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JOAQUÍN SANTO MATAS
Domingo, 2 de noviembre 2014, 00:04
La identidad de un municipio bimilenario como Alicante se fragua en la memoria de sus gestas y sus gentes; sólo así, se mantienen una imagen y una historia que salven del olvido o la despersonalización a una ciudad tantas veces agredida por la ignorancia o la carencia de sensibilidad.
Yerma se encuentra la capital de grandes políticos cuya fructífera labor haya alcanzado una trascendencia cuanto menos nacional. Habríamos de remontarnos al siglo XIX y ahí encontramos a dos coetáneos, Carlos Navarro Rodrigo y Eleuterio Maisonnave Cutayar, de origen humildísimo el primero y de familia muy acomodada el último, del que vamos a tratar aquí por cuanto se cumple el próximo año el 175 aniversario de su nacimiento que se debe conmemorar como el personaje merece, no con simples recuerdos sino con el análisis de las situaciones que le tocó vivir y el ejemplo de un hombre que, rara avis en la actualidad, compaginó política con periodismo, cultura con preocupación por solventar los problemas de la ciudadanía.
Si por el apellido descubrimos el origen francés de la familia, asentada en nuestras tierras pasada la Guerra de la Independencia y con florecientes negocios vitivinícolas, el nombre propio también nos lleva al vecino país e incluso podemos intuir vínculos con los aires liberales que acompañaron a nuestro personaje y que pudieran tener un origen en los rescoldos de la Revolución Francesa que finiquitó Napoleón Bonaparte cuando el siglo XVIII periclitaba.
En efecto, aunque el santoral cristiano nos presenta a muchos Eleuterios, aquí nos interesa resaltar que la etimología del nombre procede del griego eleuthérios que significa de un modo genérico 'hombre libre' porque en aquella lengua eléutheros quiere decir 'libre'. Añadamos que el segundo apellido es de procedencia maltesa; a comienzos del XIX encontramos a los hermanos Josefa, Angelo y Pedro Cutayar Capelo, emparentando una segunda rama con los Pascual de Bonanza, de la aristocracia alicantina.
Nació Maisonnave el 6 de septiembre de 1840 en el número cuatro de la calle de la Princesa, hoy de Rafael Altamira, justo en el mismo edificio donde vendría al mundo diecinueve años atrás otro insigne republicano lucentino, el hoy injustamente olvidado Ramón Lagier Pomares; ambos compartirían amistad con Emilio Castelar Ripoll, de familia oriunda de las tierras alicantinas. Cursó los primeros estudios en el seminario de San Miguel de Orihuela, Bachillerato en el Instituto de su ciudad natal y Derecho en Valencia y Madrid donde se licenciaría.
Estableció bufete en Alicante y en 1865 publica sus primeras obras, 'Comentarios de Derecho Mercantil' y 'Contrato de cambios', despertándose muy pronto sus anhelos progresistas y republicanos aunque siempre vinculados a su acomodada situación familiar.
Estalla la revolución septembrina de 1868 siendo presidente del Casino al que dio un impulso cultural organizando conferencias científico-literarias y se une a la insurrección siendo nombrado secretario de la Junta Revolucionaria.
Diputado a Cortes por vez primera en 1869, año en que también fue elegido alcalde de Alicante, el primero de la historia por sufragio universal masculino, reconocido como 'héroe de la caridad' por su abnegada labor en pro de sus paisanos cuando la epidemia de fiebre amarilla de 1870, fue ministro con tres presidentes de la fugaz I República Española: de Estado con Pi y Margall y de Gobernación con Salmerón y Castelar.
Cuando el diputado murciano Antonio Gálvez encabeza el movimiento cantonalista de Cartagena y se dirige con las fragatas 'Numancia' y 'Méndez Núñez' a saquear Alicante bajo amenaza de bombardeo, Eleuterio Maisonnave abandona su puesto en Madrid y se dirige a su ciudad natal para encabezar su defensa. A pesar de la superioridad armamentística de sus baterías navales, Gálvez no pudo rendir la capital y nuestro personaje vio incrementado el amor de su pueblo.
Aun ejerciendo como ministro unos meses, obsesionado por el orden público, le dio tiempo a aumentar sensiblemente el número de contingentes de la Guardia Civil, creando la Milicia Nacional, origen del posterior Servicio Militar obligatorio y concediendo mayores subvenciones a diputaciones y ayuntamientos para afrontar sus necesidades de carácter social.
Con la restauración monárquica, Maisonnave vuelve a Alicante y preside el Partido Republicano Posibilista fundado por Castelar, precursor de los jurados populares y el matrimonio civil.
En 1876 ingresa en la masonería donde alcanzaría el grado 33 y al año siguiente funda la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante antecedente de la que acabaría siendo la CAM; redacta sus Estatutos y con ella desea acabar con la usura tan habitual entre los prestamistas sin escrúpulos de la época.
Maisonnave fue un burgués progresista que soñó con una 'República de Orden y Leyes', poseedor de un hondo sentido social pero conocido por la clase obrera como 'el senyoret' y autodefinido siempre como antisocialista que el 23 de noviembre de 1872 dijo en el Congreso de los Diputados, en tiempos de auge marxista, «yo no acepto la doctrina social que tiene como objeto universalizar la propiedad».
Director-propietario del periódico 'El Globo' de Madrid donde acogió a numerosos escritores alicantinos, falleció allí de una fulminante pulmonía el 5 de mayo de 1890 cuando aún no había cumplido los cincuenta años.
El cadáver fue trasladado a Alicante y se le enterró cristianamente en el panteón familiar tras ser velados sus restos en la colegiata de San Nicolás. Él era un anticlerical convencido pero no por ello profundamente respetuoso con el fondo cristiano que no con las formas de la Iglesia. Es más, bautizaba a niños a los que se les ponía su nombre como bien conocí personalmente por boca de mi tío abuelo Eleuterio Alemañ Planelles.
Cuando se derruyó el cementerio de San Blas en 1959, sus restos fueron trasladados discretamente al panteón de la familia Llorca-O'Connor, descendiente suya, en el camposanto de la Florida. Se podía considerar por alguna autoridad de la época a Maisonnave como un proscrito pero el franquismo mantuvo el monumento que le realizara en 1895 el escultor Vicente Bañuls Aracil con pedestal obra del arquitecto José Guadiola Picó, así como la avenida rotulada con su nombre, hoy eje comercial por excelencia de Alicante.
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