El controvertido lustro del centro de primates de Villena

Algunos lugareños llaman 'rincón del mono' al frondoso paraje situado en pleno corazón de la Sierra de Salinas, enclave que siempre se ha conocido como Rincón del Moro. Y es que la masiva presencia de chimpancés se ha impuesto finalmente a la oposición vecinal (más de 2.500 alegaciones en contra se presentaron) y el centro de primates ha cumplido ya un lustro desde que su inauguración.

A los vecinos y, sobre todo, a los agricultores de la zona les ha tocado resignarse ante la invasión de especies salvajes que nada tienen que ver con el hábitat de este enclave y que «lo único que han traído a Villena son muchas moscas y muchos olores por las defecaciones de los monos», lamenta un vecino que posee una finca de olivares y almendros que linda con el complejo.

En la actualidad, el centro acoge a unos 56 primates de distintas especies como chimpancés, babuinos o monos de berbería, que son los últimos ejemplares trasladados a las instalaciones después de haber sido rescatados o decomisados por las fuerzas del orden.

El pasado año, la fundación AAP suscribió un acuerdo con el Gobierno para convertirse en centro de acogida de este tipo de animales exóticos que son decomisados al ser ilegal su tenencia por particulares. Y a decir verdad, éste es el único acuerdo que la entidad holandesa ha cumplido hasta la fecha porque ninguno de los tres convenios firmados con el Consistorio villenense, el último hace un año, se ha llevado a efecto pese a que han intervenido hasta tres regidores distintos desde que se escenificase la primera firma en pleno monte allá por el año 2005, siendo entonces la socialista Vicenta Tortosa alcaldesa de Villena.

¿Y cuáles son los puntos que no se han cumplido? No se ha abierto, ni siquiera acondicionado, el aula de la naturaleza construida en las inmediaciones con el objetivo de sensibilizar a los escolares sobre los beneficios del entorno de la sierra. Apenas se han plantado dos centenares de los 1.500 árboles autóctonos que la fundación se había comprometido a plantar a lo largo de estos cinco años. Entre el escaso personal que mantiene a los animales no trabaja ningún ciudadano de Villena, pese a que en el documento legal se prioriza la contratación de vecinos de la localidad. Tampoco se sabe nada de los controles periódicos que debían ser realizados por técnicos municipales para conocer la procedencia de los monos, garantizado así que ninguno de ellos hubiese sido empleado en algún laboratorio de investigación.

La propia fundación AAP señalaba al principio en su web que la procedencia de los animales estaba relacionada con un laboratorio de Holanda, donde se siguen utilizando todavía chimpancés para experimentar nuevas vacunas contra el sida o la hepatitis.

Sin embargo, este dato fue eliminado de su web oficial en castellano al día siguiente de difundirse por este periódico. Desde entonces, los responsables del centro aseguran que no hay ningún animal que proceda de este laboratorio. Precisamente este fue el motivo principal por el que en 2004 Relleu rechazó de plano la instalación del complejo en su término, los vecinos, con su alcalde a la cabeza, se manifestaron en contra por las calles del municipio.

Villena fue la tercera opción, tras descartarse Alcoy, gracias a encontrar el apoyo incondicional del entonces concejal de Medio Ambiente, Antonio Pastor, de Los Verdes. Aun así, el proyecto hubo de salvar las más de 2.500 alegaciones presentadas en su contra por vecinos, agricultores y hasta colectivos de caza.

Y todavía hoy, cuando han pasado cinco años de su puesta en marcha, el centro sigue suscitando el rechazo por parte de sus vecinos más próximos. Prueba de ello es la reciente pintada aparecida en una de las paredes del aula de la naturaleza, edificio ya abandonado sin haberse dado uso alguno desde su inauguración.

Fuente de ingresos

A pesar de definirse como entidad sin ánimo de lucro, la fundación AAP recibe cada año millones de euros gracias a la aportación altruista de los más de 160.000 socios con los que cuenta actualmente la fundación holandesa. Y todos estos ingresos están sujetos al número de acogida de chimpancés, animales que son muy apreciados por los neerlandeses.