
REDACCIÓN
Domingo, 4 de noviembre 2012, 10:15
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Puesto que la Iglesia Católica sostiene que Dios no descansa nunca, el Obispado se propuso que los fieles pudieran sentirse cerca de él las 24 horas del día, los 365 días del año, y a fe que lo ha conseguido. La provincia cuenta con cinco capillas que están abiertas de forma permanente. Teniendo en cuenta que en todo el país apenas hay una treintena, la Diócesis Orihuela-Alicante es con diferencia la que mayor número de capillas de este tipo alberga. Todo comenzó en el año 2009, con la implantación del primer templo 24 horas en Elche. Más tarde, se le unieron nuevos oratorios de adoración perpetua en Benidorm, Elda, Alicante y, finalmente, en Orihuela en marzo del año pasado.
En España las iglesias con Adoración Eucarística Perpetua, como se llama este fenómeno religioso, se encuentran repartidas en varios puntos de norte a sur, de este a oeste, entre ellos Barcelona, Bilbao, Burgos, Cáceres, Estepona, Madrid, Murcia, Nules, Oviedo, Palencia, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Toledo, Valencia, Vitoria y Zaragoza, amén de las cinco alicantinas.
El Obispado se muestra muy satisfecho con que las cinco vicarías de la Diócesis Orihuela-Alicante cuenten con estos centros de culto ininterrumpido. De hecho consideran que por ahora es más que suficiente, por lo que no está entre sus planes inmediatos promover nuevas aperturas. La implantación de esta modalidad de profesar la fe de forma continuada nace, según apunta una voz autorizada de la institución eclesiástica en la provincia, «del empeño y el tesón del anterior obispo, Rafael Palmero Ramos, quien apostó por que cada vicaría ofreciese el servicio religioso 24 horas».
La experiencia está cuajando gracias a la respuesta de los fieles y a la movilización de los voluntarios, según relatan los responsables de estos particulares templos.
Alicante
Atienden de 20 a 25 fieles al día
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El templo de la capital de la provincia, ubicado en la Plaza de la Muntanyeta, organiza a más de 800 voluntarios comprometidos. Para ello, la estructura organizativa la forman en primera instancia una secretaria general, a quien «le hemos montado un despachito y con un programa informático lo maneja todo», explica el vicario. La estructura también la integran un coordinador general y otros veinticuatro coordinadores de hora. Todo debe estar listo para que en ningún momento la capilla se quede vacía, por lo que los responsables realizan reuniones periódicas.
«Las horas críticas son entre las tres de la madrugada y las cinco, pero no falta gente para orar», narra el párroco de la Nuestra Señora de Gracia, quien no puede ocultar la satisfacción «por los excelentes frutos» que ha dado la instauración del rezo ininterrumpido. Entre treinta y cuarenta feligreses de media llenan la iglesia para gozar del servicio religioso.
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«Yo hablo por la Vicaría de Alicante, y la acogida es excelente. Se ha podido ver la fortaleza de Jesús», cuenta el sacerdote, quien narra cómo el fervor se ha extendido gracias a la capilla. Los voluntarios se encuentran registrados y son los coordinadores quienes se encargan de distribuirlos a los largo de las horas de oración. En el caso de que uno no pueda cubrir su hora, siempre que le sea posible, el voluntario debe mandar un sustituto. «Una señora no podía asistir un día a causa de un viaje», por lo que le pidió a su hijo que la sustituyera», cuenta Soto, «y a partir de ese día se ha convertido en un auténtico incondicional».
Los momentos de mayor afluencia al rezo se entre las siete y las ocho de la tarde, así como entre las 23.30 horas y las 1.00 horas. «Tan solo a la hora de comer es cuando menos gente hay, como es normal». Aún así, en la capilla 24 horas no pasan menos de 20 o 25 fieles al día. Y es que curiosos y turistas también se acercan para hacer uso del servicio religioso, aunque según Soto, «no es lo más frecuente».
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Elche
Mil voluntarios en la capilla pionera
En el año 2009 se inauguró la capilla de Adoración Perpetua de Elche, situada en la calle El Salvador, en un pequeño local donde el Santísimo se encuentra expuesto y los fieles pueden acudir a rezarle cualquier día y a cualquier hora.
