Nunca llueve a gusto de todos, pero el problemas en la provincia de Alicante es que casi nunca llueve. Los registros sitúan a muchas comarcas al borde de una situación de sequía extrema porque las precipitaciones en otoño e invierno han sido prácticamente nulas. A diferencia de otras épocas, en las que incluso el abastecimiento urbano estaba en peligro, especialmente en los meses de verano, ahora ese problema se ha resuelto en las ciudades. La depuración, la desalinización y los recursos del Trasvase Tajo-Segura garantizan que el agua no dejará de fluir cuando abramos nuestros grifos para hacer un uso responsable de ella. Sin embargo, en el campo la situación es bien distinta, especialmente en aquellas zonas que se dedican sobre todo a cultivos que no han necesitado trasvases porque se regaban con agua del cielo.

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Es curioso, pero en una comarca que habitualmente ha tenido problemas para regar, como la Vega Baja, tiene garantizados los recursos necesarios gracias a esa infraestructura fundamental como es el Trasvase del Tajo. Otras comarcas, especialmente las del Vinalopó, l'Alacantí y l'Alcoià, se enfrentan a una situación crítica por la falta de lluvias y por el retraso del Trasvase Júcar-Vinalopó.

Poco se puede hacer ante un año hidrológico muy seco como el que acaba de concluir, con zonas en las que apenas ha llovido en seis meses y medio, pero sí se puede y se debe hacer mucho con la canalización que conecta los cauces del Júcar y del Vinalopó. La infraestructura está prácticamente acabada y hay que ponerla en marcha de manera inmediata. En primer lugar, para salvar miles de hectáreas dedicadas a cultivos tan emblemáticos de la provincia como la almendra y la uva. En segundo lugar, porque España podría tener que devolver cientos de millones de euros a la UE por las ayudas que los fondos europeos aportaron para construir el Trasvase Júcar-Vinalopó.

El ministro Arias Cañete ha sido capaz de escuchar a todas las partes y articular un principio de acuerdo para que el agua llegue de Valencia a Alicante, pero su marcha al Parlamento Europeo crea muchas incertidumbres, especialmente a la espera del perfil de su sustituto en el Gobierno español y también a la espera de las funciones que asuma el ministro saliente en Europa. Si Arias Cañete se convierte en comisario europeo, la solución del problema se puede acelerar. En caso contrario, el proceso de puede ralentizar.

La agricultura alicantina, especialmente aquella que ahora está amenazada por la sequía, no puede esperar, necesita que se pongan en marcha las soluciones adoptadas. El problema está casi resuelto, pero hace falta un último empuje político para que los cultivos de secano no se conviertan en suelo yermo.

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