J. Segura
Alcoy
Martes, 1 de junio 2021, 23:21
La Xylella fastidiosa sigue ocasionando problemas cuatro años después del primer brote. Los propietarios de los almendros que se han visto afectados en la comarca del Comtat denuncian que el protocolo de erradicación llevado a cabo por la Generalitat Valenciana no se está aplicando correctamente, lo que puede ocasionar que más árboles se infecten.
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Los agricultores ya no saben cómo resistirse a una tala que califican de excesiva. No obstante, mientras observan impotentes cómo arrancan el trabajo de tantos años, se dan cuenta de que el protocolo de erradicación sufre algunas alteraciones en la práctica. Jaume Bernabéu es un vecino de Balones que afirma que «la maquinaria no se desinfecta» cuando pasan de una parcela a otra, lo que puede provocar que los mismos operarios propaguen la bacteria. Bernabéu añade que un caso similar sucede con la indumentaria, dado que ha habido casos donde tampoco llevaban el traje reglamentario.
Actualmente, por cada árbol infectado se talan todos aquellos que se encuentran en un radio de 50 metros. Según los afectados, esta medida viene dictada por la Unión Europea, pese a que ya ha sufrido algunas variaciones desde que en un principio se arrancaran todos aquellos almendros que se encontraban en una área de 100 metros del positivo detectado.
No obstante, el presidente de la Asocicación de Afectados por la Xylella, Francisco Molinés, afirma que «solamente el 5% de los árboles arrancados estaban realmente infectados», y añade que la Generalitat ha ofrecido «indemnizaciones irrisorias», dado que se ha pagado entre 13 y 28 euros el almendro, «según la edad del árbol que ellos determinan».
Para Molinés la única esperanza que queda ahora mismo se encuentra en un producto que está desarrollando la Universidad de Alicante, aunque aún tardará entre dos y tres años en finalizar su desarrollo.
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Los agricultores ya han desistido y se rinden ante las prácticas que se están llevando a cabo en sus terrenos. Julia Cardona es una de las propietarias a las que le eliminaron una parcela completa de almendros con solamente 10 años de edad, momento en el cual los árboles empiezan a producir el fruto, afirma Cardona. Fue su marido quien trabajaba el campo y ahora fallecido, Julia asegura que ella «no va a replantarlos», especialmente por su avanzada edad.
Esta problemática se extiende a la mayoría de los casos de la comarca y aseguran, derivará en la pérdida de la principal fuente de ingresos de la zona. Mientras tanto, estos trabajadores solamente piden un plan de contención y parar la tala de árboles sanos hasta encontrar una alternativa contra la Xylella.
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