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El grupo completo de Adifia en uno de los tramos del Camino de Santiago :: r.a.
El Camino de Santiago en silla de ruedas

El Camino de Santiago en silla de ruedas

Los miembros de Adifia cubren más de 100 kilómetros del trayecto portugués mientras que los de Aebha hacen 67 del itinerario francés. Quince discapacitados físicos y cinco afectados de espina bífida de la provincia recorren dos tramos de la ruta

PAULA HERNÁNDEZ / EFE

Lunes, 1 de septiembre 2014, 01:54

Miembros de la Asociación de Personas con Discapacidad Física de Alicante (Adifia) se han enfrentado este verano al Camino de Santiago. El grupo estuvo compuesto por 15 personas, de las cuales cinco iban en silla de ruedas eléctrica, una en otra manual y otra en scooter. El resto lo componían voluntarios y familiares que decidieron unirse a la excursión.

No han sido los únicos discapacitados de la provincia que han recorrido parte esta ruta, ya que otros cinco alicantinos, cuatro hombres y una mujer, con espina bífida, han superado 67 kilómetros de esta senda con un solo objetivo en mente: demostrar que nada es imposible.

«Ha sido una experiencia muy bonita, emocionante y dura a la vez». Así describe el viaje el presidente de Adifia, José Manuel Mateu Grau. En el caso de este grupo de discapacitados eligieron el denominado camino portugués, que recorre más de 100 kilómetros desde Tui hasta Santiago.

Dividieron el trayecto en siete etapas, y llegaron a realizar hasta 20 en un mismo día. « Se trata de la ruta más accesible que hay, ya que la mayor parte de los tramos están asfaltados, mientras que en los demás casi todo son caminos de tierra», explica Mateu.

La idea se puso en marcha hace más de un año cuando el presidente le propuso a los miembros de Adifia realizar la famosa ruta de peregrinaje. A pesar de la buena acogida que tuvo el proyecto, fue imposible de llevar a cabo en ese momento por la falta de recursos.

Entonces el presidente decidió ponerse en contacto con la Asociación de Ocio y Turismo Accesible (Aoitai), especializada en la promoción y organización de actividades de ocio, deportes y estancias turísticas para personas con diversidad funcional. Además, buscó un guía especializado en las rutas más accesibles del camino, Luis Freixo: «Nos fijamos en su página web, ya que demuestra que conoce bien la zona y es uno de los pocos que sabe y recomienda cuáles son los tramos más adaptados», explicó.

Finalmente, una vez reunido el equipo y los medios se fijaron las fechas para realizar el esperado viaje, del 25 de julio al 3 de agosto. Es la primera vez que un grupo de gente en silla de ruedas realiza el camino. «Yo sé de personas que han ido por su cuenta, pero nunca en grupo», asegura el presidente de la asociación.

Por este motivo llamaban la atención por donde pasaban, cuenta Mateu: «Los coches nos pitaban cuando nos veían y nos gritaban palabras de ánimo. Todos los habitantes de los pueblos por los que pasábamos nos ofrecían ayuda y nos daban agua, pan y dulces, además de facilitarnos toda la información y direcciones que les preguntábamos», recuerda.

Durante los siete días de viaje los peregrinos vivieron todo tipo de anécdotas. Cuando pasaron por Padrón se encontraron una carretera con una gran afluencia de coches por la que no podían pasar. «Llamamos a la policía y la reacción fue inmediata. Vinieron y cortaron el tráfico para que pudiéramos cruzar sin problema», recuerda uno de los peregrinos.

Sin embargo, a pesar de la colaboración y el apoyo que recibieron por parte de los ciudadanos y el resto de peregrinos, también se encontraron con muchas adversidades que les dificultaron el camino en varias ocasiones. Uno de los chicos en silla de ruedas tropezó con una piedra en el camino y cayó al suelo. Al final quedó en un susto, ya que contaban un gran equipo unido que al momento reaccionó y encontraron la fuerza para levantarlo entre todos y sentarlo en la silla otra vez.

Cinco de los miembros del grupo realizaron el camino en sillas de ruedas eléctricas con batería. Aunque las preparaban cada noche en el hotel, a veces se descargaban durante las largas rutas diarias. El problema era cuando no encontraban ninguna facilidad ni los medios para poder recargarlas rápidamente. La asociación piensa que es una injusticia y que «es necesario reivindicar el derecho de las personas con discapacidad física a realizar el camino sin ningún tipo de barrera».

Después de todo, Mateu asegura que lo más importante fue la unión y el espíritu de colaboración entre los miembros del grupo, que hizo que afrontaran con éxito todos los inconvenientes.

Ahora su propósito es dar a conocer esta hazaña, reclamando una mayor accesibilidad en el camino. Además, no sólo pretenden repetir el próximo verano, sino incluso alargar el trayecto saliendo desde Oporto, lo que sumaría unos 100 kilómetros más a la ruta que han realizado con éxito este año.

Acompañados

Por su parte, los cinco alicantinos afectados de espina bífida viajaron en sillas de ruedas durante los 67 kilómetros de su trayecto acompañados de doce familiares y voluntarios de la Asociación de Espina Bífida e Hidrocefalia de Alicante (Aebha), entre ellas su portavoz y auxiliar administrativa, Rosa Díaz.

Su andadura arrancó el pasado día 18 desde Palas de Rei y terminó el 24 en Santiago de Compostela, tras cinco etapas de entre 18 y 14 kilómetros por día. «Hacíamos cinco kilómetros en dos horas, de media. El descanso era muy importante», indica Díaz en declaraciones a Efe.

El objetivo era claro: «promover una experiencia donde las personas con discapacidad pudieran poner en práctica todo su potencial; quedarse con la idea de que lo impensable es posible», agrega en una nota de prensa. Como en toda aventura, siempre debe haber un promotor de la idea. Y, en este caso, fue el presidente de Aebha, Miguel Ángel Consuegra, quien, tras recorrer el camino por su cuenta, decidió que era una experiencia que sus compañeros tenían que vivir.

Díaz asegura que animarán a más gente a vivir esta experiencia el próximo año, aunque, seguramente, las mismas personas opten por no repetirla. «Ha sido duro», recalca.

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