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El vehículo de Marcelino, volcado tras el accidente. bomberos de logroño
Marcelino se olvida del susto
Fútbol | Valencia CF

Marcelino se olvida del susto

El técnico y su familia descansan en Gijón tras evitar la tragedia en un grave accidente | Un jabalí causó el percance con el coche del entrenador, que viajaba con su mujer y su madre de 81 años, que fue la que se llevó la peor parte

Martes, 26 de diciembre 2017, 00:02

Nunca olvidará Marcelino estas navidades valencianistas. Si en clave profesional la cosa con el equipo funciona de maravilla, en lo personal puede decir aquello de haber vuelto a nacer. Nada mejor que ver el estado en el que quedó el vehículo (BMW de alta gama) que conducía el propio entrenador para percibir la gravedad del accidente que sufrió en la noche del sábado al domingo, después de salir de Valencia en compañía de su madre y su esposa tras el encuentro de Mestalla contra el Villarreal.

El suceso se produjo a las 23.30 horas en la autopista AP-68 (km 124 a su paso por Logroño y en sentido Bilbao), y la causa del mismo fue un jabalí que se cruzó en la carretera y que como consecuencia del impacto murió al instante. El coche quedó prácticamente destrozado, el técnico apenas sufrió daños de consideración (fue dado de alta horas después), su esposa padeció alguna herida leve y la peor parada resultó ser su madre (de 81 años), con lesiones algo más importantes (tuvieron que trasladarla al Hospital San Pedro de Logroño), si bien todos ya están en su domicilio de Gijón. Marcelino tiene previsto estar el día 29 en la ciudad deportiva de Paterna ya que por la tarde se realizará la primera sesión de trabajo tras las vacaciones.

Desde luego, no es el primer caso de estas características que desgraciadamente experimenta el Valencia. El más reciente y trágico fue el suceso que acabó con la vida de Rommel Fernández cuando el delantero militaba en el Albacete (7-5-1993). Tras una comida con la plantilla, Rommel perdió la vida al salirse de la carretera en Tinarejos (Albacete). Tenía 27 años.

Rommel, Albiol, Banega y Walter también sufrieron accidentes, y en el Levante Preciado, Calpe y Chover

Otro caso de similar trascendencia fue el que ocurrió en 1961, cuando el brasileño Walter Marciano murió después de asistir a la celebración del santo de Coll en la Albufera. El exceso de velocidad, una curva y una camioneta resultaron fatales, saliendo Sócrates y Coll vivos casi de milagro.

En 2004, Raúl Albiol perdió el bazo pero salvó la vida. El defensa iba camino de Madrid para certificar su cesión al Getafe, y en Tarancón ocurrió el accidente.

Por lo absurdo hay que recordar el autoatropello de Éver Banega, que en febrero de 2012 se fracturó la tibia y el peroné (seis meses de baja) cuando su propio coche le pisó en una estación de servicio.

En el Levante, por citar dos ejemplos, se vivieron dos situaciones similares. Una la experimentó el ya fallecido Manuel Preciado, que en abril de 2004 chocó a la altura de Cheste cuando regresaba de un entrenamiento en Buñol. Sólo sufrió un esguince cervical y contusiones. Un año después, Ernesto Calpe y Ricardo Chover (miembros de la secretaría técnica levantinista), salieron sin rasguños en una carretera de Córdoba pese a que su vehículo, tras patinar, quedó destrozado.

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