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Miguel Valor y Sonia Castedo pasean juntos, en imagen de archivo.

Año nuevo, alcalde nuevo

La dimisión de Castedo ha marcado un 2014 convulso y Valor tiene el reto de apaciguar los ánimos en 2015. El Ayuntamiento cierra la anualidad con avances en proyectos clave como el acceso sur o el soterramiento, pero con Ikea y el PGOU atascados por las causas judiciales

Eva María Lahoz

Viernes, 2 de enero 2015, 00:34

El año 2014 se recordará en Alicante, sin duda, como aquél en el que dimitió la alcaldesa Sonia Castedo, tras meses de tiras y aflojas con su partido, el PP, y una enorme presión social y mediática.

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Un acontecimiento tan relevante que eclipsa a todos los que han tenido lugar a lo largo del año y que hará que Alicante comience este 2015 con un nuevo alcalde, Miguel Valor, que tomará posesión el día 15. Aunque ocupará el puesto solo durante cinco meses y poco después de recibir el bastón de mando se nombrará a su sucesor, el alcaldable por el PP para las elecciones de mayo, Valor tiene la oportunidad en este tiempo de calmar la tensión que se ha instalado desde hace meses en el Ayuntamiento de Alicante. Y es que 2014 no ha sido ni mucho menos tranquilo, como no lo ha sido la legislatura que también va a expirar.

La situación judicial de la alcaldesa, Sonia Castedo, imputada por los casos PGOU y Rabasa, y del vicealcalde, Andrés Llorens, ha marcado el ritmo político del año y ha centrado la polémica en cada una de las sesiones plenarias. En varias de ellas Castedo llegó a expulsar al público, en otras algunos colectivos protestaron en la calle y en algunas intentaron acceder en masa al Pleno y fueron retenidos por la Policía.

La oposición denunció y llevó a los tribunales al equipo de gobierno por una circular 'mordaza' en la que Castedo limitó mucho su acceso, y el de la prensa, a la documentación municipal.

Hubo, además, dos manifestaciones para pedir la dimisión de la alcaldesa y varias para reclamar obras pendientes en la zona sur y en la zona norte de la ciudad.

El personal municipal también ha protagonizado varias protestas y plantes, ha utilizado medidas de presión y ha llegado a pedir la dimisión del concejal de Recursos Humanos, Juan Seva. Los bomberos, los policías, los auxiliares administrativos, el personal de Acción Social, los bibliotecarios... pocos son los colectivos de funcionarios que no se han rebelado este año contra condiciones que consideran injustas.

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Es por eso un difícil legado el que recibe Miguel Valor, que tendrá que encargarse en estos meses de apaciguar los ánimos y prepararle el camino al candidato. La oposición no va a darle tregua y ya ha anunciado varias propuestas que llevará al Pleno de este mes para obligarle a retratarse sobre su adhesión al empresario Enrique Ortiz, imputado con Castedo en los mismos casos.

Huelgas y proyectos a medias

El año comenzó en Alicante de forma poco prometedora, con una huelga del servicio de limpieza y recogida de residuos que duró siete días y que puso a prueba la resistencia del equipo de gobierno, con miles de toneladas de basura acumuladas en la calle. Una situación que añadió, si cabe, unos cuantos grados más a la escala de indignación de la ciudadanía por el mal servicio que viene prestando la contrata desde que se adjudicase en septiembre de 2013.

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No fue la única huelga del año, porque los empleados del servicio de autobuses acabaron 2013 con un paro y lo repitieron en octubre de 2014, para protestar por los recortes del servicio y reclamar ciertas garantías de cara a 2015.

Lo malo es que este año que empieza no pinta tampoco muy bien en cuanto a la resolución del conflicto que aqueja al transporte metropolitano financiado por la Generalitat. Los trabajadores han conseguido mantener, de momento, la situación de 2014, pero todo cambiará cuando se adjudique de nuevo la contrata. El proyecto de pliego contempla un recorte de 500.000 euros anuales en el servicio, que se traducen en importantes 'tajos' para las líneas, que reducirán hasta un 70% sus frecuencias. Es bastante probable que esto genere de nuevo conflictos laborales.

