Las exportaciones, tabla de salvación

El reparto que se ha hecho en España de los fondos que asigna Bruselas para el desarrollo rural, en el período 2007-2013, ha servido nuevamente para acentuar el pesimismo que invade al campo valenciano.

Este dinero es para financiar aspectos tan importantes para los agricultores como las obras de infraestructuras hidráulicas, las inversiones en la industria agroalimentaria y las medidas de índole medioambiental, para el apoyo a la producción integrada, agricultura ecológica, incorporación de jóvenes, modernización de las explotaciones, cultivo en común, Parque Natural de la Albufera y zonas desfavorecidas de montaña, entre otros capítulos.

Conocido el reparto, y sumando la cofinanciación aportada por el Ministerio de Agricultura y la Generalitat, el campo valenciano recibirá casi la mitad de los fondos del período 2000-2006, en que la Comunitat Valenciana tenía la calificación de Objetivo 1. El recorte que hemos sufrido asciende a nada menos que 500 millones de euros, cuando en estos momentos, más que nunca, el campo valenciano necesita recibir un balón de oxígeno por parte de la Administración Central, máxime cuando el ministro de Hacienda, Pedro Solbes, ha anunciado que las cuentas del Estado aportan superávit.

La Generalitat ha anunciado su disponibilidad a aportar su cofinanciación, que supone 250 millones de euros, y ahora confiamos en que el Gobierno central recoja el guante y haga lo mismo. De hecho, dado el superávit anunciado por Solbes, que al cierre de este año superará los 22.000 millones de euros, bien podría atender las necesidades del campo valenciano, máxime cuando el comisario de Asuntos Económicos de la UE, Joaquín Almunia, ha mostrado su preocupación por la deuda exterior española. En este sentido, sabemos que la agricultura es el principal sector exportador español, destacando la elevada aportación de la agricultura valenciana. Así pues, si se contemplara esta opción todos podríamos salir ganando. Es cuestión de jugar con decisión y oportunidad.