El último motocarro cuenta sus días

El último mohicano del carromato, Tomás Buforns Solbes, hijo del 'Niueret' de La Vila y profesional de las mudanzas y la recogida de enseres económica en el centro de Alicante, arroja la toalla y empieza a despedirse para siempre. La presión municipal ha podido con su modo de vida y su principal medio económico. La puntilla han sido cuatro denuncias consecutivas de la Policía Local montada en bicicletas en menos de un mes y por valor de 400 euros, como demuestra a este diario el propio Tomás Buforn.

Este diario se hizo eco el pasado mes de octubre de que el propietario del último motocarro denunciaba «presión» de la Concejalía de Tráfico para jubilarse y dejar el oficio al alegar que «afea» la ciudad. Concretamente la Plaza Nueva.

El concejal del ramo, Juan Seva, explicó a este diario que desconocía esas supuestas presiones y que él siempre iba a apostar porque la imagen del motocarro siguiese unida a la Plaza Nueva de Alicante, como ha ocurrido en el último medio siglo.

Sin embargo, los acontecimientos están precipitando la marcha de el 'Niueret'. El detonante ha sido cuatro denuncias consecutivas en pocas semanas. Dos de cien euros por llevar semicaída la matricula preceptiva del vehículo de tres ruedas, marcha Achice; otra por estacionar en la calle peatonal Felipe Bergé para realizar un servicio; y la cuarta por carecer de la necesaria inspección técnica de vehículo.

Tomás Buforn reconoce que hace tres años que no pasa la ITV por falta de dinero. «No puedo gastarme los ochocientos euros que me costaría, pero el Policía de la bicicleta ya me ha dicho que si no la paso llamará a la grúa y se llevará el carromato», se lam enta Tomás Buforn, el cual se muestra muy nervioso y asegura que lleva varios días sin dormir. Ha pagado ya dos multas y el martes día 2 tiene que pagar otra de 100 euros que tramita la dirección provincial de Tráfico y que deberá pagar antes de veinte días si no quiere abonar el doble. Fuentes oficiales de la Concejalía de Tráfico aseguran que desconocen las cuatro denuncias en poco tiempo y su detonante e insisten en que no tienen intención de eliminar este icono urbano siempre y cuando cumpla toda la normativa. Pero el último motocarro tiene los días contados.