales. Esas son las principales conclusiones que se extraen de la quinta Aula Salud impartida por el doctor Pedro Buitrago, de la Clínica Buitrago.
El objetivo de la charla, organizada por LAS PROVINCIAS, era el de desterrar los mitos entorno a la implantología dental, creencias como que los implantes son mejores que las piezas naturales o que una vez puestos podemos olvidarnos de ellos. Unas ideas que el numeroso público que llenó la sala Luis Vives de la Fundación Bancaja olvidó por completo tras la jornada.
El doctor Buitrago comenzó explicando que los implantes dentales sirven para reponer piezas en forma y función y que, en contra de lo que creen muchas personas, por implante se entiende «la raíz artificial sobre la que se pone un diente de cerámica» y no el diente en sí.
Además, afirmó que debemos tener claro que las «bocas perfectas» no son lo natural. «Cada día nos bombardean desde los medios de comunicación y la publicidad con imágenes de bocas perfectas y nos hacen creer que eso es lo correcto, pero no es así, muchas de esas imágenes son de personas que no llevan el tratamiento odontológico que anuncian», señaló, e hizo hincapié en que muchos anuncios «tienen letra pequeña», pues «entre lo ofertado y la realidad a veces hay diferencias». El problema es, dijo «de expectativas no cumplidas».
El origen de la pérdida
Buitrago informó que «durante miles de años se consideró que la pérdida de los dientes era algo natural y, desde el punto de vista estadístico, lo era porque muchísima gente los perdía», pero «nadie se paraba a pensar por qué sucedía».
Según el doctor, la principal razón de pérdida de piezas dentales es una enfermedad que afecta a toda la población mundial, «da igual la raza o la alimentación», la periodontitis. En España, entre los mayores de 35 años, se calcula que solo tienen las encías sanas entre el 10 y 15 por ciento de la población, entre el 50 y 60 sufren gingivitis y sobre el 25 al 38 por ciento, periodontitis.
Las pistas para detectar que sufrimos de lo que se conoce comúnmente como piorrea son cosas como un leve sangrado o un cambio de color de las encías, que pasa de su «rosa coral» cuando está sana a un morado, síntoma de que algo pasa. «Pero esto no tiene por qué pasar, una boca de 70 años puede tener el aspecto de un joven de 20 años, solo hay que cuidarla», resaltó el doctor.
Así, afirmó que antes de poner un implante dental hay que curar bien la encía, pues un implante es «una puerta de entrada no cerrada al organismo y las bacterias van a aprovechar para entrar». «Los tejidos alrededor del implante no son tan fuertes como los que rodean los dientes, por eso motivo hay que cuidarlos incluso más que a los naturales», advirtió.
Se ha descubierto que estas piezas artificiales sufren de periimplantitis, muy similar a la periodontitis. «Las mismas bacterias que atacan a los dientes también afectan a la encía. Nos estamos enfrentando a un territorio desconocido, pero lo que es evidente es que el implante está en la boca, rodeado de bacterias, de las encías y con el diente que ha fracasado en mantener el hueso, por lo tanto hay que cuidarlos», comentó.
Pasos durante un implante
El doctor Buitrago describió que el camino cuando una persona se decide a ponerse un implante consta de cuatro pasos.
En primer lugar se tiene que realizar una valoración. «Poner un implante es un acto quirúrgico y como tal tiene que haber un pre operatorio, y aquí puede haber problemas. No se trata solo de mirar el hueso, hay factores que determinan que somos más propensos a que los implantes nos den problemas, la diabetes, ser fumadores y el estrés», apuntó.
Una vez se ha hecho la valoración, el segundo paso es planificar la operación. «Gracias a las tecnologías hoy se pueden hacer previsiones casi perfectas, aunque luego es una cuestión de la experiencia, formación y habilidad de la persona que los pone», indicó. Después llegaría la realización en sí de la operación y el último paso serían los cuidados.
«Los pacientes me preguntan si los implantes son para toda la vida y yo siempre respondo que si se cuidan, sí lo son», subrayó. «¿Cómo hacerlo? Hay que tener en cuenta su doble naturaleza, biológica y mecánica y también los factores añadidos, pero no hay secretos, lo básico es el cepillo y la seda dental», insistió.
En esto punto, el doctor Buitrago explicó que se habla mucho de rechazo de los implantes, pero que «un rechazo implica una reacción alérgica al titanio» y esto son muy pocas personas quienes lo sufren, «en realidad ese rechazo son complicaciones en el postoperatorio».
Para terminar, recordó que los implantes dentales son «un dispositivo médico, que tiene prospecto y problemas mecánicos por lo que hay que revisarlos». «Los implantes son una segunda oportunidad y hay que aprender del motivo por el que perdimos los dientes para que no vuelva a pasar», concluyó.
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