Eneas G. Ferri
Viernes, 30 de mayo 2014, 09:07
Si las películas de viajes que se presentaron ayer en el Festival de Cine de Alicante se tuvieran que convertir en jugosas y deliciosas carnes entre las que elegir se produciría la habitual dicotomía de elegir entre un buen chuletón o un exquisito solomillo. A la brasa o a la piedra, en su punto, bien hechas o vuelta y vuelta, a los que gustan de hincar el colmillo en ternescas piezas les da igual una que otra, aunque por días o situaciones, la balanza se decante.
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Algo así se produce al tratar las películas 'La despedida' y 'El Rayo' de manera conjunta, una vez vistas en el marco del festival. Son dos 'road movie', cierto, pero sólo se parecen en que los protagonistas viajan y en que el presupuesto para rodaje era limitado, porque en el resto, sólo algún mensaje social se presenta en común. Pero lo mejor de todo es que, elijan solomillo o chuletón, la carne es de primera calidad.
'El Rayo' es la más social de las dos. Hassan (Hassan Benoudra) quiere volver a Marruecos en su tractor, bautizado como el metraje, para con él trabajar la tierra y ser alguien en el regreso, tras trabajar en España durante años y ver que la crisis hace imposible seguir haciéndolo. Ya desde la primera escena, donde justifica sus intenciones, suelta un par de perlas dignas de un filósofo contemporáneo cuya capacidad analítica desearían muchos alumnos de sociología.
Desde ahí, la perspicacia y las soluciones creativas y distintas ante problemas que ofrece la cuestión dan un halo sentimental y social a la historia que da un completo contenido al metraje. Todo, además, desde un personaje amable, bueno, cordial y simpático que arranca la sonrisa del espectador incluso cuando miente con el fin de seguir el recorrido. Las conversaciones con los oriundos que encuentra en el camino, desde su castellano con acento árabe, pausadas como la el tono de toda la cinta, dejan el gusto tierno del solomillo del que hablábamos.
Con medios limitados, Ernesto de Nova y Fran Araújo consiguen un metraje que es como viajar junto a Hassan, escuchar sus palabras y compartir sentimientos. Viajar está caro y si desde el sofá, el cine consigue hacerlo, cumple su cometido con buena nota.
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Y 'La despedida' es el chuletón de Ávila, que no cabe en un plato grande y que se acompaña de guarnición en abundancia. Es una comedia donde los actores son los protagonistas, contanto también la voz en off del fallecido que habla al espectador desde la urna o desde el cielo, si existe.
De principio a fin combina las escenas de comedia, la mayoría, con los momentos donde la nostalgia del amigo arrebatado por el cáncer, la exaltación de la amistad sincera (alguna con alcohol de por medio) y el amor dan el sentimentalismo del fondo de la historia. Además, introduce textos de crítica directa a la corrupción política y la situación laboral españolas.
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Ante el cartel y la sinopsis, que Manu (Diego París), Alex (Bart Santana) y Toni (Joaquín Abad) viajen por París, el lago de Annecy y Roma para esparcir los restos de José, puede recordar a muchas cintas, cualquiera de esa americanas que empiezan por 'Viaje de' y acaban aburriendo tras dos carcajadas. Sin embargo, la firma de Álvaro Díaz y el trabajo de los actores sobre un cuidado guión aportan un punto distinto que resulta realmente gracioso. También dependerá del humor de cada uno, como el que quiere pescado, pero sin duda es un buen trabajo de contenido y forma el presentado por Díaz.
Dos buenas cintas, una comedia y una en tono documental, que dejan muy buen sabor de boca. Probablemente, el menú de la Tesela de Oro lleve carne.
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