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MARÍA MÍNGUEZ
Sábado, 9 de diciembre 2006, 03:58
Sagunto puede presumir de ser una de las ciudades de la Comunitat con más historia. Los restos romanos de la localidad tienen un valor incalculable y la han convertido en un municipio conocido y estudiado en toda España. Pero su casco antiguo aparece pintarrajeado por obra y (des)arte de gamberros.
No hay más que pasear por las estrechas calles del centro histórico para poder apreciar la belleza de los edificios, los pórticos, las fachadas y los arcos medievales. Se trata de un recorrido que se encuentra coronado por el castillo y el teatro romanos, con 60.000 visitas cada año.
Algunas vías, como la calle de la Muralla, mantienen una estructura tan antigua que podrían dar al transeúnte la impresión de estar recorriendo épocas pasadas, pero desafortunadamente no es así, debido a las innumerables pintadas que dañan y deterioran cerca del 80% de las calles del centro histórico. Este tipo de vandalismo se ha convertido en el más dañino en materia de mantenimiento y recuperación del patrimonio saguntino.
Mientras algunos ciudadanos de Sagunto se agrupan para conservar de patrimonio, unos pocos se dedican a ensuciar los edificios más valiosos de la localidad, con pintadas que poco tienen que ver con el arte urbano del grafito.
En la plaza Mayor de Sagunto se encuentra el Pórtico del Almudín Medieval, una antigua puerta de madera junto a la que se ha colocado un cartel para remarcar su valor turístico. No obstante, este valor se ve reducido por dos grafitos realizados sobe la misma madera de la estructura. Callejeando hasta la subida del Castillo hay diversos arcos medievales, junto a los cuales se pueden apreciar más pintadas.
También la calle del Castillo ha sufrido daños debido a este tipo de vandalismo. Desde esta vía se puede apreciar la parte superior de la Iglesia de Santa María al pasar por diversas casas centenarias. El conjunto forma una vista artística en la que tampoco faltan las manchas y las pintadas en las paredes.
De todas las calles que recorren el barrio de Penyetes y la subida al Castillo, la más perjudicada es la calle de la Muralla, un avenida estrecha en la que apenas puede apreciarse el color original de la pared debido a cientos de pintadas realizadas unas sobre otras.
La Sociedad Anónima de Gestión (SAG) es la encargada de limpiar este tipo de pintadas. La empresa tiene dos protocolos de actuación diferenciados. Uno de ellos de emergencia y otro de supervisión y vigilancia en relación a la aparición de pintadas y grafitos en calles o mobiliario urbano. El primero se aplica en aquellas pintadas que suponen un insulto directo para alguien.
Firmas y lemas
El segundo se usa con los grafitos que aparecen en distintas calles y que suelen ser firmas o lemas que pueden ser o no políticos. Este es el se que aplica en las pintadas del casco histórico, pero los productos químicos que se tienen que utilizar para limpiar dañan la fachada.
Este factor dificulta su aplicación en los edificios antiguos por el daño irremediable. Los trabajadores de la SAG aseguran que existen determinadas zonas que pueden llegar a limpiarse diez veces en un mismo año.
morvedre@lasprovincias.es
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