La 'Araña infernal' y los silbatos protagonizan un disparo de lo más original
Manuela Velasco durante uno de los ensayos de la obra.

«Tener a Concha Velasco siempre al teléfono es una gran suerte»

La actriz Manuela Velasco protagoniza la obra 'Feelgood', mañana y el domingo, en el Teatro Principal de Alicante

Eneas G. Ferri

Viernes, 17 de octubre 2014, 12:42

Es uno de los rostros más habituales en la pequeña pantalla, aunque sus éxitos en el cine desde hace algunos años la han situado como una actriz cotizada en el séptimo arte. Pese a su juventud, es ya una veterana de la interpretación y, con ello, era de esperar que buscara la madurez sobre las tablas. Manuela Velasco llega al Principal de Alicante interpretando un profundo papel dentro de la obra Feelgood, producida en cooperativa por el equipo de actores y técnicos.

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¿Qué destacaría de la obra Feelgood en la que interpreta un papel protagonista?

Es una obra muy interesante y, además, resulta más curiosa en esta época de constantes peleas políticas. Por lo que cuenta el texto, el público que vea la obra no volverá a tomar las explicaciones de los políticos de la misma manera. Se ve y se conoce lo que hay detrás de los discursos que dicen, cómo emplean las palabras para sus objetivos y cómo dicen lo que quiere escuchar la gente para lograr sus votos. Se demuestra que actúan para mantener el poder y su estatus y no para encontrar soluciones a la gente. Resulta terrorífico.

¿Tiene, por tanto, muchas dosis de realidad o es una ficción dentro de ese estamento social?

LAS CLAVES

  • Producción

  • «Teníamos un gran grupo muy unido y decidimos continuar aunque fuera en cooperativa»

  • REC

  • «Ángela Vidal me ha dado mucho, la gente la quiere porque es la única superviviente»

  • Sector

  • «A este paso, si no baja el IVA ni se apoya a la cultura, ser actor acabará siendo un 'hobby' y no un oficio»

No es una fantasía. Alistair Beaton escribía discursos para el primer ministro británico Gordon Brown, por lo que sabía muy bien sobre qué escribía al crear su obra. El funcionamiento de la escena es como colarse dentro del gabinete de un alto político. Las estrategias, el uso del lenguaje, se acercan mucho a la realidad, aunque la historia es ficticia, no sucedió en realidad. Dentro de algunos pasajes también hay notas de humor y momentos surrealistas que recuerdan que es un espectáculo. Pero la sensación global es que es un texto universal dentro de muchos sistemas políticos que están corruptos. Es escándalo concreto, es imaginación del autor.

¿Cómo es Elisa, la mujer que interpreta en la obra?

Cuando acabe todo el recorrido de las representaciones, creo que todavía no la conoceré. Es indomable, libre, responsable y con una gran carga ética. No deja nada a las apariencias. Es rebelde, con grandes convicciones. En concreto, es una periodista que descubre un escándalo sobre el líder de un partido y veremos si le dejan actuar con la información. La información es poder y, por ello es peligrosa, por lo que tendrá que enfrentarse a grandes amenazas. Su personalidad hace que no encaje en ningún medio, que trabaje por libre. Así que me encantaría que los periodistas me dijerais vuestra sensación sobre el personaje. Me serviría mucho.

¿Qué puede avanzar del resto del elenco de la obra?

Hacen un trabajo excelente. Además, me gustaría destacar que la obra está producida en cooperativa por los actores y algunos técnicos. Es un acto de amor por la profesión. Queríamos hacer teatro y tuvimos que producirnos nosotros mismos. Sólo con esto no nos podríamos ganar la vida.

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¿Cómo surgió esta particular idea de producir en cooperativa vuestra propia obra?

Todos los actores de Feelgood participamos juntos en la obra Todos eran mis hijos y, al acabar, pensamos en continuar unidos porque se había creado un gran grupo de trabajo. Intentamos encontrar un productor que nos ofreciera un proyecto pero, al no encontrarlo, no quedó más remedio que hacernos nosotros la producción.

¿Cuál es el ambiente del despacho de un líder político y el de la periodista en la escena?

La historia se concentra en las habitaciones de un hotel en el que se va a celebrar el congreso del partido del político envuelto en el escándalo que descubre Elisa. Por tanto, pasa en dos habitaciones del edificio. Para cambiar los decorados, lo hacemos nosotros sobre la escena, con algunos mecanismos y el juego de luces. Da mucho juego a la imaginación del espectador, sorprende y ayuda al ambiente de la obra.

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¿Cómo se lleva con Ángela Vidal, la reportera que tanto éxito le ha dado con la saga REC?

Me llevo muy bien. REC es como un universo que ha ido creciendo. Hace poco, en Sitges, fue la presentación de la cuarta parte y la despedida de la saga, lo que nos sirvió para hacer la vista atrás. Hubo una exposición y nos reunimos los actores y directores. Recordamos la ilusión con la que comenzamos y las pocas expectativas que teníamos, que se han visto desbordadas. El público me demuestra que quiere a Ángela, porque es como la superviviente de las películas. Es muy bonito encontrar un proyecto así y, además, que sea acogido tan bien tanto en España como en países como Estados Unidos, México o Canadá.

Águila Roja, Aída o Velvet son series con las que ha actuado y actúa en la televisión. ¿No le falta trabajo en la pequeña pantalla, verdad?

(Risas). Es cierto, no me puedo quejar, tengo mucho trabajo. Además, he tenido la suerte de poder hacer personajes muy diferentes, que no se parecían en nada y eso es una suerte. En Velvet, en concreto, me fascina el personaje, porque es la otra en la verdadera historia de amor. Había veces que me leía el guión y me ponía de parte de los otros personajes. Me daba risa y tenía que hacerme fuerte para meterme en mi personaje. Eso de ser la no querida de la historia, que también pasó en algunos momentos en Aída, es difícil de interpretar.

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Elija, por favor, cuál es el formato en el que más disfruta.

El teatro. Es donde disfruto más. Es vivir un personaje, con su recorrido entero, todos los días. Además, cada escenario es distinto, cada ciudad requiere del completo trabajo de todo el reparto y el contacto con el público es mágico.

Aquello de ser sobrina de Concha Velasco ya queda lejos en su trayectoria.

Que lo nombren queda lejos. Pero no por ello dejo de sentirme orgullosa de tener una tía así. Es una suerte inmensa tener a un referente así cada día al otro lado del teléfono. Cada contacto con ella es una lección, porque ella ama a la profesión y le tiene un respeto absoluto. Nunca le he visto un brote de decepción o de desencanto con el oficio y siempre está concentrada, sin una queja mientras trabaja. Es una suerte ser su sobrina.

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Pese a su juventud, su trayectoria es ya extensa. ¿Usted que puede mirar al pasado y al futuro, cómo ve la situación actual de la cultura?

Está sufriendo muchísimo. Y, en concreto, en el sector del teatro está siendo una masacre. Ahora, con este espectáculo, tenemos conocimiento de causa y, o cambia la situación y bajan el IVA, o acabará por ser un sector de cuatro grandes productoras y monologuistas.

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