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J. Segura
Alcoy
Miércoles, 26 de mayo 2021, 00:04
La ciudad de los puentes posee desde hace nueve años un viaducto que no lleva a ninguna parte. El motivo es que esta vía que facilitaba las comunicaciones al polígono industrial Santiago Payá se cerró al tráfico rodado por los desprendimientos de la ladera sobre la que está la base del puente. Ahora Compromís pide que se derribe pese a que hay informes técnicos que lo desaconsejan.
Fue en el año 2012 cuando un episodio de fuertes tormentas obligó a cortar el puente del polígono Santiago Payá para estudiar su estado ya que el viaducto había colapsado, según comenta el alcalde de Alcoy, Toni Francés.
Además de llevar a cabo unas obras de emergencia, el consistorio solicitó un informe geotécnico. Tras un análisis de la estructura, el examen determinó que más allá de salvar el desnivel del terreno y facilitar las comunicaciones con las factorías del polígono, el acceso principal tenía una función de gran complejidad. Los cimientos de 30 metros de profundidad permitían evitar los desprendimientos de tierra debido al desplazamiento de la ladera, motivo por el que el puente sigue en pie desde hace nueve años. Aunque actualmente está en estado de abandono y está pasando factura a la base de la estructura, según denuncia Compromís, que insiste en hacer desaparecer el puente. Decisión que descarta el alcalde porque la infraestructura sirve para frenar el deterioro de la ladera.
Francés apunta que la primera vez que el puente colapsó fue en la primera década de los 2000 y obligó a paralizar el tráfico. Pero, desde que se cerrara el viaducto hace nueve años, el acceso a las fábricas dependía del Camí de la Murtera, una vía secundaria que dificulta el paso de camiones por la estrechez del camino en algunos puntos, además de alargar el recorrido hasta llegar a la autovía.
La Cámara de Comercio de Alcoy hizo una encuesta a los empresarios y determinó que el puente había afectado a unas 40 empresas del polígono y a unos 600 trabajadores.
El consistorio trabajaba en construir un carril provisional en la ladera junto al puente que más tarde se convirtió en dos, consolidándose hasta hoy como un acceso que «no es provisional, es el definitivo«, afirma Francés.
Sin embargo, los dos carriles por los que circula el tráfico del polígono tienen un precio de 2.500 euros mensuales, aproximadamente, según Compromís.
El precio por el alquiler está en uno de los carriles hecho en un terreno que no es municipal por el que el consistorio está negociando su compra. No obstante, esos metros cuadrados ahora asfaltados presentan un handícap en su compra: están en concurso de acreedores.
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