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Una camarera de uno de los bares del paseo de la Playa del Postiguet realiza un servicio a una mesa con turistas extranjeros.

La provincia recupera a 11.000 familias en las que todos sus miembros tienen empleo

Los hogares en los que nadie trabaja se reducen en casi 10.000 por el turismo de Semana Santa, el preámbulo del verano y la remontada del sector industrial

Bernat Sirvent

Sábado, 26 de julio 2014, 00:26

Una lectura pormenorizada de la última Encuesta de Población Activa (EPA) divulgada hace dos días por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que el mercado laboral de la provincia está cambiando a positivo y a una velocidad superior a la prevista por la Administración y los agentes sociales. En Alicante hay 747.900 viviendas familiares, de las que casi la mitad (el 45%) tienen a todos sus miembros activos (en edad y ganas de buscar empleo) ocupados en estos momentos. La cifra, además, se ha incrementado en 11.000 en el último trimestre gracias a la reactivación del empleo que se ha producido de la mano del sector turístico (minivacaciones de Semana Santa y prolegómenos de la campaña veraniega de hoteles y restaurantes) y, en menor medida, de la industria, sobre todo la agroalimentaria.

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Pero es que en el lado de la balanza de los hogares en los que nadie trabaja, la estadística también evolucionó positivamente entre abril y junio. Tanto que hay 9.600 familias menos con todos los activos parados que en el primer trimestre del año, aunque haya 7.000 más que hace un año y, en total, la cifra se dispare a 78.600 hogares cuyos miembros buscan trabajo de manera activa y no logran forma de hallarlo.

Los datos de la última EPA son especialmente reveladores si se establecen comparaciones con los del primer trimestre y con de las vecinas provincias de Valencia y Castellón. Así, mientras de abril a junio hay 9.600 familias menos con todos sus miembros parados, la cifra repuntó en 12.500 entre enero y marzo. Este indicador no solo no desciende en Castellón sino que suma 1.100 familias más con todos los miembros en el paro y en Valencia (donde hay 300.000 viviendas familiares más en su conjunto que en Alicante) la cifra de hogares en los que nadie trabaja apenas sí se reduce en 1.200.

Sin perceptores de ingresos

Además, también se reduce el número de viviendas sin perceptores de ingresos, que pasa a 50.100 tras disminuir la cifra en 3.400 en el último trimestre. Otro dato positivo es que los hogares con al menos la mitad de los activos parados se reduce en 21.500, aunque aún quedan en la provincia 157.900 familias en estas circunstancias, muy alejadas de los tiempos del pleno empleo de la burbuja inmobiliaria de hasta que pinchó en el año 2008.

Otra variable que cambia la tendencia del mercado laboral alicantino en el último trimestre es la relativa al sexo y edad de los parados. Los más beneficiados por la bajada del paro dentro de todos los grupos estudiados son las mujeres. Hay 10.100 paradas menos, frente a solo 1.900 hombres. Dentro del grupo femenino, las mujeres alicantinas de 16 a 24 años (es decir las más jóvenes) son las más beneficiadas por el empleo, con 4.700 menos. De 25 a 44 hay 3.100 menos y de 45 o más años 2.400 menos. Sin embargo, entre los hombres de más de 45 años crece el desempleo, con 3.000 parados más que en marzo. El paro juvenil masculino también se reduce la mitad que el femenino, 2.500 frente a 4.700 en el trimestre analizado.

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Precisamente sobre el empleo joven se refiere el secretario general de UGT en Alacantí-Les Marines, Óscar Llopis, para quien el plan de empleo juvenil anunciado por el Gobierno de Mariano Rajoy «debe plasmarse en compromisos concretos de contratación, que no supongan trasvases de un contrato a otro porque tienen bonificación», explica Llopis Barragán.

En opinión del dirigente ugetista, las 9.600 familias que han dejado de tener a todos sus miembros parados entre abril y junio lo han hecho porque sus miembros más jóvenes han encontrado un empleo temporal, de campaña turística propiamente dicha, para salir adelante durante un tiempo corto de tiempo y con salarios bajos y exceso de horas, en muchos casos. Por ello, Llopis analiza la EPA con cautela y sin lanzar las campanas al vuelo.

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