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Eva María Lahoz
Martes, 28 de octubre 2014, 02:27
Los vecinos del Casco Antiguo han retomado la lucha contra el ruido, las molestias y los desperfectos que sufren cada fin de semana a consecuencia de la afluencia masiva de jóvenes a la zona de ocio.
Los desperfectos que provocó en el barrio la celebración del último 'WokiMoki', una macrofiesta organizada por varios locales de la zona y a la que asistieron más de 5.000 jóvenes, les han hecho movilizarse para reclamar al Ayuntamiento medidas contundentes para evitar conflictos y garantizar su derecho al descanso.
La pasada semana, representantes de la asociación vecinal Laderas del Benacantil reclamaron soluciones a Urbanismo y Seguridad. La respuesta ha llegado este mismo fin de semana, en el que, según explicaron ayer desde la Concejalía de Urbanismo, se ha movilizado un dispositivo integrado por policías de las unidades del Servicio Nocturno de Control del Botellón, de Urbanismo y de Ocupación de Vía Pública que han llevado a cabo inspecciones y controles en todos los ámbitos que les competen.
Así, la unidad vinculada a Urbanismo realizó inspecciones en los locales para comprobar que se ajustaban a las licencias concedidas en cuanto a la actividad, el horario o la contaminación acústica. En este sentido, ayer destacaron que no se han interpuesto sanciones porque todos los locales estaban en regla.
Por otro lado, desde Ocupación de la Vía Pública se controló el funcionamiento de los veladores y la Unidad de Control del Botellón estuvo pendiente de evitar la celebración de esta práctica, que los vecinos han denunciado que ha vuelto a extenderse por el barrio después de unos meses de tranquilidad.
Sin embargo, para los vecinos estas medidas no son suficientes, como dejaron claro ayer en la carta que han remitido al equipo de gobierno, en la que muestran su indignación por el descontrol que vive el barrio y sobre todo por la situación «muy grave» que se produjo el jueves 16 de octubre, con la celebración del 'WokiMoki'.
Desde la asociación vecinal califican la fiesta de «absoluta perversión en el uso del espacio público» y «secuestro del bienestar y descanso de los vecinos, en beneficio del interés económico de unos pocos». Denuncian que un promotor «se forró» a costa de utilizar el Casco Antiguo como sala de fiestas gratuita y piden responsabilidades económicas por los daños y políticas a quien lo permitió.
Tensión creciente
Aseguran que el nivel de tensión entre los vecinos es muy elevado desde hace tiempo y que la macrofiesta generó «situaciones conflictivas que podrían haber degenerado en reacciones descontroladas por parte de algunos de ellos, de graves consecuencias». Recuerdan que sufrieron «destrozos, meadas y vómitos» delante de sus casas y denuncian que la «carga emocional y la ansiedad de los vecinos han llegado a niveles que no se pueden tolerar».
Los vecinos consideran que el Ayuntamiento «no hace prácticamente nada» y señalan que en la reunión que mantuvieron con el concejal de Seguridad, Juan Seva, y el jefe de Policía, José María Conesa, al respecto, «se nos respondió que el barrio es la zona de la ciudad que recibe los mayores efectivos policiales los fines de semana». Una dotación que ellos consideran insuficiente. «Mientras unos agentes realizaban identificaciones, otros jóvenes orinaban sobre el coche de policía», señalan que ocurrió durante la macrofiesta.
Se preguntan si Seguridad tuvo conocimiento del acontecimiento con anterioridad y si se sopesó bien su importancia y repercusión. «¿Qué instrucciones o disposiciones se impusieron a los organizadores?», inquieren. Y quieren saber si se les impondrán sanciones por la acumulación de residuos y los desperfectos causados.
Seguridad prefirió no hacer ayer declaraciones sobre este asunto, pero Urbanismo sí explicó que no tenía conocimiento de que se fuese a celebrar esta macrofiesta en el Casco Antiguo, porque los organizadores no tuvieron que pedir licencia.
Al margen del 'WokiMoki', consideran que la situación que se produce en el Casco Antiguo los fines de semana requiere «cambios radicales, que pasan por medidas en varios ámbitos.
Para empezar, quieren que se tome conciencia de que es un problema de «salud pública» porque se fomenta el consumo indiscriminado de alcohol por parte de los jóvenes.
Desde el punto de vista de Urbanismo, reclaman controles regulares de los locales, al igual que solicitan de Ocupación de Vía Pública que se establezcan moratorias de licencias y autorizaciones en el barrio, declarado Zona Acústicamente Saturada, reducción de horarios de actividad a las 0.30 en invierno y 1.30 en verano e incompatibilidad de licencias para pubs con música y con veladores.
A Seguridad le piden dispositivos especiales ante la celebración de eventos organizados, refuerzo de las patrullas los fines de semana y mano dura contra los delitos o faltas denunciados.
Por último, exigen a Atención Urbana que se cumplan los servicios de limpieza y que se mantengan en buen estado los solares.
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