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Castedo intervino personalmente en la negociación con la consellera Isabel Bonig sobre la huelga de finales de 2013, que afectó también al autobús urbano. Ahora será Miguel Valor el que tendrá que dar las claves de actuación al edil de Transporte, Juan Seva, si surgen problemas antes de mayo.

Mejor le ha ido a este mismo concejal en el área de Hacienda. El Ayuntamiento ha conseguido entre 2013 y 2014 superar el bache en el que se encontraban las cuentas municipales, ha regularizado los pagos a proveedores en tiempo y forma y ha aprobado el presupuesto antes de fin de año por primera vez en la legislatura. Además, se ha incrementado el control en Contratación, con nuevas normas de obligado cumplimiento, entre ellas, la primacía del precio en los criterios de selección.

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El fuerte tirón de orejas de la Sindicatura de Cuentas, que alertó de varias irregularidades en materia de Hacienda y Contratación, ha servido al Consistorio para ponerse las pilas en este aspecto.

Respecto a los grandes proyectos, en 2014 se ha dado empuje a algunos de los que la Generalitat tenía parados desde hace años, pero lo cierto es que ninguno ha concluido todavía. Lo más probable es que se aprovechen los primeros meses de 2015 para darle el último empujón, de cara a inaugurarlos antes de las elecciones.

Entre ellos se encuentran las obras del acceso sur, en las que se terminó el nuevo viario pero quedan pendiente las obras de urbanización y la ejecución del parque. También las del Barranco de las Ovejas, que estaba previsto que terminaran en diciembre pero que finalmente se van a prolongar al menos hasta el primer trimestre de este año.

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Sí se ha terminado de ejecutar el paseo litoral, aunque con un proyecto bastante más pobre del que se ideó inicialmente en el ambicioso Plan Bahía, que ha quedado paralizado.

Histórico ha sido, eso sí, el inicio de las obras del centro de salud de Benalúa, esperado desde hace años por los vecinos. Trabajan a destajo para acabarlo antes de mayo.

Sospechas en Urbanismo

No obstante, la misma situación judicial que ha convulsionado este año y que ha terminado por echar a Castedo de su sillón de mando, mantiene parados dos procesos urbanísticos clave: el PGOU y la llegada de Ikea. En ambos casos, están en manos de la Generalitat y está claro que no va a desbloquearlos hasta que no se despejen las sospechas judiciales que recaen sobre ambos.

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También queda pendiente, un año más, la aprobación inicial del planeamiento de la Operación Integrada 2, esto es, de los terrenos liberados con el soterramiento. Un proyecto que será fundamental para la ciudad, pero que no acaba de echar a andar. El compromiso de Urbanismo es que se apruebe en el pleno de este mes, si no se retrasan los informes que faltan. Pero quedará un largo camino hasta que los planos se conviertan en realidad.

En cuando a las inversiones municipales, en 2014 ha destacado la apertura de la plaza Séneca, que tuvo lugar en junio. No obstante, queda por ver qué pasará definitivamente con el edificio de la antigua estación de autobuses. Pronto se conocerá si alguna de las empresas interesadas se decide finalmente a convertirlo en el mercado gastronómico. Lo que sí que abrirá en marzo es el museo del refugio antiaéreo, que incluirá las naves de la calle Italia.

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Por lo demás, no había habido grandes obras municipales hasta que se iniciaron todas casi a la vez en los meses de noviembre y diciembre. La avenida de Villajoyosa, los accesos a la Estación de Renfe, la Explanada, la plaza de España, la de Gabriel Miró... todas ellas estarán listas en los próximos meses, poco antes de elecciones.

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