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Juan Antonio Marrahí
Miércoles, 9 de diciembre 2015, 20:39
Los pinos más elevados que nacen sobre el suelo quemado apenas alcanzan el medio metro. "Aunque los primeros datos sobre la regeneración son positivos, el paisaje todavía tardará entre 30 y 50 años en recuperarse", admite Antoni Marzo, director general de Medio Natural de la Generalitat. Se refiere a los grandes incendios forestales que se declararon en Cortes de Pallás y Andilla en 2012.
Fueron 50.000 hectáreas arrasadas y una veintena de municipios del interior de Valencia y Castellón acabaron con el monte cercenado. Además, un piloto pereció durante las tareas de extinción, al estrellarse su helicóptero cuando cargaba agua en el pantano de Forata. Otros dos resultaron heridos en un siniestro similar.
Tres años y medio después del mayor desastre forestal de la historia reciente de la Comunitat, la vegetación resucita de manera lenta y costosa. Y los dos incendios siguen sin responsables. En el caso de Cortes de Pallás, la instrucción está estancada por falta de medios para peritar los numerosos daños repartidos por una docena de pueblos. En el de Andilla la causa ha quedado archivada al no demostrarse que hubiera imprudencia por parte del sospechoso de iniciar las llamas con una quema.
El de Cortes fue el hermano mayor de esos dos desastres, separados por sólo 24 horas de diferencia. Arrancó el jueves 28 de junio de 2012, durante la instalación de unas placas solares en una pequeña casa de campo de la localidad. Fue en una tórrida jornada en la que al calor extremo se sumó un traicionero viento de poniente.
"En condiciones de máxima alerta por riesgo de incendios forestales está prohibido emplear herramientas eléctricas o de fuego en zonas forestales", recuerdan desde el Consorcio Provincial de Bomberos. Pero esa advertencia no se tuvo en cuenta. Los dos operarios imputados, un peón albañil y un fontanero, estaban colocando el sistema de energía con un soldador. Llevaban medio año contratados por una empresa valenciana. Según expuso su defensa tras la primera declaración ante la juez, "nadie les advirtió de que no podían hacer esa labor" por las condiciones meteorológicas. "A ellos les dijeron que tenían que hacer ese trabajo y lo hicieron".
Y sucedió lo peor. Una chispa cayó al suelo. La primera llama de un alud de fuego. Los trabjadores se apresuró a combatir el fuego con dos garrafas de agua y cartones, pero las llamas se propagaron en pocos segundos hacia el monte, alimentadas por los matorrales altos y descuidados que había en la parcela. Esa alfombra de vegetación agreste funcionó como combustible. Tras esa primera declaración, los dos hombres quedaron en libertad provisional, imputados en un delito de incendio por imprudencia.
Según fuentes del Tribunal Superior de Justicia (TSJCV), la situación de los dos presuntos causantes del fuego no ha variado. Pero aún no ha habido juicio. El juzgado de instrucción 3 de Requena mantiene abiertas las diligencias en un caso con 3.000 afectados, personas que vieron dañados sus terrenos y propiedades por el fuego. "Se les ha ofrecido acciones a todos y ahora la causa está pendiente de que la Generalitat realice la valoración de daños sufridos", indicaron desde el TSJCV. Es decir, se precisan peritos que realicen esa costosa cuantificación.
Y ahí es donde el asunto ha encallado en los juzgados. "La dirección general de Justicia comunicó hace unos meses que para ello necesitaba un presupuesto especial". Hace un mes, el juzgado recordó la urgencia de ese peritaje "y de momento no hay respuesta".
Sobrecarga de trabajo
En la memoria anual del TSJ, la juez decana de Requena, Elena Berlanga, ya alertó de la sobrecarga de trabajo que estaba generando el fuego de Cortes en los juzgados de Requena "sin que se haya puesto ningún funcionario de refuerzo pese a las múltiples solicitudes".
Las llamas que comenzaron en Andilla el 29 de junio de 2012 y arrasaron casi 20.000 hectáreas tampoco conocen culpable. Ni lo conocerán. El caso que durante varios meses investigó un juzgado de Llíria "está ya sobreseído", como confirmó la institución judicial. Las pesquisas de la Guardia Civil apuntaron a una quema en una parcela de Andilla como origen del desastre. El hallazgo de una plancha sobre unos ladrillos con restos de quemas hizo que el propietario del terreno acabara imputado. Pero el hombre negó haber realizado fuego ese día.
Los indicios jugaron, inicialmente, en contra de su argumento. La Guardia Civil determinó que en el punto de ignición existían "signos evidentes" de haberse realizado quemas de palés y puertas. Pero otro informe autonómico resultó favorable para la defensa del imputado. Concluyó que el uso previo del fuego sobre la plancha desprendió ascuas o pavesas sobre la paja y el polvo de estiércol que rodeaban la zona. Se produjo una combustión lenta sin llama, un proceso que pudo durar más de 18 horas.
El incendio de Andilla se gestó en el subsuelo. Sin olor y sin humo. Y esto impidió que el sospechoso o cualquier otra persona detectara lo que estaba sucediendo. Según la Fiscalía, no fue "hasta que la energía acumulada y las condiciones ambientales fueron propicias" cuando inflamó súbitamente y se propagó al entorno. Eso ocurrió un día después, cuando arrancó el desastre medioambiental.
Un fuego sin avisos
La Fiscalía descartó que el imputado quisiera causar el fuego. Y tuvo en cuenta los informes que consideraron "perfectamente factible" que la quema se produjera el día antes de los hechos. Valoró también la ausencia de indicadores externos como humo o llamas que permitieran advertir lo que se estaba generando. Esa inflamación sin llama duró varias horas y se inició a una distancia de unos 120 metros del origen del fuego, con un campo abandonado de por medio. El fiscal estima que el dueño de la parcela no pudo prever que un posible rebrote de la quema llegaría hasta el monte. Incendio accidental y caso cerrado.
Ante el carpetazo judicial, los afectados por el fuego de Andilla ya no pueden esperar ninguna indemnización derivada del proceso penal. Y las ayudas directas de la Administración para los damnificados en ambos siniestros todavía no se han completado.
Así lo confirmó el alcalde de Dos Aguas, José Ramón Grau. Aunque el fuego comenzó en la vecina localidad de Cortes, Dos Aguas padeció tremendos daños. El fuego envolvió sus montes, las casas de vecinos, campos, alojamientos rurales... "Un 90% de la superficie de la población quedó dañada por el incendio", lamenta Grau.
Según el primer edil, fueron 300 los vecinos de Dos Aguas afectados en mayor o menor medida. "Tras el desastre forestal "se acordaron ayudas estatales y autonómicas por valor de un millón de euros para el municipio". Por el momento, Dos Aguas ha cobrado en dos tandas unos 650.000 euros, ya repartidos entre los afectados. "Pero estamos todavía esperando el 35% que resta del dinero que nos corresponde", recalca el alcalde. "El fuego ha hecho daño al turismo y a las visitas que recibía el pueblo. El monte ya no está negro y Dos Aguas ofrece muchos atractivos, pero los pinos aún no están en el paisaje", lamenta.
Manuel Civera fue alcalde de Alcublas y hoy lo es de Llíria, dos pueblos afectados por el incendio de Andilla. "Las ayudas a los afectados no se han completado. La Generalitat todavía tiene compromisos que materializar en reposición de daños, quedan árboles quemados por retirar y es preciso cuidar los nuevos árboles que quedan para poder tener un nuevo monte de calidad", reclama.
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