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Pedro López
Domingo, 5 de octubre 2014, 01:06
Alicante, como el resto de provincias de la Comunitat Valenciana y del conjunto del Estado español, vivió durante unos años la época del esplendor económico, un periodo de tiempo en el que las administraciones públicas -ayuntamientos, diputaciones y gobiernos regionales- se lanzaron de manera desmedida a realizar descomunales inversiones para financiar proyectos de dudosa utilidad. Con todo, a la provincia de Alicante no le fue del todo mal. Muchas de las obras proyectadas no se empezaron y otras fueron concluidas, con algunos sobrecostes, y en estos momentos tienen un uso más o menos provechoso.
Sin embargo, unos cuantos proyectos, en algunos casos fruto de una 'brillante' idea personal del gobernante de turno, se quedaron a medias o , aunque llegaron a ser concluidos, se han quedado como monumentos al despilfarro.
El proyecto más costoso en la provincia, y paradigma de la política de grandes proyectos de la Generalitat Valenciana, es Ciudad de la Luz. La genial idea de Luis García Berlanga acabó convertida en uno de los mayores fiascos. El sueño berlanguiano acabó convertido en una pesadilla. El coste de los estudios cinematográficos de Alicante se sitúa en los 265 millones que el Consell destinó a su construcción, junto con otros 22 millones de euros entregados a la empresa Aguamarga Gestión de Estudios, SL, por la promoción y funcionamiento del complejo.
Después de diez años de funcionamiento, el modelo de gestión se reveló como una pifia enorme: el Consell acabó llevando a los tribunales a la empresa Aguamarga y la UE obligó al Consell a recuperar el dinero invertido, pàra ello tendrá que vender el complejo cinematográfico. El proceso ya está en marcha, pero la Generalitat no ha sido capaz de encontrar a ningún inversor dispuesto a realizar un desembolso tan importante, por lo que es muy probable que los platós en los que se rodaron la escena más espectacular de la película 'Lo imposible' acaben vendiéndose por partes.
Sin duda, Ciudad de la Luz ha sido el mayor ejemplo de despilfarro en la provincia de Alicante, pero desde luego no el único.
Terra Mítica, otro proyecto emblemático de la Generalitat, en este caso de la etapa de Eduardo Zaplana, ha acabado en manos privadas después de que la gestión pública se revelara como un pozo sin fondo. Los primeros pasos de este parque se dieron en 1992, con Zaplana como alcalde de Benidorm, pero el impulso definitivo llegó en 1996 con la creación de la Sociedad Parque Temático de Alicante. A partir de ese momento comenzaron las expropiaciones y la construcción en tiempo récord de un parque de atracciones que al final fue menos ambicioso que el proyecto inicial.
En el año 2000 abría sus puertas Terra Mítica, pero dos años después entró en la gestión del parque la firma Paramount con el objetivo de relanzarlo. Apenas dos años después, en 2004, Terra Mítica suspende pagos con una deuda que ronda los 100 millones de euros. En 2006 parece que el parque empieza a remontar la situación, especialmente gracias a la venta de terrenos adyacentes, lo que le permite levantar la suspensión de pagos y reducir deuda. Todo fue un espejismo y la vuelta a las pérdidas llevó a la Generalitat a alquilar el parque a Aqualandia, empresa a la que finalmente se le venden las instalaciones en el año 2012 por 67 millones de euros. Las estimaciones cifran en unos 377 millones de euros el dinero que Terra Mítica acabó costando a las arcas públicas.
Al margen de esto, hay abierta una causa judicial en Valencia por presuntas irregularidades durante la construcción del parque. En concreto, se investi gó una trama de facturas falsas en las que, supuestamente, estarían implicados tanto empresarios que participaron en la construcción del parque de atracciones como los responsables del mismo y de SPTA durante aquellos años.
