Ser valenciano o ser valencianista

El que está en contra del Valencia CF no es valenciano.’’ No sé qué sentirán los socialistas aficionados del Valencia ante semejante afirmación del club deportivo pero es una sentencia rotunda y también falaz.

Entiendo que en Valencia hay dos entidades que tratan con una realidad especialmente sensible a las que no se puede cuestionar: las fallas y el Valencia CF. Lo entiendo, lo asumo y acepto el coste que esta columna pueda tener por cuestionarlas.

Sin entrar a valorar el fondo de la polémica, esto es, la recalificación del Mestalla, es necesario distinguir entre ser valencianista y ser valenciano. Eso no significa que no haya muchos que compartan ambas facetas y que las encuentren inseparables, pero del mismo modo que hay aficionados del Valencia nacidos en Nápoles que jamás han pisado Mestalla, y que sólo sienten la Senyera como algo que les habla de un gran club deportivo, el suyo por convicción y no por partida de nacimiento, los hay que, sintiéndose valencianos, no son del Valencia sino del Levante UD. Y no por eso son menos valencianos.

También los hay que distinguen en el Valencia la capacidad de representación identitaria de un club de fútbol y su gestión como sociedad anónima. No pueden confundirse. No deberían confundirse y, si se hace, como en esta ocasión, hay que evaluar el coste social que tiene. La frase del club significa asimilar los intereses del club con los intereses de los valencianos. Es verdad que entre los intereses de los valencianos se halla la protección de sus señas de identidad y que inevitablemente el club valencianista tiene esa condición pero no de forma absoluta como lo tienen la bandera y el himno.

No puede olvidarse que el Valencia no es sólo un icono de lo valenciano; es también una sociedad anónima y es en esa faceta en la que el PSPV discrepa. En la asimilación de ambas es en donde se encuentra la falacia y, con ella, la manipulación del sentimiento valenciano.