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Un controlador acaba de subir los casi 50 metros de la torre y se dispone a relevar a un compañero que finaliza su turno.

En las entrañas de la torre de El Altet

La plantilla de 16 especialistas llega a seguir hasta 300 aviones diarios en temporada alta

Luis Candela

Viernes, 21 de noviembre 2014, 01:17

En uno de los lugares más privilegiados para ver salir el sol cada día en tierras alicantinas, los controladores aéreos del aeropuerto Alicante-Elche dominan uno de los espacios aéreos con mayor tráfico de todo el país. Se trata de la torre de control de la infraestructura aeroportuaria ubicada en El Altet, cuya gestión capitaliza desde enero del año pasado Ferronats.

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A casi 50 metros de altura, estos vigilantes son los responsables de que nada falle en un área de cinco millas náuticas -unos 8 kilómetros- en un trabajo de «pura coordinación», como lo califica el director general de la firma, Gonzalo Cañete, para dar entrada y salida de forma «segura, ordenada y eficaz».

Lejos de la imagen cinematográfica que una persona pueda imaginar de una torre de control, cada movimiento está planificado al milímetro. De forma pausada, se monitorizan las entradas y salidas de cada uno de los aviones que hacen escala en suelo alicantino.

Uno tras otro. Pueden registrase hasta 300 operaciones en solo un día en temporada alta en El Altet, aunque en este mes de noviembre se contabilizan en torno a las 150 diarias.

La tarea se antoja ardua sabiendo que solo entre enero y octubre de este 2014 el aeropuerto se registró un incremento del 6% de las operaciones, vuelos de entrada y salida, que en total fueron 63.000 por la pista de un aeropuerto por la que desfilaron la nada despreciable cifra de nueve millones de viajeros, que serán diez a final de diciembre si continúa la tendencia.

Aunque, eso sí, siempre todo bajo control. Los procedimientos de la aviación se encuentran estandarizados y siguen unos protocolos regidos por reales decretos, por lo que se deja poco lugar a la improvisación.

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La plantilla se compone de 16 controladores aéreos que pueden vigilar las operaciones aéreas en períodos máximos seguidos de hasta dos horas. En función del nivel de tráfico, el jefe de torre, Rogelio Pérez, dispone a uno, dos o tres controladores. No obstante, con un mes de antelación, la plantilla conoce la previsión de operaciones a llevar a cabo, así como las estimaciones atmosféricas. Una vez metidos en faena, los vigilantes del espacio aéreo de cinco millas toman contacto con la tripulación del avión desde que se encuentran en el 'finger' de acceso a la nave.

Unas fichas físicas, naranjas para las aeronaves entrantes y verdes para las que van a despegar, contienen la información de cada vuelo que refleja el estado del tráfico que es reflejo de lo que se puede observar en las pantallas.

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Cada diez minutos, el controlador recibe información meteorológica y puede comunicarse con los pilotos que piden permiso para aterrizar o despegar gracias a los radares, consolas y paneles de control. De ahí que el nivel de incidencias suponga el 0%.

Mientras, los aviones aguardan para tomar tierra o elevarse hasta su próximo destino a falta del permiso del controlador. Todo ello, con la precisión de los relojes atómicos sincronizados con la hora zulú, el Tiempo Universal Sincronizado, con el resto del mundo.

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Liberalización

La firma se hizo con el control de aeródromo en el marco de la liberalización de este servicio y tras obtener la certificación de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa). Sus operaciones en España se iniciaron el 16 de noviembre y su última incorporación resultó ser la torre alicantina, desde donde guían uno de los flujos principales de personas y económicos de la provincia.

La compañía avala su desembarco en el mercado con un índice del 97% de éxito en la infraestructura aeroportuaria de la provincia de Alicante. Sin embargo, Ferronats cuenta con la gestión de las torres de control de los aeropuertos de Sabadell, Cuatro Vientos -en Madrid-, Vigo, Jerez, La Coruña, Manises, Sevilla y el asentado en El Altet. Es decir, nueve de los doce que existen en España.

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