La almendra está casi perdida y la uva adolecerá de calidad

Los daños que se aprecian en los cultivos leñosos son «notables» y se arrastrarán para las próximas cosechas, advierten desde Asaja

R. B.

Domingo, 27 de julio 2014, 00:34

El 2014 será un año que los agricultores no olvidarán. Desde enero, apenas ha caído una gota, y cuando ha llegado agua del cielo ha sido para destrozarlo todo. Los campos alicantinos están al límite de su resistencia y los daños no se quedarán solo en esta cosecha, sino que continuarán manifestándose en varias más. Tal es la ruina que ha provocado la sequía, 'la pedreguera sorda' como la llaman en el Alto Vinalopó porque «no se oye como la piedra, pero hace tanto o más daño».

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  • hectáreas se han perdido y seis mil empresarios agrícolas están seriamente afectados.

  • de la cosecha de almendra se ha perdido; el 60% de olivar y un 70% de cereal. La uva presentará daños en cantidad y calidad.

En número, la organización agraria Asaja-Jóvenes Agricultores estima que la incidencia de la sequía ha afectado desde mayo a más de 40.000 hectáreas y se estima que hay más de 6.000 empresarios agrícolas seriamente afectados. Los daños desde entonces han ido en aumento. Uno de los cultivos más afectados es el del almendro (junto al cereal), con especial incidencia en la comarca meridional, donde se han perdido 2.200 hectáreas, con 250.000 árboles que podrucían 1.350 toneladas de almendra. Se cuantifican pérdidas en esta zona en torno al 90% de la cosecha, lo que repercutirá claramente en la producción del turrón de Xixona y Alicante y elevará sus precios. Pero lo peor de todo ha sido que se han muerto el 60% de los árboles plantadas y eso costará años para que se recuperen.

En el Medio y Alto Vinalopó ha sido donde más ha azotado la sequía, pero no en el único. En el resto de la provincia, se han secado 17.000 hectáreas, con una estimado de pérdidas en torno al 40%.

La situación es agónica y muy grave, revela la organización agraria, «porque conjuntamente de todo lo anterior, también se aprecian daños en madera notables y que se arrastrarán para las próximas cosechas».

Respecto al cereal, pese a los cuidados de los agricultores para obtener sus cosechas, ha tenido un escaso o nulo desarrollo del cultivo, con mermas del 70% en las comarcas del Vinalopó, que se han amortiguado en la Montaña de Alicante, aunque se ha perdido la mitad de la recolección prevista en un año normal.

Por su parte, los efectos de la sequía en el olivar se pueden concretar en una brotación poco vigorosa y una caída fisiológica de inflorescencias y escaso cuajado del fruto, con un 60% de pérdida en la cosecha y 23.000 hectáreas resecas.

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Mientras tanto, los efectos de la sequía sobre la uva de vinificación se pueden concretar en una escasas y desigual brotación, una reducción significativa del número de racimos por cepa y una deficiente floración y cuajado. Es decir, daños en cantidad y calidad que no se podrán recuperar ya.

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