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FEDERICO MARTÍNEZ RODA
Jueves, 23 de noviembre 2006, 04:10
Una vez en el Gobierno González Bravo, era elegido alcalde de Valencia José Campo, que contaba con 29 años de edad. ¿Quién era ese joven que llegaba a la Alcaldía? José Campo Pérez había nacido en 1814, año emblemático, pues había supuesto el fin de la guerra contra el francés.
El impulso innovador demostrado en el comercio de azúcar, café y especias se vio ampliamente ratificado en los cuatro años en que José Campo fue alcalde de Valencia y cuyos efectos más visibles fueron el adoquinado de las calles de San Fernando, San Vicente y de las plazas de Santa Catalina y Zaragoza. El 9 de octubre de 1844 se inauguró el alumbrado público por gas y, en 1850, comenzó el servicio de agua potable gracias tanto a la financiación del canónigo Mariano Liñán como a las obras de traída de aguas durante su mandato.
José Campo, en 1860, a los 46 años, se trasladó a vivir a Madrid pero sin dejar su residencia de Valencia en la plaza del Arzobispo. Su huella más visible en la ciudad de Valencia ya la había dejado (calles empedradas, traída de aguas, instalación de gas, ampliación del puerto y construcción del ferrocarril), ahora se consolidaba su proyección nacional con inversiones navieras y en ultramar.
Hombre generoso
José Campo era un hombre generoso: fue protector del Ateneo Mercantil de Valencia, del Ateneo Obrero y de la Escuela de Artesanos; aportó la suma que le pidió la Sociedad Económica de Amigos del País para fundar la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia. Cuando el Hospital Provincial tuvo problemas de liquidez para acabar la plaza de toros, e incluso pensaban sus gestores en contraer deudas. José Campo donó 350.000 pesetas, con lo que pudieron acabar las obras. Además, instaló gratuitamente todas las tuberías y aparatos para que el Hospital Provincial tuviera la mejora de la instalación de gas.
En 1875 se quemaron en el Cabanyal 156 barracas, lo que suponía que todas las familias que las habitaban habían perdido la vivienda. Se abrió una suscripción popular para remediar la desgracia de esta gente, entonces José Campo que ya había contribuido en la suscripción donó ocho casas próximas al lugar del incendio.
Entre otros hechos famosos llegó a ofrecer su fortuna para que el gobierno español la utilizara contra los rebeldes independentistas de Cuba, e incluso ofreció cinco millones de pesetas para una suscripción que debía lograr que el Reino Unido devolviera Gibraltar a España.
Iluminación ferial
Por otra parte colaboró en las fiestas de modo que, en 1871, ordenó traer desde Inglaterra la iluminación para la Feria de Julio. Ahora bien, si a este hombre corpulento con rostro de patillas grandes y muy expresivo le hubieran preguntado cuál de sus iniciativas le satisfacía más, hubiera contestado que el Asilo de Campo.
El marqués de Campo no tuvo hijos, por lo que tal vez era especialmente sensible hacia los niños. La Sociedad Económica de Amigos del País, de Valencia, contaba con una comisión de Párvulos encargada de promover centros docentes para niños. Pero José Campo, en palabras de Almela y Vives: dando como tantas veces más de lo que se le pedía no se limitó a hacer una escuela de párvulos, sino un asilo para párvulos, a los que naturalmente se les daría instrucción y educación, a cargo de las Hermanas de la Caridad.
Para ello se construyó un edificio neogótico, con claustro y capilla en la que el 14 de octubre de 1884 celebró la primera misa el Arzobispo, con asistencia de los Marqueses de Campo, además de las autoridades y representantes de las corporaciones valencianas.
De hecho José Campo, que desde una pequeña tienda en el mercado de Valencia llegó a ser título del Reino con la denominación de Marqués de Campo, fue un triunfador. Condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica, la de Carlos III y la del Mérito Naval, Oficial de la Legión de Honor de Francia, y otras muchas condecoraciones, murió en Madrid el 19 de agosto de 1889. Su cadáver fue trasladado a la ciudad de Valencia en loor de multitud. Fue enterrado solemnemente el 22 de agosto en el asilo de su nombre. En 1909 se erigió un monumento a su memoria, esculpido por Mariano Benlliure, y que actualmente se encuentra en la plaza de Cánovas del Castillo.
Pieza clave
Pero el marqués de Campo no sólo fue pieza clave de la historia valenciana, sino también de la historia española en general. Durante 1874, la causa de la Restauración contaba tanto con financiación, que en Valencia corrió a cargo sobre todo de José Campo, como con apoyo militar, especialmente entre los militares jóvenes.
Tal vez el momento de la Restauración suponga el punto máximo de éxito de José Campo, éxito político y éxito personal que se manifestó en su ennoblecimiento. El agradecimiento del Rey quedó de manifiesto cuando, el 20 de enero de 1875, Alfonso XII le concede el título de Marqués de Campo. Fue el primero de los títulos nobiliarios que concedió, lo que es un hecho verdaderamente significativo.
Tres años después se fundó Lo Rat Penat. Con personajes como José Campo y tantos otros que nadie quiera explicar la historia de Valencia como de una especie de deserción de la burguesía. Ni deserción ni falta de ella, las gentes actúan por su criterio y no en función de un criterio que deberían haber tenido sin que nadie explique bien el porqué. Si bien el que llegó a marqués de Campo no es propiamente un intelectual valencianista, al ser tan pródigo y generoso bien podemos decir que contribuyó a financiar las actividades culturales valencianas. En cualquier caso es un personaje imprescindible para entender la Valencia decimonónica.
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