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José Vicente Pérez Pardo
Martes, 4 de noviembre 2014, 02:17
La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, aguantó firme los desplantes que le realizaron sus 'compañeros' de partido y consiguió que el Rey Felipe VI la saludara a la entrada del XVII Congreso de la Empresa Familiar, que inauguró el monarca. El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, ya advirtió la semana pasada de que iba a ser una situación «incómoda», pero ni ésta ni ninguna otra advertencia minaron el ánimo de la regidora alicantina, que se presentó en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) al estar invitada como primera autoridad que es de la ciudad que acoge el evento.
Pese a ser la primera visita del nuevo monarca a la provincia, Castedo consiguió compartir el protagonismo de la cita. Muchos ojos estaban puestos en la actitud de la regidora, doblemente imputada por presuntos delitos de corrupción, y los gestos con el Rey. Todo se saldó con un saludo frío, protocolario, profesional por parte de Felipe VI en la escalinata de entrada al auditorio. Apenas unos segundos de contacto para tanta expectación levantada.
La misma que se mantiene para hoy, cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acuda a clausurar el congreso. Presidente y alcaldesa ya jugaron al gato y al ratón en la inauguración del AVE en junio del año pasado. A pesar de que Rajoy creyó esquivarla, Castedo consiguió que el jefe del Ejecutivo se encontrara con ella y hacerse la foto. Una imputación después, hoy está por ver si lo volverá a conseguir.
El desarrollo de los hechos
Sonia Castedo acudió media hora antes de que estuviera anunciada la llegada de Su Majestad. Apenas se junto en un corrillo con el vicepresidente del Consell, y presidente del PP en la provincia, José Císcar, y otros cargos populares. Fue la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, con quien más compartió. A la llegada de Fabra, y del resto de la comitiva autonómica (presidente de Les Corts, delegado del Gobierno, consellers...) ni se dirigieron la palabra entre presidente y alcaldesa. Tan solo un levantamiento de cejas lejano.
Fue Pastor quien se llevó a Castedo a la puerta del auditorio para esperar a Su Majestad. Felipe VI bajó del coche que le llevó hasta el ADDA, saludó al público allí congregado y a las autoridades: la ministra de Trabajo, Fátima Báñez; Alberto Fabra, apretón de manos y palmadita con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez... Todo bien, hasta cuando saludó rápidamente a Castedo y para dentro.
La comitiva, encabezada por Su Majestad, entró en el auditorio y tomó asiento. Castedo accedió sola por la escalera y se sentó en el lugar que el protocolo le había marcado, casi en la esquina. Desde las pantallas en las que se seguían los discursos en la sala de prensa no se podía distinguir dónde estaba la alcaldesa. No la enfocaban.
Castedo aún tuvo que aguantar las indirectas del discurso del presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra. El jefe del Consell recalcó «los valores de esfuerzo, trabajo de dedicación, de ética, son los que precisa la sociedad» y entendió que «tenemos que ver su ejemplo para ponerlo de manifiesto y garantizar la confianza de los ciudadanos».
Tras las intervenciones, hubo tiempo para un receso. El Rey estuvo con los organizadores del evento en animado corrillo, distendido con quienes se acercaron a saludarle e, incluso, cazar alguna foto con el Monarca. Castedo se mantuvo en un segundo círculo. Próxima, pero distante, al igual que con Alberto Fabra.
Ni siquiera acompañó al coche a Su Majestad. Desde lo alto de la escalera lo vio partir y decidió ir a buscar su vehículo sin esperar a nadie más. Ahí quedaba la instantánea con el Rey. ¿Tendrá hoy otra con Rajoy?
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