Santa Rita y la víspera electoral

Los políticos son como los reyes Midas del marketing político: todo lo que tocan lo convierten en , ya sea un accidente de metro, una recalificación de terreno o el chanchullo del primo del alcalde quien, por cierto, nunca se sintió muy cómodo en el partido.

El modelo de participación ciudadana impulsado por las Agendas 21 es un ejemplo. La idea inicial de esas agendas, según la ONU, era pensar globalmente y actual localmente, es decir, conseguir impregnar todo el tejido social de aquellas iniciativas necesarias para un desarrollo sostenible.

En esa línea se entendía la necesidad de implicar a todos en la propuesta de mejoras para la vida colectiva. Sin embargo, con demasiada frecuencia, algunos Ayuntamientos resucitan su interés por la Agenda 21 cuando (oh, qué linda casualidad) llegan las elecciones. Es decir, se acuerdan de Santa Rita en vísperas de la jornada electoral.

En esos casos lo que aparentemente es una idea buena para la coparticipación ciudadana, se convierte en pura estrategia de mercado que busca conocer los intereses de su cliente para ajustar el producto y conseguir, por encima de todo, la compra, es decir, el voto.

Un caso así puede verse en Quart de Poblet donde los vecinos están hartos de que tener que recurrir a abuelos y abuelas para cuidar a los niños por falta de guarderías. Después de mucho tiempo intentado ser escuchados, se encuentran ahora con la campaña “Qué Quart Quieres” donde los vecinos han sugerido 200 propuestas de mejora. Es cierto que supone un intento loable por integrar a todos en la gestión municipal pero es sospechoso pues parece más un sondeo para elaborar un programa en las próximas municipales que un intento serio por saber las necesidades del pueblo.

En cualquier caso puede que sea un cambio en el funcionamiento de las corporaciones municipales, pero el mérito de las Agendas 21 no está en la primera fase sino en las siguientes, esto es, en atender las sugerencias, no sólo permitirlas.