Al borde del abismo
CRISTÓBAL AGUADO
Domingo, 24 de diciembre 2006, 04:12
opinión
Ante el balance agrario tan negativo, uno tiene la sensación de estar atrapado en una película en la que los errores pasados se acumulan con los nuevos hasta formar una situación realmente desesperante. Pero lo cierto es que la actual crisis agraria está llegando a sus límites y está llevando a muchas familias valencianas al borde de la quiebra económica. Las pérdidas continuadas y la nula esperanza provocan un abandono continuo de profesionales, lo que se va a traducir en poco tiempo en muchos campos abandonados.
Bruselas ha agotado el modelo agrario de la PAC sin dar soluciones al hundimiento del sector, sobre todo en el caso de los cultivos mediterráneos, que han padecido en primer término el fracaso de las medidas europeas por concentrar la oferta y aportar un equilibrio de precios, para mayor gloria de los abusos de la cadena comercial.
Pero este año termina también con la evidencia del poco peso político que España ha ejercido en las reformas agrarias que la UE prepara sobre una parte fundamental de nuestra agricultura, como las frutas y hortalizas y el vino. No entiendo cómo los responsables del Ministerio de Agricultura pueden decir que todo va bien cuando se reciben bofetadas a diestro y siniestro, y, encima, nos recortan fondos de desarrollo rural.
Son muchos los problemas sin resolver y poca la esperanza que resta a los agricultores, que afrontan estas navidades con los bolsillos y la paciencia al límite. Por este motivo, las organizaciones agrarias queremos empezar a manifestar nuestro malestar contra el ridículo efecto que el pacto de costes mínimos de los operadores comerciales ha tenido sobre los precios de los cítricos en campo, por lo que tenemos previsto un largo calendario de protestas durante las próximas semanas, pero para que tengan efectos es imprescindible la participación activa de todos los citricultores, a no ser que alguno piense que no es necesario o que las cosas le van muy bien y esté más cómodo en su casa o en el bar.
Las grandes conquistas sociales y económicas no se han conseguido desde casa, sino peleando en la calle y a la vista de toda la sociedad. No hacen falta más palabras ni votos de confianza, nadie va a venir a arreglar nuestra situación. Es necesario actuar ya.
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