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Valencia

Energúmenos que envilecen la Universidad

M.ª JOSÉ POU AMÉRIGO

Lunes, 23 de octubre 2006, 05:32

Lo más triste de los actos en los que un grupo de energúmenos increpa, insulta e impide hablar a un político es que muchos de ellos se están produciendo en universidades españolas: le ocurrió a Aznar, a Gotzone Mora, o, más recientemente, a Fraga y a Carod-Rovira.

Es un acontecimiento lamentable por sí mismo, ocurra en un Aula Magna o frente a una parada del Mercado de Ruzafa. Sin embargo, el hecho de que se produzca en el lugar del pensamiento y del contraste libre de pareceres como la Universidad aún hace que sea más preocupante y recuerda, demasiado, a ese descorazonado Unamuno diciendo aquello de “venceréis pero no convenceréis”.

A eso cabe añadir otros factores más. El primero, el motivo por el que se les increpa: por no compartir sus puntos de vista. Llamar asesino a Aznar o a Fraga; totalitaria, a Mora o “cabrón” (sic), a Carod sólo porque no se está de acuerdo con ellos es siempre condenable pero hacerlo en la Universidad es contradecir su propia esencia. Por eso, el segundo factor es más preocupante, que sean estudiantes quienes lo hagan. Si es así, el sistema universitario está fallando en lo más importante: asegurar y fomentar la libertad para pensar de forma distinta a otro y, lo que es más grave, para hablar con ese otro y encontrar puntos de contacto y de distancia. Que alguien defienda unos postulados distintos a los propios no le convierte en un ser despreciable. La frase suena extraña de tan obvia pero al parecer hay que volver a enseñar lo sabido.

Es posible que no sean alumnos sino grupos organizados para un acto determinado. En ese caso, aunque la tranquilidad pudiera volver a las autoridades académicas, debería espolear, en cambio, a la clase política. El abuso de las agresiones verbales, de los excesos en los discursos, de la desautorización del contrario por ganar unos votos, de la demonización de los demás o del puro insulto tiene también sus consecuencias.

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