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Un agricultor, en su explotación de lechugas en la Vega Baja.

Alicante lidera el desplome del precio de la tierra por la sequía y la nula rentabilidad

Los agricultores exigen «reaccionar pronto para que haya relevo generacional y no se sigan abandonando los campos de cultivo» tras la séptima caída seguida

Bernat Sirvent

Domingo, 2 de noviembre 2014, 00:04

Durante el decenio de la burbuja inmobiliaria, el precio de la tierra de cultivo -en secano y regadío- se disparó en la provincia de Alicante por la llegada de advenedizos inversores al sector agrícola y también por la compra de parcelas para construir segundas residencias, además de por la normativa nueva valenciana que obligaba a los promotores a disponer de suelo rústico protegido para ceder a la Generalitat Valenciana a cambio de la aprobación de los polémicos PAI. La situación ha dado un vuelco de ciento ochenta grados, tantos que sitúan a Alicante y el resto de la Comunitat Valenciana como líderes en el desplome de las cotizaciones de la tierra en el último año.

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El informe que acaba de hacer público el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente revela que las tarifas bajaron un 5,5% en 2013, lo que supone la friolera de 1.264 euros menos por cada hectárea (10.000 metros cuadrados), al pasar de 22.825 a 21.562 euros. En la península solo disminuye de modo notable el precio de la tierra en Galicia con 606 euros menos por hectárea y Andalucía con 561 euros menos. A mucha distancia de la Comunitat Valenciana. Y, desde luego, muy lejos del incremento que experimentan en la última anualidad las tierras de labor en Cantabria (3.862 euros más) o la vecina Murcia (986 más).

En términos relativos, los descensos más acusados se producen en Madrid (-6,1%), Valencia (-5,5%), Galicia (-4,0%), Andalucía (-3,1%) y Baleares (-2,4%). El mayor incremento se observa en Cantabria (en esta Comunidad solo son representativos los prados naturales de secano, donde se registra un escaso número de transacciones). Aumentan también los precios, aunque de forma más moderada, en Aragón (7,6%) y Murcia (6,6%), y, en menor medida, en Castilla y León (1,6%) y Castilla La Mancha (1,5%). Los mayores incrementos a lo largo del período transcurrido entre 1997 y 2013 tienen lugar en Murcia, Cataluña, País Vasco, Cantabria, Madrid y Castilla La Mancha

Por tipología, el mayor descenso en Alicante y el resto de la Comunitat se da en las tierras de regadío, pues se pasa de 44.497 euros por hectárea de 2012 a 40.770 en 2013. Desde el año 2007 hasta el 2013, ha bajado un 23%, más de 12.000 euros por hectárea. El precio medio de la tierra de todos los tipos se ha devaluado mucho en los últimos siete años. Si se pone la vista atrás antes de la crisis, en el año 2007, la cotización era de 32.708 euros. Es decir, 11.146 euros menos ahora, una caída que, no obstante, superan los bancales específicos con derecho a riego, en el caso de disponer de agua, claro, cada vez más escasa en una provincia sometida a las tensiones permanentes que llegan de las cuencas cedentes como el Tajo y el Júcar.

Los cítricos, casi a la mitad

En las tierras de secano se ha producido un ligero aumento de 2012 a 2013 al pasar de 4.695 euros a 4.700. De 2007 a 2013 el descenso es bastante más moderado que en el regadío y se sitúa en unos 870 euros, un 16%. Pero el mayor desplome se produce en el sector de cítricos, precisamente uno de los mayoritarios en la provincia, con fuerte presencia en Vega Baja, Marina Baja y Alta y en el entorno de Elche y Alicante. El precio medio de tierra de cítricos pasa de 45.465 euros de 2012 a 43.296 en 2013. Sin embargo, hay que señalar que en 2007 el precio medio era de 75.290 euros. En sólo siete años ha bajado su cotización media casi 32.000 euros, un 42%, prácticamente a la mitad.

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A juicio del secretario de la Unió de Llauradors, Ramón Mampel, los datos de esta encuesta oficial, que sirve de referencia para las tasadoras a la hora de cerrar operaciones de compraventa, revelan la «alarmante falta de rentabilidad de nuestras plantaciones agrícolas, lo que conduce al abandono masivo y progresivo de las mismas ante la ausencia de medidas desde las distintas Administraciones públicas para evitar que siga esta sangría». «La magnitud y gravedad de los datos indica que hay que reaccionar pronto con actuaciones eficaces para permitir que haya relevo generacional y que los agricultores no sigan abandonando tierras, es decir, es fundamental que las explotaciones sean rentables», señala Ramón Mampel, quien añade que «los precios de la tierra en cítricos vivían en una burbuja durante una época determinada, pero el descenso es tan alarmante que es un claro reflejo de la rentabilidad de las explotaciones».

Por si no fuera suficiente con la dura e histórica sequía y con la falta de rentabilidad por bajos precios en origen de los productos agrícolas, la falta de futuro para el trasvase Júcar-Vinalopó es más evidente que nunca. Tras admitir hace un mes la Confederación del Júcar que no hay agua para trasvasar ni para beber ni para regar, el proyecto, que ha costado unos 400 millones de euros, se juega su futuro el próximo martes. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, ha convocado a los regantes de las dos cuencas. No faltará la titular de la Diputación, Luisa Pastor, también presidenta de la Mesa del Agua.

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