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José Vicente Pérez Pardo
Jueves, 6 de noviembre 2014, 01:38
El Partido Popular está rogando que la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, se quite de en medio y dimita de una vez. Tanto es su anhelo que, a veces, confunde el deseo con la realidad. Le ocurrió ayer al vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, cuando anunció a primera hora de la mañana en una entrevista en 'Radio Nacional de España' que a la regidora alicantina le habían abierto un «expediente de expulsión» del partido.
Estas declaraciones provocaron un terremoto mediático-político en Alicante de tal magnitud que la dirección nacional del PP tuvo que salir a desmentir a su 'número tres' en menos de una hora. Fuentes de Génova aclararon que se trataba solo de un «expediente informativo», tal y como establecen los estatutos de la organización, que se traducirá en un «expediente disciplinario» si se le abre juicio oral a la alcaldesa (en estos momentos está imputada por varios delitos en dos procesos judiciales distintos) y su expulsión si es encontrada culpable. De echarla inmediatamente, nada, aclararon fuentes populares a todos los niveles.
No obstante, el anuncio de la apertura de este expediente pilló por sorpresa a numerosos cuadros populares consultados por este diario, que no conocían la existencia del mismo. Al parecer, solo está abierto desde hace una semana, según explicaron fuentes de la formación. Es la única manera que se le ha ocurrido a la dirección nacional del PP para presionar a Castedo, toda vez que las negociaciones para que la regidora alicantina abandone el puesto están bloqueadas en estos momentos sin posibilidad de solución.
El propio vicesecretario del PP, Carlos Floriano, pudo constatar la resistencia de la primera edil de primera mano. Como ya adelantó este periódico, Castedo mantuvo un encuentro con dirigentes de Génova (en este caso, Floriano) en el que se le pidió que abandonara su cargo en beneficio del partido. La respuesta, según las fuentes consultadas por este periódico, fue muy dura: Castedo amenazó con una ruptura del partido en Alicante y una escisión en el grupo municipal en caso de que se le apartara.
Esta resistencia numantina de Castedo pilló casi de sorpresa a la dirección nacional, que no se la esperaba. A partir de ahí se dieron cuenta de que no había vuelta atrás y, por eso, dieron vía libre a Alberto Fabra para anunciar que no repetiría como candidata. Fue lo que hizo el sábado siguiente a la entrevista, en la convención del PP de Alicante en Benidorm.
Lo único que han podido hacer en este tiempo ha sido abrirle un expediente informativo. Según fuentes populares, no tendría repercusiones inmediatas para la alcaldesa, pues se trataría de una forma de «presión» cuyo objetivo sería «forzar su dimisión sin que se tuvieran que tomar medidas disciplinarias contra la alcaldesa ni expulsarla».
Es la misma estrategia que ha seguido el PP con los diferentes casos que le han ido sucediendo a lo largo de esta legislatura con el resto de imputados valencianos que han ido dimitiendo, como han sido Milagrosa Martínez, Angélica Such, David Serra, Juan Cotino, entre otros. Pero parece que con Sonia Castedo han pinchado en hueso.
Las presiones de la dirección popular no evitaron que acudiera esta semana a hacerse la foto con el Rey Felipe VI en la inauguración del Congreso de la Empresa Familiar. Solo una indisposición a última hora consiguió que no se encontrara con Rajoy en la clausura del evento.
Consecuencias
De todas formas, el revuelo provocado por Floriano ha dejado entrever varias consecuencias. Primera, que pase lo que pase Castedo, ya es responsabilidad de la dirección nacional; y segunda, el PP no sabe qué hacer con la alcaldesa de Alicante.
Respecto a la primera, ni el presidente provincial, José Císcar, ni el regional, Alberto Fabra, han podido domarla y han dejado el problema en manos de la superioridad divina. Así, el líder de los populares alicantinos aclaró: «Castedo es miembro nato de la junta directiva nacional del partido por ser alcaldesa de capital de provincia. La competencia para expedientarla no es del comité regional de derechos y garantías sino del nacional». Por su parte, el presidente de la Generalitat Valenciana, y del PPCV, dejó el problema en el techo de la dirección nacional: «Si alguien tiene algo que decir, es Génova», zanjó, si acaso más cortante que Císcar.
Sobre la situación del Ayuntamiento de Alicante, la situación es muy delicada. O Castedo abandona de 'motu propio' la Alcaldía o el PP se obligaría a expulsarla y montar una moción de censura, ya que mantendría el cargo de alcaldesa aún estando como concejal no adscrita. Parece, además, que no sería la única y que algunos de los actuales concejales del PP se irían con ella, según dejó entrever Castedo a la dirección nacional.
En esta situación, el PP local está atado de pies y manos, ya que una moción de censura sería un escándalo con no se sabe qué consecuencias peores que perder la Alcaldía.
Por el momento, Rajoy nunca ha optado por soluciones contundentes cuando se le ha presentado una adversidad. Siempre ha conseguido que el implicado abandonara su puesto antes de tomar medidas. Pero tampoco se descartan en un caso extremo, como parece ser que es éste.
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