Para que el buen funcionamiento de la capilla sea posible, cerca de un millar de personas, que se hacen autodenominan adoradores, se han comprometido a asistir durante por lo menos una hora a la semana al lugar, y de esta forma mantener durante todo el día la capilla organizada y hábil para su uso, según explica el vicario episcopal, Vicente Martínez.
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Asimismo, a lo largo de cada jornada y por regla general, un centenar de personas acuden al lugar, entre ellos personas de mayor edad a lo largo de la mañana y la tarde y gente más joven y hombres durante las horas diurnas, para que el proyecto pueda seguir funcionando. «Pedimos por todo el mundo», destaca una de las responsables del buen funcionamiento de la capilla. Cada turno queda reflejado en un libro. «Por la noches es verdad que somos los adoradores y poco gente más», señala el vicario, aunque no por ello decaen los ánimos ni las ganas de acudir a la cita diaria en el mantenimiento del recinto.
De 9 a 13 horas por la mañana y de 18 a 21 en la tarde-noche, son las franjas en las que más fieles acuden a rezar. «La capilla tiene una capacidad para entre 25 y 30 personas y depende de la hora a la que acudas hay veces que no puedes ni sentarte», señala Martínez.
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Otra de las fieles que acude regularmente a la capilla señala que «por encima de todo, nuestro objetivo es adorar al señor. Estamos adorando, rezando y estamos pidiendo por todo el mundo». La capilla de adoración perpetua ilicitana fue la primera que se abrió en la Comunidad Valenciana y ha servido de precedente para la creación de nuevos centros de adoración en la provincia.
Benidorm
Un crisol de edades y procedencias
Nunca se sabe cuando el alma puede necesitar consuelo o penitencia, aunque sea en una ciudad como Benidorm, sobre el papel, más propensa al desenfreno. En cualquier caso, y para que no falte de nada, la ciudad cuenta desde hace un año con un templo abierto las 24 horas. Y trasiego no le falta.
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Un sencillo recibidor detrás de una puerta de cristal es la antesala que recibe a los visitantes de la Capilla de la Adoración Perpetua. Situada en la céntrica calle Limones, pasa desapercibida detrás de una puerta de cristal en la que está grabado el nombre. La entrada cuenta con una mesa sobre la que no hay más que una biblia y una planta. En la pared cuelga un retrato de la Virgen y al otro lado un panel da información a los fieles.
Tras una puerta de madera decorada con una cruz, una decena de bancos está a disposición de los visitantes para que recen y hagan sus oraciones al Santísimo. Una persona se encarga de que todo esté en su sitio y de que reine el silencio entre los rezos.
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La capilla cuenta en la actualidad con 270 voluntarios, denominados adoradores, que son los encargados de que el templo permanezca abierto las 24 horas del día los siete días de la semana. Por turnos, cada uno tiene distribuidas las horas del año. La puerta está abierta a cualquier feligrés que quiera rezar a la hora que más le convenga. Eso sí, entrada la noche hay que llamar a un timbre para poder acceder a la capilla.
«A medianoche cerramos por cuestiones de seguridad, pero se puede acceder a la hora que se desee; la capilla siempre está abierta», explica Loli Fernández, la coordinadora del oratorio. Los turnos están «todos cubiertos» y cuando alguno queda sin voluntario apenas en unas horas vuelve a estar ocupado.
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Unas horas son más difíciles de llenar que otras, sobre todo las madrugadas y las horas de comer, según Pilar Almodóvar. Esta adoradora reconoce que de noche le da más miedo salir a la calle. Tiene el turno de 11 a 12 los jueves, pero suele acudir todos los días a rezar. Ella se apuntó para ofrecer su ayuda incluso antes de que se inaugurara el templo en junio de 2011.
Como ella, Ana María Villas, una aragonesa que lleva 38 años residiendo en Benidorm, acude casi todos los días a rezar. «Siempre que paso por la puerta entro. Es una maravilla tener un lugar para el culto abierto las 24 horas».
Los adoradores son muy variopintos, según Fernández. Acuden desde jóvenes que están en Confirmación hasta algunos octogenarios, aunque son mayoría la gente entrada en años. Lo cierto es que no faltan voluntarios para cubrir los turnos.
Los feligreses que acuden a hacer sus oraciones son constantes. A mediodía, unas 10 personas rezan distribuidas en los bancos de la capilla bajo un gran silencio. Lucía Vinueza aprovecha cualquier rato fuera del trabajo para acudir a rezar. Para ella es un auténtico «privilegio» poder tener a Dios cerca a cualquier hora, «poder hablarle y rezarle y sentir que te escucha».
