Bernat Sirvent
Sábado, 27 de diciembre 2014, 01:07
La crisis de la moneda rusa, que se ha devaluado la friolera de un 60% en el último medio año y el pesimismo que se cierne sobre los próximos meses tras el proceso imparable de empobrecimiento de la economía, que empieza a asemejarse más a una latinoamericana que a una de la Europa occidental, empieza a sembrar de preocupación a tres de los pilares básicos del PIB provincial: turismo, promoción inmobiliaria y sector agroalimentario. En juego están nada menos que unos 500 millones de euros directos que anualmente ingresa la Costa Blanca con los rusos en origen o en destino.
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Cuando la pasada primavera se desató la crisis de Ucrania a raíz de la posible anexión por Rusia de la península de Crimea y el consecuente veto de un año del Gobierno de Moscú a la Unión Europea por su discurso político y estratégico, los agentes económicos de la provincia ya activaron todas las alertas. En la Cámara de Comercio y el ICEX daban por hecho que se reduciría el volumen exportador. Y así ha sido, con el agravante de que la pérdida de la factura exterior se está agravando e intensificando en las últimas semanas.
Aún no se puede anotar el efecto directo del gravísimo desplome del rublo. Sin embargo, en el mes de octubre ya se resquebrajó la relación comercial entre Alicante y Rusia. Se redujeron las exportación un 36% como consecuencia de aquel veto impuesto por Moscú. La depreciación del euro aún no se notaba mucho en octubre. Lo que vendrá reflejado en las estadísticas oficiales en lo sucesivo, pues el último dato del Ministerio de Industria es el de octubre.
Ventas a Rusia
Aun así, la provincia sigue vendiendo en Rusia por valor de 121 millones de euros de enero a octubre y podría cerrar el ejercicio en 140 millones. Una evolución plana si se tiene en cuenta que el pasado año se cerró con 144 millones, tras crecer un 10,3% respecto a 2012. Las hortalizas frescas alicantinas, las legumbres y frutas sin conservar y el calzado de piel de calidad de Elche y Elda son los productos más demandados. Pero el acelerado empobrecimiento de la clase media de la Federación Rusa puede dar al traste con las expectativas de negocio depositadas por todos los sectores.
También lo pueden notar otras actividades que se las prometían muy felices no solo con los nuevos millonarios jóvenes nacidos del anterior régimen moscovita, sino sobre todo con las clases medias y profesionales.
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En el caso del turismo, las previsiones nacionales no son precisamente más alentadoras. El presidente de la Confederación Española de Agencias de Viaje (CEAV), Rafael Gallego, asegura con respecto al descenso de turistas rusos que la depreciación del rublo ha influido más que la precedente crisis política en Ucrania. El turismo procedente de Rusia ha perdido el dinamismo que venía mostrando y las llegadas de turistas a España se han desplomado, ya que de un aumento del 31,6% registrado en 2013 se ha pasado a un retroceso del 9,7 % entre enero y noviembre. De la consideración de turismo emergente, el ruso ha pasado en pocos meses a presentar descensos con porcentajes de dos dígitos. En septiembre, octubre y noviembre últimos la llegada de turistas rusos descendió un 19,5 %, un 23 % y un 32,6 %, respectivamente, un cambio de tendencia que ya empezó a manifestarse en el mes de junio.
El responsable del Patronato de Turismo Costa Blanca, el diputado Joaquín Albadalejo, aseguró ayer que «a nivel nacional, el turismo ruso presenta una situación ciertamente complicada». Aunque cree que por la vinculación residencial que estrechan estos ciudadanos desde hace años con la provincia tras adquirir casa reducirá el efecto. Pero observa otro factor positivo: si la compañía Transaero ha lanzado desde el pasado domingo una nueva línea directa Alicante-Moscú con dos frecuencias semanales «es por algo, porque esto no ocurre en ningún otro aeropuerto español».
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De hecho a esta conexión de Transaero con Boeing 737 con 128 plazas se suma a la que se inauguró en junio de Vueling con destino semanal directo a Moscú y con la de Siberian Airlines, algo anterior.
Por el aeropuerto de El Altet han pasado ya (a falta de computar diciembre) 161.000 rusos, lo que supone 40.000 más que hace un año, un 30% de incremento porcentual. Muy por encima del alemán, que es del 11% y del inglés, que cae un 0,72%.
El Patronato tiene claro que el perfil del turista ruso es el de clase media y alta, con capacidad de gasto superior a los 100 euros diarios. Un plato muy apetecido para hoteleros y promotores inmobiliarios.
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Estos últimos tampoco ocultan su preocupación, según fuentes de la patronal Provia que preside Antonio Fernández. En el primer semestre del año, el sector inmobiliario de Alicante facturó con los extranjeros la friolera de 888 millones de euros (85% de todo el sector en la Comunitat). La tendencia al alza en los ingresos del sector inmobiliario es directamente proporcional a las ventas de casas de lujo a los ciudadanos más ricos, sobre todo los rusos, según un reciente estudio de la Conselleria de Vivienda. Los rusos adinerados compraron hasta junio 59 casas de más de 500.000 euros y pagaron una media de 918.000 euros. La media de inversión del resto de extranjeros son 126.170 euros.
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