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PEDRO CAMPOS
Domingo, 28 de enero 2018, 01:03
Martín Montoya fue el protagonista del Valencia-Real Madrid en Mestalla. Estuvo en todas las salsas del guiso. En la mayoría de ellas con nulo beneficio para su equipo. Porque el lateral cometió dos penaltis y los dos lo fueron. Alemany dijo después del partido que el segundo, el del empujón a Benzema, no debió señalarse, pero fue el único con esa versión. La unanimidad llegó con la primera pena máxima, en la que el valencianista arrolla a Cristiano Ronaldo. Con dos goles en contra las opciones del conjunto blanquinegro de entrar en el partido se complicaban. El árbitro Estrada Fernández señaló ambos penaltis sin mostrar duda alguna, sin consultar a sus auxiliares. Tampoco lo haría en ninguna de las otras acciones el choque, en las que el Valencia pudo salir beneficiado.
La situación más clara llegó en la primera mitad con dos protagonistas ya conocidos: Martín Montoya y Cristiano Ronaldo. Ambos forcejeaban en el interior del área y el portugués soltó el codo en la cara del valencianista. Una agresión que valdría la expulsión del visitante. El árbitro no vio nada, tampoco sus ayudantes. Minutos después, la estrella del Real Madrid volvía a hacer de las suyas. Cayó al suelo en una jugada y Parejo fue a recriminarle que se tirara. ¿Y qué hizo el ganador del Balón de Oro? Soltar la pierna, sin excesiva dureza, pero que sí golpeó en el valencianista, todo ello sin el balón de por medio. Una nueva agresión que ningún juez del choque tuvo a bien señalar. Dos acciones que podrían haber mandado a la ducha al delantero madridista.
Marcelino lo veía todo desde la banda. No se inmutó en el primer penalti. Se sabe vigilado y no quiso demostrar su cabreo. Pero el entrenador es de sangre caliente. En el minuto 34 en una falta a Mina no señalada ya no pudo más y comenzó a protestar al cuarto árbitro, igual que hizo con el segundo penalti. No lo vio claro y tanto él como Zaza hicieron visible su indignación. El colegiado Estrada Fernández ya lo tenía en su punto de mira y en otra queja por una acción contra Santi Mina, otra falta muy clara no señalada, se acercó a la banda para advertir al técnico del Valencia.
El cabreo podía aumentar más. Ocurrió cuando el árbitro no apreció penalti de Casemiro a Parejo. Contacto hubo y así lo indicó Marcelino. Luego llegó el momento de perdonar tarjetas. Primero a Carvajal y después a Casemiro, ambas en la primera mitad. Por cierto, cuando acababan los primeros 45 minutos una acción acabó en córner a favor del Valencia, pero el árbitro miró el reloj y pitó el final sin permitir el saque de esquina, algo habitual en cada encuentro. En la segunda parte sí hubo tarjeta para Carvajal, en el minuto 70. En caso de habérsela mostrado en la primera parte, el lateral hubiera sido expulsado.
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