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JUAN P. LAORGA
Lunes, 20 de octubre 2014, 01:08
Un triple de Vidal a falta de tres segundos para que terminara el partido dio al Lucentum su tercera victoria consecutiva de la temporada (77-75), en otros tantos partidos, después de llegar a ir perdiendo de 17 puntos ante el Zornotza, que se presentó invicto en el Pedro Ferrándiz, tras ganar en los dos primeros encuentros al Cáceres y al Castelló, pero que se volvió a Amorebieta con una dolorosa derrota.
El encuentro que se disputó ayer en el Centro de Tecnificación será difícil de olvidar para los aficionados lucentinos, que vieron como su equipo no se descompuso ante un Zornotza que, por momentos, parecía imbatible. Aunque, durante el primer cuarto, nada parecía indicar que el Lucentum llegaría a estar 17 puntos por debajo en el marcador.
Los alicantinos salieron con confianza y seguridad. Kuko Cruza dio inicio al quinteto habitual: Fuentes en la dirección del equipo, con Marín y Pardina encargados del juego exterior y la pareja formada por Domínguez y Navajas en la zona. Los cinco titulares no se acomplejaron ante un Zornotza que contaba en su quinteto inicial con el base Arturo Cruz, el exjugador de la cantera del Lucentum Ander García, el escolta norteamericano Tre Bowman y los pívots Carreto y Bornvjak, este último exjugador ACB.
El primer parcial estuvo marcado por el acierto del Lucentum. El conjunto alicantino, liderado por Fuentes, dominó a los vascos gracias al gran acierto en el tiro. Además, Samuel Domínguez, no se intimidó ante Sasa Boronvjak, el jugador serbio fue incapaz de parar al pívot del Lucentum durante el primer parcial. A pesar del acierto de los de Cruza, los triples de Bowman y Ander García impidieron que los alicantinos se despegasen en el marcador. Con buenas sensaciones y 6 puntos arriba (24-18) se fue el Lucentum al segundo cuarto.
En el siguiente parcial la situación dio un giro. Los lucentinos saltaron fríos a la cancha, como si se tratase de otro partido. Los tiradores alicantinos no estaban finos y el Lucentum, el equipo que hasta ayer tenía mejor porcentaje de triples de la liga, se quedó en un 25% de acierto desde el perímetro en los primeros 20 minutos. La situación de desconcierto en las filas lucentinas la aprovechó el Zornotza, que se fue al descanso 5 puntos arriba (34-39).
Tras el regreso de los vestuarios, el inicio del tercer parcial fue una prolongación del segundo. El Lucentum parecía muerto, sin dar señales de vida. Los ataques de los locales se contaron por pérdidas y el Zornotza aprovechó las contras, llegando a ponerse 17 puntos arriba. Pero los alicantinos no estaban muertos, Fuentes se encargó de buscar el pulso al equipo para intentar reanimarlo y la grada contribuyó a la causa, rugiendo en cada ataque de los suyos, con la nostalgia de quien un día estuvo en la cumbre y ahora se tiene que pelear en el barro. Pero no iba a ser fácil, Carreto y Bowman se empeñaron en enterrar al Lucentum con sus lanzamientos desde la línea de tres. Precisamente un triple del norteamericano, antes de terminar el tercer parcial, daba tranquilidad a los vascos antes de afrontar los diez últimos minutos, a los cuales llegó con 13 puntos arriba.
En el último parcial Kuko Cruza se la jugó a todo o nada con Xavi Hernández, Fuentes, Vidal, Navajas y Domínguez sobre el parqué, para intentar obrar el milagro.
Fue en este cuarto cuando emergió la figura del protagonista del partido, Sergio Vidal. El alero del Lucentum se puso la capa de superhéroe para devolver a la vida a su equipo. El de Xátiva no había tenido demasiado protagonismo durante las tres primeras partes del partido, pero sus últimos minutos fueron brillantes, con cuatro de seis desde el perímetro, para sumar 16 puntos en diez minutos, y ayudando al Lucentum a remontar 13 puntos en el cuarto decisivo.
Pero el alero del Lucentum no estuvo solo, cuando más difícil se puso el partido encontró un socio, Marín, que, con cinco puntos seguidos, puso a los suyos a solo dos de rematar la remontada, con solo 25 segundos por jugarse. El Zornotza puso el balón en juego y los de Kuko Cruza provocaron la falta. Pero a Ander García le tembló el pulso a la hora de lanzar los tiros libres, ya que falló los dos.
Solo quedaban 10 segundos. Fue entonces cuando sucedió: Vidal pidió el balón, en ese momento el aro era para él del tamaño de una piscina olímpica y, aunque valía la canasta de dos para ganar, se la jugó con un triple que, como no podía ser de otra forma, entró y le dio a su equipo una victoria que le permite continuar invicto en Adecco Plata, empatado con el Óbila y el Iraurgi.
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