B. S./D. S.
Viernes, 18 de julio 2014, 01:12
La corrupción. Otro de los mantras que pronuncian ya, casi a diario, los dirigentes empresariales de la provincia tampoco fue ajeno a la gran cita empresarial de anoche. No se pasó por alto hace un año, cuando ya se conocían algunas de las escuchas policiales del 'caso Brugal', ni menos ayer, tras la difusión de otras muchas intervenciones telefónicas a políticos y empresarios, entre ellos el mayor contratista del Ayuntamiento de Alicante, Enrique Ortiz.
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La palabra 'Brugal', como es lógico, tampoco salió de la boca del presidente de la Cámara, entre cuyos invitados se hallaban dos de los imputados en este asunto, la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y el presidente del Puerto, Joaquín Ripoll. Fue mucho más diplomático. E incluso hizo un trabajo de aliño a la alcaldesa alicantina, en sus momentos de menor popularidad. «Agradezco a la alcaldesa su apoyo en el acuerdo sobre el Palas y para compartir con la Policía Local el centro de formación».
Para Garrigós, los últimos datos del CIS son muy reveladores, al poner de manifiesto que se reduce el porcentaje de preocupación ciudadana con el paro y la crisis, pero se incrementa con la corrupción. «Nosotros, los empresarios, estamos intentando hacer nuestro trabajo para generar empleo y riqueza, o otro no está en nuestras manos», exclamó el dirigente cameral, antes de sentenciar que «las medidas de regeneración democrática son más que urgentes, indispensables, para que la sociedad vuelva a creer en los representantes públicos, pero habrá que hacer algo más, sobre todo para recuperar la imagen que siempre hemos tenido de pueblo honrado». Y sentenció el turronero: «Nuestra reputación también afecta a nuestra economía».
Garrigós no se olvidó de la próxima cita electoral, en nueve meses. «Estamos en año electoral y los empresarios lo único que pedimos al próximo Consell es confianza, estabilidad y seguridad jurídica». Ni mentó al tripartito ni menos al cuatripartito, mensaje que fue muy socorrido por el PP y por Fabra en las últimas europeas.
El jefe del Consell hizo mutis por el foro sobre corrupción política y/o empresarial. Justo un día después de que la patronal Cepyme y su presidente Cristóbal Navarro, con quien se saludó cortesmente, exigiera a Fabra que aplique la línea roja sin medias tintas para evitar «mafias» en las contrataciones públicas, el titular de la Generalitat ni recogió el guante de Garrigós, ni tampoco el de Cristóbal Navarro.
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En la recepción en el Palacio de Altamira, las alcaldesas de Alicante, Sonia Castedo, y Elche, la anfitriona Mecedes Alonso, se saludaron y tuvieron confidencias al oído. Poco después de llegar, Fabra buscó a Castedo y fue a saludarla, al igual que a Luisa Pastor, con quien estaba. Sin embargo, estuvo mucho más escorada en la primera fila. Hasta tal extremo que mientras Alonso era arropada por Fabra, Castedo ocupó la última silla de uno de los extremos. Siempre estuvo en segundo plano. A la cita no acudieron los dirigentes de los partidos de la oposición, salvo algún edil, ni los líderes sindicales.
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