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MARA CALABUIG
Domingo, 12 de noviembre 2006, 05:01
Hija y nieta de periodistas, se sintió escritora desde niña. Sin prisa, pero sin pausa, Marta Rivera de la Cruz ha ido labrando su hueco en el mundo literario, que se redondea, por ahora con su puesto de finalista en el Premio Planeta.
Nació y vivió en Luga hasta los dieciocho años. Ella misma califica su infancia de envidiable, rodeada de una familia extensa y, según afirma, maravillosa. No solamente convivió con los abuelos de las dos ramas, paterna y materna, sino que ha llegado a conocer a cuatro bisabuelos. De hecho dice mi bisabuela Joaquina murió, ya anciana pero muy lúcida, cuando yo ya tenía veinte años. Creo que es una suerte haber crecido en un ambiente de seguridad y de respeto hacia la gente mayor. Contra ese desinterés respecto a las batallitas que cuentan los viejos, del que muchos incluso alardean, yo me considero una privilegiada por haber escuchado con avidez las historias de mis antecesores. También agradezco la suerte de haber vivido en una casa donde siempre había libros, muchos libros, desde novelas policíacas a los grandes escritores de todas las épocas. En mi familia, de clase media/media, se podían recortar algunos gastos, pero siempre hubo dinero para libros. En eso no se planteaba la más mínima discusión.
Notablemente preparada
Otra circunstancia afortunada en la vida de Marta Rivera fue la de su centro de estudios. Lo explica: Un estudio magnífico, con un gran profesorado. Sobre todo, Jorge Vivero, que me enseñó a saber leer, y que ha sido fundamental en mi formación.
Tan bien pertrechada se trasladó a Madrid para cursar Periodismo, que en la facultad la consideraron notablemente preparada. El caldo de cultivo había sido excepcional, y la joven gallega accedía a las aulas universitarias madrileñas ya con varios premios de redacción en su haber y no pocos trabajos en la reviste de su instituto lucense. Quise estudiar periodismo manifiesta porque era lo que veía más acorde con mis objetivos. ¿El deseo de escribir?... Sencillamente lo aviva la lectura. Se aspira a producir en otros lo que una misma siente al leer.
De Oxford al Planeta
En la capital de España, Marta compaginó sus estudios con diversos trabajos periodísticos: gabinetes de comunicación, colaboraciones en revistas... Un primer concurso de narrativa le valió la oportunidad de pasar tres meses en Oxford, donde, como en todos los lugares por donde pasa, dejó numerosas amistades. Allí redacté la mayor parte de mi novela , que ganó el premio Ateneo Joven en 1998, y que significó para mí un gran cambio cualitativo. A partir de entonces, menudearon sus trabajos en prensa y televisión, y publicó la deliciosa novela , en la que refleja amorosamente ambiente, costumbres y personajes de su Luga natal.
Y ahora, la sorpresa, porque su nombre no se barajaba entre los aspirantes al premio más cotizado de la novelística española. Proclama sin vacilar: Ser finalista del Planeta sí que supone un giro total. Imagínate: una tirada de 80.000 ejemplares, frente a los 4.000 habituales!... La resonancia que conlleva, la campaña de difusión... sí; eso lo cambia todo. Pero no a mí.
Ella sigue siendo la misma Marta, menuda, inquieta, amistosa, de mirada franca y sencillez invariable. Así habla de su novela , título que tomó de una frase de Sergio Pitol, el gran escritor mexicano, Premio Cervantes 2005, al que admira, remarcando: Su libro me parece una biblia.
Respecto a , confiesa: Pasé una mala etapa. Mi madre, que era una mujer excepcional, murió de cáncer hace poco más de un año, siendo todavía joven. Esta novela supone en cierto modo la superación de un golpe tan terrible que se recibe como una injusticia y suscita una rebelión frente a todo. El libro tiene dos partes muy diferenciadas: una, que tiene mucho de autobiográfica, y otra que es casi una novela de aventuras, en la que un anciano cuenta a una joven su historia, que nadie conoce. Incluso de podrían leer separadamente esas dos partes; puede preferirse una u otra, y así está pensada. Creo que contiene elementos que pueden conectar con cualquier lector: por un lado, la explosión de dolor, algo que todos han experimentado alguna vez, y por otro, la novela de acción. Compañeros de mis primeras lecturas de infancia fueron Julio Verne, Jack London, Mark Twain, ya sabes... Y eso acaba saliendo.
Futuro próximo
Voy a seguir haciendo reportajes periodísticos en profundidad revela. Son una buena escuela de funcionalidad, depuración de estilo y capacidad de síntesis. Y además, me enamoro de cada personaje sobre el que escribo. Por ejemplo, Ingrid Bergman, Edith Warton... Me han sugerido que reúna todas estas semblanzas biográficas en un libro. Tal vez lo haga; será en función de la marcha de mi novela actual.
Hubo un periodo en el que Marta Rivera de la Cruz practicó, y muy bien, la crónica de modas. ¿Qué queda de aquello? El gusto por las revistas especializadas responde más que por la moda en sí. Pero bueno tengo mis tirones. La primera compra que hice después del Planeta fue un traje de Carolina Herrera, que he llevado en la presentación del libro. Y el primer capricho, unas bailarinas verdes de Bottega Veneta que ví en Roma. Me parecieron muy caras, pero ahora me las voy a regalar.
En cuanto a novelas, descubre: Tengo una idea para otra, pero se me presenta un año complicado con todo esto. Y para escribir necesito concentración... y un lugar donde no haga frío.
¿Y el otro frío, el espiritual? Nunca me he sentido sola; hasta en la muerte de mi madre he estado sostenida, rodeada de afectos. De hecho, esta novela mía es la de la amistad. En la vida se puede llegar a vivir sin amor; no sin amigos.
El día 22 de este mes, Marta Rivera de la Cruz firmará ejemplares de su novela en El Corte Inglés, junto a Álvaro Pombo, ganador del cuantioso galardón.
¿El pez grande se come al chico? ¿Pombo te tragará por entero? Marta contesta riendo: Esperemos que el pez grande no tenga demasiado apetito.
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