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Fernando Amat
Lunes, 20 de octubre 2014, 01:08
El Orihuela no levanta cabeza en casa y suma dos jornadas consecutivas sin sumar ni un punto. El cuadro amarillo acusó de nuevo su falta de acierto goleador. El equipo echa en falta más personalidad en ataque, por lo que el nuevo entrenador tiene ante sí el reto de reanimar a un equipo bajo de moral.
Los jugadores saltaron al campo con la intención sobreponerse a una semana convulsa con la marcha del banquillo de Andrés García Tébar y la llegada de Juan Cartagena. El panorama era desolador porque el presidente ha dejado su cargo de manera provisional y el crédito los jugadores cayó hace días tras perder en casa del colista, el Jove Español.
El encuentro no se pudo poner peor con el gol del Novelda, que en el minuto 11 aprovechó la primera ocasión que tuvo. Carlos López controló un centro desde la banda derecha dentro del área libre de marca y fusiló a Emilio. La contienda se puso cuesta arriba e incluso la peña de incondicionales del Frente Eskorpión hizo huelga de cánticos, como medida de protesta por todo lo sucedido.
A partir de ese momento los amarillos encerraron a su rival en su campo. Los noveldenses intentaron salir en rápidas jugadas pero no trenzaron ninguna acción de peligro. El técnico Gaspar Campillo exigió a los suyos que presionaran más arriba para salir con más efectividad.
Sobre la media hora de partido los blanquiverdes consiguieron quitarse de encima la presión del equipo local. Con dos acciones rápidas se plantaron en el área de Emilio. El guardameta se tuvo que quitar de encima un balón que lanzó Jaime Jornet en un lanzamiento de falta.
Los amarillos no sabían por donde entrar en las líneas defensivas montadas por los del Medio Vinalopó. El equipo oriolano echó en falta más personalidad y carácter para llegar con claridad a la puerta rival.
El juego más mediocre de los jugadores se mostró en casa solo con algún destello de Tonino que se movía por las bandas en busca de lograr alguna oportunidad. Solo así Isaac pudo disparar a puerta en el minuto 40 por primera vez. Los centrales del equipo de Juan Cartagena se encontraron impotentes a la hora de sacar el balón jugado. Toda la gama de pases que ofrecieron para subir el balón arriba eran balones bombeados. Se notó que la táctica preferida por los equipos que llegaban a Los Arcos es encerrarse atrás para sacar provecho de los contraataques, más si cabe con el marcador a favor. Lo que mejor le podía pasar a los jugadores era un descanso para volver a ordenar ideas en el vestuario.
En la reanudación los amarillos tampoco mostraron mejor cara que en la primera parte. Los oriolanos no llegaron ni a circular el balón en campo contrario. La primera jugada con criterio la protagonizó Tonino, que cogió el esférico en el centro del campo y lo condujo hasta la zona de tres cuartos del terreno de juego del contrario. Con una rápida pared con Isaac, Tonino controló la pelota en el pico del área derecho y disparó mal fuera de la portería. Los escorpiones tuvieron un mal bagaje ofensivo por las pocas veces que lograron llegar al área rival. El entrenador local vio claro que necesitaba algún revulsivo y sacó al campo a Kike Espinosa para que ayudara a Tonino, el más activo de su equipo. Ni Nacho Poveda ni Rubén habían protagonizado ninguna acción destacable.
El centrocampista casi logra el gol del empate en un saque de esquina sobre el minuto 65 al rematar de cabeza, pero Marcano desvió fuera. Los locales solo lograron peligro en los saques de esquina, como la ocasión que tuvo Gavilán y que el guardameta visitante desbarató. Esta virtud se conserva desde el principio de temporada y se resaltó todavía más ante el Novelda, un conjunto con poca altura.
El entrenador oriolano esperó para realizar los dos últimos cambios al minuto 81. Micro y Álvaro Mas entraron para intentar dar soluciones a un ataque diluido. El Orihuela necesitaba algún fármaco que le hiciera mejorar su estado vital. El equipo está enfermo y empeora con el paso de cada semana.
En la fase final del partido Ginés pudo empatar con un remate que realizó tras golpear un balón que le llegó bombeado. El ariete murciano no se esperó este pase y chutó como pudo. Aunque la última ocasión del encuentro la tuvo Kike Espinosa que cabeceó un centro medido cuando espiraba el tiempo extra. Estaba claro que no era cuestión de tiempo, sino de acierto goleador.
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