‘Levantinos’y ‘atlánticos’ en España

Solo los madrileños nos llaman “Levante”, aunque apenas se dan cuenta de la molestia que suele causar entre los valencianos y murcianos. Lo hacen, al parecer, por el prurito de no decir “Valencia” para referirse a una entidad que, o se corresponde con la actual realidad “valenciana”, o bien formó parte de una vecindad común a lo largo de los siglos.

Quienes escogen esta manera de llamarnos –en toda España, por influencia del centralismo madrileño– desconocen que Valencia no solo era la capital del Reino sino también la forma de identificar a ese Reino en la Historia.

El problema de la denominación “Levante” es que intenta incluir a Murcia en el mismo concepto cuando en realidad diluye tanto la identidad valenciana como la murciana en un magma indeterminado en el que nadie se reconoce. De hecho, en Valencia no se usa esta expresión y, en Murcia, se consideran murcianos o cartageneros, pero no “levantinos”.

Ahora, por fin, la Real Academia de Cultura Valenciana ha pedido a la Española que suprima la expresión “Levante” porque, como explicó el Consell Valencià de Cultura en 1996, “es un nombre importado y sin raíces históricas”.

Así, si lo que se pretende es aglutinar en un mismo nombre dos reinos como Valencia y Murcia, ambos deben ser identificados en el discurso o englobados en otra denominación más ajustada a la verdad como “litoral mediterráneo”, tal y como se hace con las comunidades del norte cuando se habla de “cornisa cantábrica”. A pocos se les ocurriría inventar una expresión que englobara al País Vasco y a Cantabria como si compartir costa les fundiera en la misma entidad. Resulta difícil imaginarse a los vascos aceptando ser llamados “atlánticos” junto a cántabros y asturianos para poder referirse al norte de España. Ese respeto por el vasco, distinto al cántabro o al asturiano, deben recibir el valenciano y el murciano y no ser diluidos en un conjunto que nada dice de ambos. El “Levante”, sea feliz o infeliz, no existe.