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Ricardo Fernández
Sábado, 6 de septiembre 2014, 01:24
Teniendo en cuenta el 'caladero' en el que el viejo barco había estado pescando, resultaba lógico pensar que lo que transportaba en su vientre eran fardos de hachís. Los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que -con el impagable auxilio de sus colegas de Vigilancia Aduanera y sus medios aéreos- seguían a distancia las tribulaciones del 'Mungo', iban sobre seguro. Estaban convencidos de que el mercante, una especie de 'zombi' flotante de 59 metros de eslora y 9 de manga, llevaba las tripas preñadas de resina del 'cannabis'.
Le habían puesto la vista encima el pasado agosto, cuando agentes del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Cartagena y de la Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado (UDYCO) Central detectaron la adquisición del barco por parte de miembros de una organización internacional de narcotraficantes. Todo en los días siguientes iba apuntando a que la banda estaba preparando la introducción en Europa de algún cargamento de droga: el mercante había sido adquirido en Rotterdam (Holanda) por una sociedad instrumental, le habían asignado una bandera provisional de Zanzíbar (Tanzania) y habían izado un pabellón de ese país africano, lo habían pintado para otorgarle una apariencia más respetable de la que ofrecía, habían contratado a cuatro turcos por toda tripulación y se habían echado a la mar anunciando que se dirigían hacia Turquía. Con ayuda de los aduaneros franceses, primero, y más tarde ya con los aviones y helicópteros de Vigilancia Aduanera -dependiente de la Agencia Tributaria-, la ruta del 'Mungo' les condujo hasta una zona del Atlántico, próxima a Marruecos, en la que es habitual que se acometan transbordos de grandes cantidades de hachís entre barcos. Cuando, un tiempo después, el mercante atravesó el Estrecho y puso rumbo hacia el Levante español, sin más carga de la que clandestinamente pudiera haber izado a bordo la tripulación frente a las costas marroquíes, los investigadores se convencieron de que el alijo -muy probablemente, hachís- se encontraba a bordo y que había llegado el momento de pasar a la acción.
El abordaje se llevó a cabo el pasado martes en aguas internacionales. El buque navegaba por el Mar de Alborán, a unas trece millas al norte de la isla que le da nombre a ese área marítima situada entre Andalucía y Argelia, cuando agentes de Aduanas y de la UDYCO Central se le echaron encima a lomos de dos patrulleras. Los cuatro tripulantes fueron inmediatamente reducidos y arrestados, pero una rápida inspección ocular no permitió en ese instante atisbar droga alguna en el carguero, de tal manera que se decidió su traslado al Puerto de Escombreras (Cartagena) para revisarlo de manera más minuciosa.
Del nerviosismo a la alegría
Policías y aduaneros pasaron unas cuantas y tensas horas buscando lo que pensaban que iban a ser abultados fardos de hachís, sin que nada apareciera, y algunos estaban ya sudando tinta cuando se halló el escondite. La droga viajaba oculta en el hueco del ancla, debajo de muchos metros de gruesa y pesada cadena, lo que la hacía casi indetectable.
El nerviosismo dio paso al alivio y, casi inmediatamente, a la alegría desbordada cuando comprobaron que el alijo no estaba compuesto por hachís, como habían pensado, sino por una decena de bultos de 50 kilos de cocaína. Algo que convertía la operación en un servicio especialmente relevante, no solo desde un punto de vista cuantitativo -media tonelada de cocaína, cuyo valor podría alcanzar en el mercado negro los 14 millones de euros-, sino también cualitativo. Y es que el 'Mungo' ha permitido constatar, ya sin género de dudas, las sospechas policiales de que las organizaciones del narcotráfico estaban utilizando la 'ruta africana del hachís' para introducir grandes cantidades de cocaína.
La circunstancia de que la droga estuviera húmeda, unido al hecho de que cada fardo fuera pertrechado de un chaleco salvavidas y cinta reflectante, lo que permitía localizarlos en la oscuridad, lleva a pensar que el alijo había sido fondeado en el mar por un barco, probablemente procedente de las costas marroquíes, y más tarde izado a bordo por la tripulación del 'Mungo'.
La media tonelada de cocaína es uno de los mayores alijos de esta droga intervenidos este año. Tanto la cocaína, como los detenidos, el buque y las diligencias policiales pasaron ayer a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Torrevieja.
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