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GRANDES ALMACENES

Internet y la vida real

RAFA MARÍRMARI@LASPROVINCIAS.ES

Viernes, 6 de octubre 2006, 05:29

Muy interesante el libro (Fundación José Manuel Lara), del jurista Vicente Luis Mora. Un documentado análisis sobre las miserias y grandezas de Internet y de los internautas.

L as grandezas son bien conocidas: Internet es la biblioteca infinita soñada por Borges, una fascinante revolución comunicativa, una excelente herramienta de trabajo para investigadores... Pero hablemos ahora del lado oscuro de la cosa.

I nternet puede ser como una droga altamente adictiva. Y a diferencia de las drogas, que no están legalizadas del todo en ningún país del mundo, Internet no sólo está legalizada sino postulada, defendida, sacralizada, es barata, accesible, recomendada, comentada, indicada, facilitada, regalada, bien vista: es y no estar conectado a Internet, no conocer su cultura”, comenta el autor.

T oda esa presión ha creado modelos más bien espeluznantes. “Los fanáticos de las computadoras suelen ser jóvenes solteros, sujetos asexuados (han sublimado su energía libidinal en Internet), eventualmente peligrosos, antisociales y con muy pocos lazos con la realidad. Hay muchos desórdenes familiares creados por la adicción de uno o varios miembros a Internet”.

H ay grupos de amigos que sólo se conocen electrónicamente, pero que hablan más entre ellos que con su propia familia. La juventud es el colectivo más vulnerable a los efectos nocivos de una excesiva exposición a la Red”. Puede verse que los peligros de Internet no son pocos.

C laro que la vida real también se las trae. El otro día encargué en un restaurante popular una cena para seis. Algo sencillo, pedí, pero enriquecido con una magnífica ensalada.

A la hora de la verdad la ensaladala sólo tenía lechuga (mediocre) y pepino (más mediocre aún). Era la ensalada menos apetitosa que he visto en mi vida. No se podía culpar a Internet de tener ante nuestros ojos una ensalada tan birriosa.

E n la sobremesa un amigo pidió un café. Yo exclamé: “¡Dos!”. El dueño trajo un café para mi amigo... y dos para mí. No es un gag de los hermanos Marx, aunque lo parece.

N o sé si Internet podrá corregir en el futuro estos casos de mala profesionalidad. No creo. Porque no se trata ya de mala profesionalidad, sino de receptividades intelectuales tan bajas que no las remediaría ni un milagro de San Vicente Ferrer.

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