Carod-Rovira y “Tele Magnànim”

Quiero votar a Carod. No, no pretendo hacer campaña para ERC desde estas páginas entre otras cosas porque nunca me devolverían el favor: prefiero un pisito en Valencia antes que un en Perpiñán.

Mi reivindicación no se refiere a votarle a él sino a poder hacerlo. Quiero optar entre no votarle y no votarle. Es cuestión de reciprocidad: si él quiere, como parece, montar una televisión para la antigua Corona de Aragón, yo, como parte de esa Corona, en concreto el cuarto zafiro izquierdo según se mira de lado, quiero opinar.

La idea, aunque pintoresca, no es mala, sobre todo, en este desierto del entretenimiento audiovisual donde cada día se necesita un proyecto nuevo con el que divertir al espectador. Además, ampliar la oferta televisiva siempre es interesante, mientras que el dinero no salga del erario público excepto para una programación no rentable pero necesaria. Al menos, esa es la razón de ser de la televisión pública.

La programación de la televisión soñada por ERC, habida cuenta de quien lo propone, resultaría un tanto monocolor. Así, en “Tele Magnànim” –pongamos por caso que tuviera ese nombre– el programa estrella sería en el que este y sus amigos harían reír al público con chispeantes monólogos sobre cuestiones de la vida cotidiana que todos nos planteamos en el atasco de las ocho como, por ejemplo, dónde debe guardarse la espada de Jaume I.

Los informativos en “Tele Magnànim” se harían naturalmente desde el Castel Nuovo de Nápoles para darle la necesaria dimensión internacional que le hiciera competir, en igualdad de condiciones, con la CNN. Esta sería, en realidad, la “CNN for Europe and Aragon”. Gracias a su extensa red de corresponsales en puntos de la actualidad –Montserrat, Poblet, el Puig y Sos del Rey Católico–, los habitantes de la Corona podrían seguir la evolución del sentimiento nacional. Y, además, disfrutarían con Els Pets en Eurovisión para poder escuchar: “Crown of Aragon, three points; Couronne de l’Aragon, trois points”.