El Banco de Alimentos busca colectas para afrontar siete meses sin ayudas de la UE

El Banco de Alimentos de Alicante ya se está preparando para afrontar siete meses de «sequía». Las ayudas procedentes de la UE se van a retrasar más de lo normal y hasta junio de 2015 no está previsto que llegue la primera remesa. «Claro que nos preocupa, será duro y puede haber dificultades, pero saldremos adelante y confiamos en que la gran colecta que estamos preparando para finales de este mes nos sirva para estirar y tener un stock que cubra los primeros tres meses del próximo año», explica el director de la fundación, Juan Vicente Peral. ¿Y después? «Le echaremos imaginación, intentaremos invertir en más colectas y captar más donaciones privadas», apunta.

La causa de este retraso en la recepción de las ayudas se achaca a trámites burocráticos en la aprobación de los fondos europeos (el plan era de siete años y ahora se tiene que renovar). Además, hasta 2013 el reparto se recibía en tres fases pero este año se ha reducido a dos, lo que obliga a los bancos a alargar más el reparto para intentar tener la demanda cubierta. «Antes eran tres fases y hubo también cuatro pero este año lo redujeron a dos, no así las cantidades, lo que obliga a contar con otras fuentes de aprovisionamiento», añade.

Una de estas fuentes es la colecta y ya se está preparando una gran convocatoria, de cara a las Navidades, en la que participan todos los bancos de alimentos españoles. En el caso de la provincia se contará con 200 puntos en grandes superficies y medianos y pequeños supermercados y se esperan recaudar unos 400.000 kilos, gracias al esfuerzo que están haciendo los alicantinos desde que se inició la crisis.

Se empieza a tocar techo

Actualmente, unas 98.000 personas en la provincia son beneficiaras y entre ellos hay menores de edad. La mitad son atendidos por la fundación (que actúa como mayorista) y el otro 50% por Cruz Roja.

Aunque todavía es pronto para confirmar una mejoría, los voluntarios de la institución alimentaria están comprobando que «no hay un subidón tan grande» de nuevos usuarios que se incorporan a esta red. Si hace unos años el incremento era de 5.000 personas nuevas, ahora se está en 700 en cada fase. Según el responsable, este incremento de solicitudes se «está frenando», pero no quiere decir que se ha llegado ya a tocar techo. Parece que se esté acercando. «Hablamos de gente que está en paro, que las prestaciones por desempleo se agotaban y nos decían que no salía nada de trabajo, ahora ya vamos escuchando que le ha salido algo para hacer una 'chapucita' aunque solo sea para unos días», señala Peral. «Podemos decir que estamos un pelín mejor, pero salir del vehículo de la solicitud cuesta», reconoce.

El último informe elaborado por Cáritas y la Fundación Foessa mostraba que una de cada tres personas de la Comunitat se encuentra en situación de exclusión social. Otros datos que reflejaban el panorama desolador al que se están enfrentando organizaciones y asociaciones -que están repartiendo alimentos, pagando facturas de recibo de luz y agua, complementando becas de comedor, entregando material escolar, fármacos y ropa-, son que el 19% de los ciudadanos está afectado por la exclusión de la salud, reflejándose fundamentalmente en situaciones de privación y de dependencia ,y en el 16 % de los hogares existen problemas serios para seguir los tratamientos médicos y para asegurarse una alimentación suficiente y equilibrada en términos nutricionales (13 %).

Actualmente, el Banco de Alimentos está distribuyendo 18.000 kilos diarios. Esta partida corresponde a la segunda fase de las ayudas de este año procedente la UE y la cantidad es significativa (745.000 kilos). «Nos están llegando doce coches al día para recoger los alimentos; también estamos entregando frutas y verduras porque hay mucho excedente y se ha multiplicado por tres, pero esto ya es un complemento del Estado», apunta Peral.

Cuando finalice el año se habrá distribuido 4 millones de kilos entre la UE, y las aportaciones privadas y de colectas y del Gobierno, que se han incrementado. Una cifra muy superior a los 2,5 millones del pasado ejercicio y que es posible distribuir gracias a la entrega de los voluntarios, con una dedicación «casi profesional». Una labor, que desde el Banco de Alimentos destacan que es «agotadora», siempre haciendo cálculos para que ningún alicantino se quede en la estacada.