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La madre de la feligresa es voluntaria. Acude una hora todos los viernes por la tarde para ayudar a que la capilla pueda estar abierta y atender a los feligreses. «Debería haber más capillas como esta para atender a todos lo que lo necesiten», añade.
El trasiego de gente es diferente según las horas del día. Por la mañana muchas mujeres acuden a rezar con sus carritos de la compra. A mediodía, muchos hombres deciden dedicar un rato a la oración. Los más jóvenes aprovechan las tardes, cuando ya no tienen clase para dedicarle un rato a rezar y en las horas en que los visitantes salen del trabajo, también por las tardes, la afluencia de fieles en la calle Limones es mayor. Sin embargo, la capilla llama poco la atención. Un gran número de gente pasa por delante sin darse cuenta de que allí hay un lugar para el rezo y la paz en cualquier momento del día.
La Capilla de Adoración Perpetua de Benidorm fue inaugurada en junio de 2011 con una misa solemne presidida por el entonces Obispo, Rafael Palmero, en la Iglesia San Jaime. Tras ella, se trasladó la custodia con el Santísimo en procesión hasta el templo en el que se realizó la ceremonia de consagración y entronización. En ese mismo momento los adoradores comenzaron a hacer los turnos para que aquellos que quisieran rezar pudieran hacerlo.
Elda
Un refugio para huir del estrés
Hace menos de un año que lleva abierta la capilla perpetua de Elda, y su éxito de oradores ha sido una sorpresa hasta para su creador, el sacerdote José Abellán. Se trata de un lugar de adoración al Santísimo, de silencio y recogimiento, que está abierto desde las ocho de la mañana a las diez de la noche todos los días de la semana, y las noches completas de los domingos y los lunes.
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La gran afluencia de oradores se debe a que se ha concebido como un lugar de encuentro con Dios y con uno mismo, según Abellán, quien afirma que desde el principio es una capilla pensada para los creyentes, pero también para los no creyentes y para dejar a un lado el estrés del día a día.
«A diario veo que acuden no sólo católicos practicantes, de los que llamamos de misa diaria, sino el bautizado que ha estado más apartado de la Iglesia y que en la capilla perpetua encuentra paz consigo mismo», afirma José Abellán. Incluso afirma que algunos no creyentes suelen visitar esta capilla: «Es un sector minoritario, pero también han venido buscando recogimiento».
El sacerdote de Elda está convencido de que la crisis ha influido en el éxito de visitas de la capilla y su ampliación de horarios. «Con la crisis necesitamos consuelo, rezar y encontrarnos con Dios», recalca.
El perfil predominante entre los asistentes es el de una mujer de mediana edad, pero también entran a diario hombres jóvenes que suelen acudir antes de iniciar su jornada laboral o adolescentes que pasan por esta capilla antes de clase.
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La capilla está abierta a todo el mundo. Sólo tiene que pasar el umbral de la puerta y comprometerse a estar en silencio. Se puede orar y leer, aunque siempre respetando la paz que reina en la sala. El pilar de la organización es el voluntariado. Con un organigrama jerárquico propio de la Iglesia Católica, los comprometidos feligreses se encargan de la vigilancia, la apertura y el cierre, de atender imprevistos y de ofrecer el mejor trato a los oradores. La capilla de adoración está ubicada en el número 1 de la calle San Crispín.
Orihuela
La última incorporación
Orihuela cuenta con capilla 24 horas desde el pasado 19 de marzo y fue, por tanto, la última de la provincia en abrir. El local, cedido y acondicionado por el conocido empresario oriolano Agustín Pérez y su esposa Elodia, se encuentra en un bajo de la calle Valencia, casi en su intersección con Duque de Tamames y justo enfrente de la Glorieta Gabriel Miró.
El vicario episcopal, José Antonio Gea, y el párroco de San Gregorio, José Antonio Moya, explicaron la génesis de una capilla concebida como una sala austera, sin filigranas decorativas, ni ninguna imagen, escultura o cuadro que pueda distraer la atención de quienes penetran por la puerta principal. «Aquí se vendrá a rezar, a pedir por los demás y a acercarse a Dios». Sin más aditamentos.
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