Sonia Castedo rompe el silencio: «Mi imagen no es mala, es peor»

La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, salió ayer del mutismo en el que se había instalado en las últimas semanas y lo hizo para mostrar su enfado por la imagen que de ella se está dando y la sobreexposición mediática a la que está sometida a raíz de sus dos imputaciones por los casos PGOU y Rabasa. «Mi imagen no es mala, es peor», lamentó, y criticó que no solo está imputada, sino «juzgada y condenada» desde hace tiempo, sin conocer siquiera «los hechos que han provocado mi imputación».

La primera edil se dejó ver en dos actos por la mañana, aunque en ninguno de ellos estaba anunciada su presencia a la prensa, como es habitual desde hace varias semanas. El primero de ellos fue su participación en el Día de la Banderita de Cruz Roja y el segundo la inauguración de una exposición del hospital Psiquiátrico Penitenciario de Fontcalent, en la que coincidió con el subdelegado del Gobierno, Alberto Martínez, con el que apenas intercambió un breve saludo.

En sus últimas apariciones había declinado realizar declaraciones, pero ayer sí atendió a los periodistas, aunque bastante enojada por considerarles culpables del deterioro de su imagen ante el público.

«Se está continuamente hablando de mí, estoy continuamente saliendo en los medios de comunicación», señaló. «La imagen no es mala, es peor», lamentó.

En este sentido, aunque no quiso entrar a valorar si se siente objeto de una persecución personal, sí reflexionó que «hay políticos acusados por delitos económicos, que es lo único de lo que a mí no se me acusa después de toda la investigación a la que se me ha sometido, pero en cambio la imagen es la mía. ¿Por qué?», se preguntó.

Castedo fue interpelada sobre el último Pleno municipal, en el que el empresario Enrique Ortiz, imputado junto a ella en ambos casos, se llevó buena parte del protagonismo en los discursos de la oposición. Y sobre su participación en las votaciones a pesar de la recusación formulada por el grupo municipal de EU, en virtud de su presunta «amistad íntima» con el empresario.

«¿Por qué tengo que ser recusada?», preguntó, y pidió que le especifiquen a qué se refieren con esta calificación de su relación. «¿Conozco al señor Enrique Ortiz? Sí. ¿Conozco a los señores Arias? Sí ¿Conozco al señor Joaquín Rocamora? Sí. ¿Conozco a todos los empresarios de esta ciudad? Sí. ¿He comido con más empresarios de esta ciudad? Sí. No voy a dar más explicaciones porque a lo mejor acabo más imputada todavía», señaló la alcaldesa, con ironía, haciendo uso de una argumentación que ya ha empleado en varias ocasiones desde su imputación.

Negó que en su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia por el caso del PGOU admitiese que hay una amistad entre sus familias pero se negó a dar su versión en este sentido porque, consideró, «al final todo se va a tergiversar».

Y es que la alcaldesa de Alicante está convencida de que cuando ha intentado explicarse, «nunca han interesado mis explicaciones» porque, en su opinión, «yo no estoy imputada, yo estoy condenada desde hace mucho tiempo. Ya se me ha juzgado y ya se me ha condenado».

Una situación de la que acusó a los medios de comunicación a quienes espetó: «Ustedes no pueden hacer el papel de juez. Dejen de condenarme. Dejen de juzgarme».

En su opinión, no existe ni un solo hecho probado que demuestre que ha cometido los delitos de los que se le acusa. «¿Alguno me puede decir un solo hecho que provoque esa imputación? No pueden, porque ni yo misma los sé», resaltó.