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Olivos centenarios en un bancal abandonado entre Mutxamel y Xixona, a punto de secarse definitivamente.
El campo recibe con júbilo las lluvias pese a los daños causados por el pedrisco a cultivos

El campo recibe con júbilo las lluvias pese a los daños causados por el pedrisco a cultivos

Asaja y La Unió aseguran que las precipitaciones están salvando árboles como el olivar, que ya se empezaba a secar en muchas zonas pese a su histórica resistencia

Bernat Sirvent

Viernes, 26 de septiembre 2014, 01:33

Muy positivas para el campo, una bendición o una lluvia de mil millones de las antiguas pesetas. Así califican las dos principales organizaciones agrícolas el episodio de precipitaciones, que no gota fría, que afecta al extremo sureste de España y que proseguirá, al menos, hasta el próximo domingo, según la predicción formulada anoche por la Agencia Estatal de Meteorología. La reacción generalizada de júbilo no impide, no obstante, que el campo, tradicionalmente tildado de quejica, lamente los daños que está provocando el pedrisco en zonas muy concretas. En el Vinalopó y l'Alcoià, en el olivar y la uva de mesa y para vinificación. Sin embargo, estas precipitaciones salvarán de una muerte segura a miles de olivos centenarios, una planta excepcionalmente resistente al estrés hídrico que ya se seca en buena parte del territorio alicantino, incluso en las zonas más húmedas del interior. También a miles de almendros.

Los noventa litros por metro cuadrado caídos en las últimas cuarenta y ocho horas en Sax han sido una excepción, pero no por ello ha habido una distribución más o menos uniforme de lluvias por todo el territorio provincial, como destacaban ayer Eladio Aniorte, presidente de Jóvenes Agricultores-Asaja, y Ferrán Gregori, ingeniero de la Unió de Llauradors.

«Las lluvias están siendo muy positivas para todo el campo de la Comunitat Valenciana, aunque haya habido casos de daños por el pedrisco», explica Gregori. Aniorte resta importancia a esos incidentes por la piedra, «porque está cubierto por el seguro y porque hacía muchísima falta que lloviera y lo está haciendo con conocimiento en general», añade el veterano dirigente agrícola, que ayer estaba preparando uno de sus campos para la plantación de granados. «Si llueve más estos días, como está previsto, pues espero y no pasa nada, tenemos que alegrarnos, porque hacía muchos meses que sufríamos la mayor sequía en más de un siglo; esta lluvia caída hasta ahora vale más de mil millones de pesetas», comenta eufórico Eladio Aniorte.

«No teníamos ninguna salida, los cultivos morían de sed y las plantas también, y se están salvando ambos gracias a estas lluvias», añade. Cree que hasta los pinos, que se han secado o están en proceso de secarse en áreas del litoral y del interior de Alicante, se pueden salvar finalmente gracias a este episodio de lluvias, que llega en un momento más que trascendental. A mitad del verano, en julio, Asaja y el 'lobby' empresarial Ineca lanzaron una voz de alerta máxima al detectar que 40.000 hectáreas agrícolas y 4.000 pymes estaban viéndose seriamente afectadas por la sequía más severa en unos 150 años, con 300 millones de euros de pérdidas estimadas. Hablaban ya de que se podían secar unos 100.000 almendros y que la mitad de la cosecha de este fruto seco básico estaba perdida directamente, así como el 60% de la aceituna y el cereal, el cien por cien. Con el 30% de merma en la uva de mesa y la de vinificación. Ahora, estas lluvias, que previsiblemente seguirán hasta el domingo, son una bendición salvadora. Según la Aemet, el acumulado durante el miércoles fue de 56 litros en Sax (ayer por la tarde cayeron 18 más), 38 en Petrer, 4,2 en Villena, 3,2 en Alicante, 1,6 en Orihuela, 1,3 en El Pinós, 1,2 en Alcoi y 1,0 en Xàbia. Cantidades que se suman a una media de entre 10 y 20 litros por metro cuadrado en buena parte del territorio alicantino durante la jornada del martes y madrugada del miércoles. La única salvedad de este episodio de tormentas otoñales es el daño por pedrisco. Según La Unió de Llauradors, las tormentas de pedrisco y lluvia fueron «muy desiguales», ya que en unas zonas «habrá que arrancar el arbolado» y a cien metros «no cayó ni una sola gota». En Alto Vinalopó y L'Alcoiá, el cultivo más afectado ha sido el de olivo y aunque también ha dañado parte de viña de mesa y vino la incidencia es menor porque ya hay mucho vendimiado.

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