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Pedro Jáuregui (sentado) y José Juan Giner muestran la señal del terremoto en Los Montesinos.
Municipios de la provincia se toman en serio el riesgo sísmico y diseñan planes para actuar

Municipios de la provincia se toman en serio el riesgo sísmico y diseñan planes para actuar

Los expertos lanzan un mensaje de tranquilidad tras el último terremoto en Los Montesinos, pero instan a todos los ayuntamientos a no rezagarse en elaborar un protocolo

Esther Brotons

Lunes, 19 de enero 2015, 00:40

Monforte del Cid, Petrer, Santa Pola, Crevillent, Mutxamel, Sant Joan, Rojales y Torrevieja son algunos de los municipios donde se registraron terremotos en 2014. El último ha sido en Los Montesinos, el día 11 de enero, que alarmó a muchos vecinos. De una magnitud de 3,3 grados en la escala Richter, las visitas de ciudadanos a la página web de la Unidad de Riesgos Sísmicos de la Universidad de Alicante se dispararon (2.200 en pocas horas) y se recibieron cerca de 80 consultas.

El equipo de la unidad respondió a cada uno de estos mensajes, que buscaban información. Era domingo, las siete de la mañana y la sacudida se sintió en varias poblaciones de la Vega Baja. Desde Torrevieja hasta Almoradí, Orihuela costa, San Miguel de Salinas, Albatera, Callosa del Segura y Pilar de la Horadada. «La gente se asustó, pero también depende de la hora, éste fue a las siete de la mañana cuando hay mucha tranquilidad», explica el director, José Juan Giner, en referencia a los comentarios que llegaron de vecinos que sintieron cómo sillas, camas y lámparas se tambalearon.

Giner, quien insiste en lanzar un mensaje de tranquilidad, deja claro que el riesgo sísmico no se puede obviar, registrándose una mayor peligrosidad en el sur y el norte. «No somos zona de tifones y huracanes, pero sí de terremotos y tenemos que ser conscientes», apunta. ¿Está preparada la provincia para dar respuesta ante un seísmo?

Algunos ayuntamientos empiezan a 'ponerse las pilas' y están en proceso de elaboración de un plan de actuación municipal, que es de obligado cumplimiento. El responsable de la unidad recuerda que hace unos años se difundió el estudio del mapa de peligrosidad en la Comunitat. El decreto del Plan Especial frente al Riesgo Sísmico, aprobado a principios de mayo de 2011, señalaba que los consistorios tenían que comenzar a elaborar su dispositivo municipal para estar terminado en un plazo máximo de tres años. En el caso de la provincia están obligados 138 ayuntamientos.

Giner señala que «algo se está haciendo», aunque todavía es «poco». Hay consistorios que se están poniendo en marcha para elaborar su plan de actuación municipal y destaca los casos de Alicante, Elche y Torrevieja. «Algunos ya lo han hecho y otros están en proceso», añade el especialista, quien reconoce que la situación financiera de los municipios tampoco ayuda, aunque en el caso de las pequeñas poblaciones es la Diputación la que coordinará para que se haga el plan y así abaratar costes. «El terremoto en Lorca demostró que no estábamos preparados y este plan hay que hacerlo y desarrollarlo, ojalá se archive y nunca se utilice», apunta.

La Unidad de Registro Sísmico de la Universidad de Alicante detectó el pasado año 154 terremotos pequeños, de los que una decena fueron iguales o mayores a 2,5. «Ahora cazamos todo, no es que haya aumentado la actividad, la liberación de energía en esos periodos anuales es siempre la misma. La pregunta es: ¿está habiendo en algún sitio una acumulación de esfuerzos que dé lugar a algo grande? No es una cosa improbable, pero que haya un terremoto pequeño y seguido es lo mejor que nos puede ocurrir; el problema es cuando hay acumulación de esfuerzo y no rompe», explica el especialista.

Pese a que todavía queda mucho por hacer, desde la unidad destacan los cursos de formación que ya se están impartiendo por parte de la Diputación. Uno de ellos, el primero que se realiza, ha estado centrado en infraestructuras para dar respuesta ante un seísmo formando a técnicos de edificación. El objetivo final es hacer un listado de expertos para en caso de que una catástrofe disponer de profesionales para valorar los daños.

Una vez más, el seísmo de Lorca en 2011, que dejó nueve víctimas mortales, sale a colación. Y es que, según insiste Giner, «ante Lorca tuvimos un comportamiento muy erróneo porque nos cogió por sorpresa. No estábamos preparados, no teníamos protocolos y lo que se quiere ahora es formar a los técnicos para que en caso de que ocurriese afrontar esta eventualidad; lo único que podemos hacer en los terremotos es dar formación y preparación».

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