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Luis Candela
Lunes, 1 de diciembre 2014, 00:32
El condenado por violar a su hija durante al menos cuatro años cuando todavía era menor de edad andaba suelto por Villena, donde nació y residía hasta hace pocos días. La Audiencia Provincial de Alicante dictó sentencia el pasado 20 de mayo por la que le imponía una pena de 14 años entre rejas que cumple desde el día 11 de noviembre en un centro penitenciario. Es decir, que han pasado más de cinco meses sin que se hubiese ejecutado el fallo judicial, pues ninguna de las partes había solicitado su ejecución.
Los hechos por los que Ramón P.E., de 42 años, fue condenado se remontan a cuando su pequeña contaba con 13 años. En el domicilio de los abuelos paternos, donde convivían, el sujeto pidió a la adolescente que la acompañase a su dormitorio para que le realizase favores sexuales. Su negativa ante la escena de su padre con los pantalones bajados le valió un guantazo del progenitor.
A comienzos del pasado mes de noviembre, una patrulla de la Guardia Civil de Villena se presentó en la casa del individuo para llevárselo preso. Antes, solo había pasado un día entre rejas de forma preventiva cuando en mayo de 2009 su hija le denunció por unos hechos que se prolongaron durante días sin que pudiese hacer nada por el temor a la que la tenía sometida. La acusación particular fue la requirió el ingreso en prisión de Ramón P.E., tal y como pudo saber este diario, por lo que se celebró una vista en la Sección Tercera de la sede provincial.
Allí, el Ministerio Público también pidió su entrada en la cárcel de forma inmediata, pues sostenía que existía un peligroso riesgo de fuga del padre quien, tal y como probado para el tribunal, abusó de la chica hasta que cumplió los 17 años y le propinaba palizas constantes para que se sometiese a su voluntad.
Con cada negativa, el progenitor actuaba con mayor violencia, como encontró probado el tribunal, propinándole severas palizas a la menor cuando los abuelos no se encontraban en la vivienda o se iban a dormir la siesta. Finalmente, la hija accedió después de tantos golpes recibidos por miedo a seguir sufriendo los episodios de violencia física. La muchacha por poco se libra de su padre cuando el violador se fue a vivir con su nueva pareja. No obstante, el calvario no tuvo fin. Poco tiempo después, la víctima tuvo que ir a vivir con la pareja, y se reiniciaron los abusos cuando la mujer no se encontraba en el domicilio.
Celos
El penado se excusó en el juicio alegando que su hija menor tuvo celos de su nueva pareja y por eso dijo que abusaba de ella, así como que se había visto mal influenciada por la madre para actuar así. Este extremo lo zanjó la Sala aduciendo que «no existe un solo indicio» de dicho influjo materno. Salvo eso, el individuo negó los hechos relatados por la chica que ya es mayor de edad, tanto las continuas palizas como las agresiones sexuales.
La facultativa que se entrevistó con el sujeto tras la denuncia de la joven en el año 2009 refirió un perfil cargado de «frialdad emocional, falta de empatía y autocontrol». Además, durante el juicio celebrado el 4 de mayo, la hermana mayor de la víctima, quien denunció en la vista oral haber sufrido también abusos que no se tuvieron en cuenta al haber prescrito, relató cómo sometía a las dos, antes de quedar separadas, a castigos físicos.
La víctima, por su parte, aseguró en la vista que se decidió a denunciar porque, al parecer, el apetito de su padre no tenía límites, ya que observó los mismos comportamientos con su hermanastro. Por el momento, el agresor deberá permanecer una temporada a la sombra.
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