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Macarena Gómez, en un momento de la representación.

«El éxito es muy chaquetero. Los que hoy te piden un autógrafo igual te olvidan luego»

La intérprete cordobesa protagoniza 'Las dos bandoleras', una adaptación de Lope de Vega que visita mañana y el domingo el Principal.

Eneas G. Ferri

Viernes, 7 de noviembre 2014, 01:20

Lla trayectoria de Macarena Gómez en la interpretación tiene dos caras: la visible y la menos visible pero enriquecedora. Conocida en muchos papeles de televisión, sobre todo en la serie 'La que se avecina', y en otros de cine como 'Sexykiller' o la reciente 'Las brujas de Zugarramurdi', los trabajos de la actriz cordobesa son extensos y variados en películas y cortometrajes. Pero lejos de quedarse ahí, también se lanza a las tablas de los teatros protagonizando una interesante adaptación de 'Las dos bandoleras' de Lope de Vega.

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  • La obra 'Las dos bandorelas', de Lope de Vega.

  • Con Macarena Gómez, Helio Pedregal y Carmen Ruiz, entre otros.

  • Dónde y cuándo.

  • Hoy y mañana, a las 21 y 18 horas respectivamente, en el Teatro Principal de Alicante.

  • Entradas.

  • De 12 a 25 euros. En internet y en las taquillas del teatro.

- Protagoniza la obra 'Las dos bandoleras'. ¿Qué debe esperar el público que asista al Teatro Principal este fin de semana?

- La obra trata de dos hermanas que se enamoran locamente de dos soldados, pero éstos las engañan y son deshonradas. Esto enfada también al padre de ellas, que se enfrenta también a ellas. Entonces deciden irse a Sierra Morena y vengarse de todos los hombres que se encuentran para recuperar el honor perdido. Pero hay que entender la época en que se escribió, el siglo XVI, y extrapolar su mensaje a la actualidad. También el texto introduce a 'La serrana de la Vera', que las protagonistas tomas por referente y se encuentran con ella.

- Pese a tener varios siglos, ¿es una obra vigente por sus valores?

- Por supuesto. En otra medida, pero son valores vigentes. La directora quiso hacer esta obra precisamente por la vigencia de su texto, que es muy fresco todavía hoy, con ejemplos muy distintos a los representados. Ahora, por enamorarte o por tener relaciones extramatrimoniales la gente no pierde el honor, pero si, por ejemplo, una joven se queda embarazada sin una relación estable, la cosa ya cambia. Aún hoy hay actos de las mujeres que están mal vistos socialmente y en ello está la vigencia.

- ¿Cómo es su personaje?

- Yo hago de Teresa, la hermana pequeña. Inés, que encarna Carmen Ruiz, es más racional. Mi personaje es impulsivo, es la que invita a su hermana a vengarse de los hombres en las montañas. Se mueve por impulsos. Pese a que es un papel dramático, también tiene toques de comedia, aunque suelo tener tendencia a llevarme a los personajes, aunque sean cómicos, al drama.

- ¿Qué escena e iluminación se utiliza para ambientar la obra?

- Es un montaje sencillo pero muy visual. El suelo está un poco inclinado desde el fondo para dar profundidad y en el escenario tres grandes rocas sirven para recrear las montañas. Las utilizamos para apoyarnos, sentarnos en ellas y movernos por el escenario.

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- Alberga una trayectoria cargada con varias películas por año, muchos cortometrajes y sus papeles televisivos. ¿Es de esas personas que no saben decir que no?

- Mucho. Soy de esas personas. Mi entorno incluso me dice que trabaje menos y que descanse un poco más. Pero lo hago porque trabajar me viene bien para equilibrar mi bienestar psicológico. A casi todo digo que sí. Muchas veces digo que no porque no tengo tiempo, no porque no quiera. Soy feliz trabajando y recuerdo que, cuando empecé, cada vez que me llamaban era una ilusión. Por eso, cuando alguien que está comenzando me pide algo interesante, digo que sí. Esto, además, me suele aportar personajes muy ricos y distintos, mejor que en muchos largometrajes.

- También imparte clases en una academia de cine. ¿Qué le parece la experiencia docente?

- Un amigo director, Ángel Gómez, ha abierto una academia y me propuso impartir clases de arte dramático. Acepté y, aunque comencé con temor porque no sabía si tendría paciencia y capacidad de enseñar, he disfrutado mucho la experiencia.

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- ¿Le seguirá para siempre su personaje tan conocido de Lola en la serie 'La que se avecina'?

- No creo. La gente parece muy efusiva con el éxito pero en el fondo es un poco chaquetera, como el éxito. El día que acabe la serie saldrá otra con éxito con otros personajes y la gente se olvidará de Lola. Los que hoy piden autógrafos, dentro de unos años pueden que no te conozcan. Por eso también mi pasión por hacer papeles muy distintos con toda clase de directores, porque así la gente de la profesión, cuando acabe Lola, sabrá que sé hacer muchas cosas y se acordará de mí.

- ¿No teme, entonces, el encasillamiento que le pueda producir este exitoso personaje?

- No. No tengo ningún miedo, porque llevo ocho años trabajando sin parar. Si sólo hubiera hecho a Lola, pues sí. Pero he podido hacer muchos papeles más. Además, tampoco Lola es un personaje tan llamativo. Y aún así, el encasillamiento no es malo del todo. Significa que haces muy bien un determinado personaje y, si alguien lo necesita, te llamará y seguirás trabajando. Si actúo como la mejor drogadicta, me llamarán a mí para ese papel. Pero, en conclusión, no tengo miedo a encasillarme.

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- Pese a su juventud, lleva muchos años trabajando. ¿En qué estado encuentra la situación actual de producciones?

- Desde el primer día que me dedico a esto estoy escuchando lo de «está la cosa fatal». Es cierto que en los últimos dos o tres años se notan muchas menos producciones y en las que están en marcha o nacen, los sueldos bajan porque hay menos presupuesto. Pero también veo que con la crisis se hacen cosas mejores. No tener dinero está agudizando el ingenio y nacen nuevos valores con cosas más originales y proyectos más atrevidos. Hay mucho paro en la profesión, pero también hay más calidad.

- ¿Piensa o ha pensado en dar el salto a Hollywood?

- Yo creo que todos los actores queremos eso, pero no es nada fácil. Créeme, lo he investigado (expresa entre risas). Si me llaman me iría con los ojos cerrados. Me encantaría la experiencia. Pero no sólo a Hollywood, sino a cualquier otro país. Conocer otras culturas y maneras de trabajar. Francia, por ejemplo, también me encantaría. O Bélgica, cualquier país con cine interesante.

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