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C. M. A.
Lunes, 15 de diciembre 2014, 00:19
Al Orihuela le cayó ayer un buen chaparrón en todos los sentidos. Aunque los amarillos dominaron en buena parte el encuentro que disputaron en campo del Villarreal y cercaron prácticamente durante la mayor parte de los noventa minutos la meta defendida por Bernabéu, los goles no llegaron. Si que lo hizo la lluvia, que ayer decidió ir en contra del equipo orcelitano y que descargó con fuerza sobre el Mini Estadi del filial castellonense. El campo se encharcó y el granizo posterior obligó al colegiado a suspender el encuentro durante unos minutos cuando el cronómetro marcaba ya los 69. Fue en la reanudación cuando todo se volvió en contra de los amarillos y primero un balón que quedó retrasado por el agua y después otra ocasión aprovechada por los locales hizo que subiera al marcador el 2-0 a favor del Villarreal con el que acabó el choque.
El Orihuela empezó como lo ha hecho en las últimas jornadas y salió al campo a por todas. Los jugadores a las órdenes de Juan Cartagena sabían que enfrente se encontrarían con un equipo parecido al suyo, al que le gusta jugar el balón, y eso hicieron ambos, jugar en busca del gol. Las ocasiones que se registraron en la primera mitad fueron en su mayoría para los escorpiones, quienes por cierto ayer vestían de azul para no coincidir con el color de las equipaciones de los anfitriones. Álex García, Dani Meseguer, Kike Mateo o un Antonio muy activo durante todo el encuentro se acercaron con peligro a la portería en repetidas ocasiones, aunque ambos equipos se fueron al descanso con el cero a cero todavía en el marcador.
La segunda mitad arrancó de forma similar, aunque los oriolanos dejaron claro desde el principio que iban a por el gol porque su juego se disputó siempre muy cerca de la portería contraria. No obstante el Villarreal no se quedó corto, lo que hizo que en el marcador pudiera decantarse en cualquier momento para uno u otro lado sin contar con un claro dominador. Un pase de Kike Mateo que remató Álvaro Mas en el minuto sesenta pero que atajó el meta castellonense se convirtió en una de las jugadas más peligrosas del encuentro hasta ese momento, aunque el Villarreal contraatacó con parada de Emilio. Fue entonces cuando arreciaron la lluvia y el granizo y tras el parón se volvió al campo con todo en contra para los oriolanos, que se vieron obligados a jugar en la mitad más encharcada. Las protestas a un penalti que no pitó el árbitro cuando el balón dio en el brazo de un defensor en una clara ocasión de gol para Dani Meseguer acabaron con Juan Cartagena expulsado, y en unos pocos minutos con dos goles a favor del equipo local en el marcador.
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