El tercer ejemplo de la política del despilfarro implantada en la Comunitat Valenciana y en la provincia es el Parque de los Lodos de Torrevieja, un inverosimil proyecto personal del entonces alcalde de la ciudad, Pedro Ángel Hernández Mateo -en la actualidad en prisión por delitos fiscales-, que no llegó a concluirse nunca pero que le costó un buen puñado de euros a las arcas públicos.
El Parque de Lodo consistía en la construcción de un superbalneario público en una zona protegida de las Lagunas de Torrevieja. Hernández Mateo desoyó a todo el mundo y encargó el proyecto al arquitecto japonés Toyo Ito. El Parque de Relajación, que es como iba a llamarse, empezó a pergeñarse en el año 2000 y formaba parte de un plan que debía impulsar turísticamente una ciudad inmerse en aquellos años en una terrible oleada de inseguridad. Hernández Mateo consiguió convencer al Gobierno de Aznar y a la Generalitat de Zaplana para que impulsar su proyecto.
Los trabajos comenzaron en el año 2003 en una gigantesca parcela de 130.000 metros cuadrados, junto al Parque Natural de La Mata. Todo parecíahasta que en el año 2006, con el PSOE en el Gobierno central, la Dirección General de Costas paraliza las obras.
Para entonces, ya se había construido un colosal edificio en forma de supositorio que debía albergar , entre otras cosas, un spa y un centro de congresos. Las obras supusieron un desembolso de 1,5 millones de euros que en el año 2012 quedaron rjeducidos a cenizas. Un incendio fortuito provocó daños muy importantes en la estructura de un edificio que para entonces ya había sido desvalijado y ocupado por indigentes.
Otro caso de despilfarro público es el Centro Tecnológico del Mármol, un proyecto ideado en el año 1998 por el entonces conseller Empleo, Industria y Comercio, Diego Such. El Centro se instalaría en la capital del mármol alicantino: Novelda. El objetivo era poner en marcha un complejo que contará con una escuela de formación profesional que impartiera enseñanzas sobre maquinaria y tratamiento del mármol y que recuperará la figura del maestro capaz de elaborar columnas o capiteles con este material.
La idea era, aparentemente, buena. De hecho, existen otros centros tecnológicos dedicados a otros sectores industriales, como el textil, que funcionan con solvencia. Sin embargo, el Centro del Mármol no arrancó con buen pie.
El Impiva fue el impulsor del proyecto, en el que se implicó el Ayuntamiento de Novelda y el sector marmolero. El presupuesto fue de 9 millones de euros, de los cuales la Unión Europea aportaba cinco millones.
EL Centrodebería haber estado en funcionamiento en el año 2005, pero las tra bas burocráticas y los problemas en la licitación retrasaron el inicio de las obras, que en el año 2010 se paralizaron por falta de fondos de la Generalitat, que financia una parte del proyecto a través del Impiva. Al final, el proyecto no se acabará, al menos de manera inmediata, por la falta de dinero del Consell, la suspensión de pagos de Aidico (la asociación que agrupa a las empresas del sector e impulsaba el Centro) y por la obligación de devolver las ayudas europeas al no acabar las obras en el plazo previsto.
Otro ejemplo de despilfarro, a una escala más pequeña, eso sí, es el obelisco de Crevillent. En este caso se trata de un proyecto impulsado por el alcalde de la localidad, César Augusto Asencio. Se trata de una construcción de 37 metros de altura ideada como remate final de la urbanización de la Rambla. Fue inaugurado en el año 2007 y su estructura está cubierta por cristales de color azul que, al principio, se iluminaba. Asencio consideraba que el 'monumento' sería un reclamo turístico, pero siete años después y tras un coste de 600.000 euros, el obelisco ha sido víctima de los actos vandálicos, de deficiencias en su construcción que han provocado la caída de varios cristales y de los recortes, que han llevado al Ayuntanmiento a no encender la iluminación del gigasteco pirulí azul.
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