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Viernes, 16 de noviembre 2012, 12:10
Estudiantes del Colegio Mayor Albalat recogen cientos de litros de leche para que el Colegio Santiago Apóstol del Cabañal pueda seguir prestando el servicio de desayuno en su comedor a los niños.
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Tal como recuerdan desde este centro, los retrasos en el cobro, en ocasiones llevan al límite a muchos colegios, que no pueden atender los gastos generales mínimos y se ven obligados a recortar sus servicios.
En esta situación se encuentra el claustro y la directora del Colegio Santiago Apóstol del Cabañal, colegio con un alto índice de estudiantes inmigrantes, entornos familiares conflictivos, o escasos recursos económicos.
Desde hace años procuramos ofrecer a nuestros alumnos todo tipo de servicios, entre los que se encuentra el refuerzo escolar para los alumnos que llegan al instituto, el comedor totalmente gratuito, el programa de duchas y de desayunos, explica la directora.
La idea es trabajar con las familias para dar a los niños las mejores condiciones de educación, higiene y alimentación, pensando siempre en las mas altas expectativas para todos nuestros alumnos y en esta tarea colaboramos en la medida de nuestras posibilidades, ayudando a algunas familias, allí donde ellas no pueden llegar. Entre estas ayudas, se encuentra un desayuno sencillo consistente en un vaso de leche y unas galletas y cereales para los niños. Algunos es lo primero que toman esa mañana, comenta otra profesora.
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Con la crisis, que está afectando más especialmente a quienes carecen de todo, el vaso de leche que todos los niños tomaban al llegar al Colegio se veía seriamente amenazado. Aunque el gasto de comprar leche y galletas para un centenar de niños no es muy alto, por algún sitio había que empezar a recortar, explican desde el centro.
Hace unas semanas universitarios del Colegio Mayor Albalat que venían haciendo voluntariado en el Santiago Apóstol, se enteraron de esa preocupación, y decidieron organizar una recogida de leche en la puerta de algunos supermercados. Dicho y hecho. En dos días, recogimos más de 500 litros de leche y 400 paquetes de galletas, cuenta Julio, uno de los voluntarios.
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En una semana la leche ya estaba en el Colegio de El Cabañal, y el desayuno de los próximos dos meses asegurado. Sabemos que esta ayuda es pequeña, pero bueno, por lo menos hemos logrado tres cosas: no quedarnos parados, facilitar que muchos valencianos colaboren en esta causa, y ayudar un poco a tapar un agujero en el Colegio Santiago Apóstol, concluye Julio.
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