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Lunes, 26 de enero 2015, 19:02
Un acusado ha confesado este lunes durante un juicio con jurado celebrado en Alicante, que mató a su compañera de piso a cuchilladas, pero ha alegado que actuó en defensa propia porque ella le atacó primero y que él solo intentó "salvar la vida". "Yo la maté, sí señor, pero fue en un momento de locura; me dio un ataque psicótico o algo", ha declarado.
Los hechos ocurrieron el 2 de enero del pasado año sobre las 23 horas, cuando el procesado, Miguel L.R., que se encuentra en prisión preventiva por estos hechos, se dirigió al domicilio que compartía con la víctima, en el número 24 de la calle Doctor Ayela de la ciudad, entró en su habitación y le asestó múltiples puñaladas con un machete que acabaron con su vida.
La Fiscalía considera a Miguel L.R. autor de un delito de homicidio y reclama provisionalmente para él 12 años de prisión, así como una indemnización de 210.000 euros para los dos hijos de la fallecida. Por su parte, las dos acusaciones particulares personadas en la causa califican los hechos como asesinato y solicitan entre 17 y 20 años de cárcel. Mientras tanto, la defensa pide la absolución de su cliente al entender que no era consciente de sus actos.
El crimen fue descubierto sobre las 17.00 horas del día siguiente, 3 de enero, por el ciudadano paquistaní que tenía alquiladas habitaciones en la vivienda a la víctima y al presunto homicida, entre otros inquilinos. El acusado, de 66 años, estaba tumbado y semiinconsciente, junto al cadáver de la víctima, tras haber ingerido diversas pastillas, motivo por el que fue evacuado a un centro sanitario.
Este lunes, durante la primera sesión del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Alicante, Miguel L.R. ha negado que la víctima, de 47 años, estuviera dormida cuando ocurrieron los hechos. Según su versión, ella "estaba incorporada en la cama", en su habitación, y comenzó a insultarle cuando él le reclamó un dinero que supuestamente le había robado tiempo atrás.
El acusado asesino se ha mostrado muy "alterado", en palabras suyas, durante la primera jornada de la vista oral, y ha incurrido en varias contradicciones con respecto a su declaración ante el juez que instruyó el sumario. Por ejemplo, en esta jornada ha negado que el arma homicida estuviese en su poder, como sí admitió en su día, y en su lugar ha indicado que era ella quien lo tenía "sobre la mesilla de noche". Además, se ha referido a la existencia de "otro cuchillo" que jamás ha aparecido.
"Fui a su habitación a pedirle mi dinero, pero en plan bueno, y se cagó en mis muertos. Mi hija acababa de morir. Me volví loco, sufría como un ataque de pánico y se me nubló la mente. Yo la maté, pero no la asesiné porque ella me tiró con el cuchillo a la garganta. En el forcejeo, como yo soy más fuerte, el machete se fue a su cuello. No voy a quedar como un asesino porque ha sido un accidente, en defensa propia", ha explicado Miguel L.R.
El fiscal le ha preguntado cómo podía calificar de "accidente" el que la víctima, que había bebido mucho alcohol ese día, recibiera unas 15 puñaladas, a lo que el acusado ha contestado que no las llegó "a contar". Eso sí, ha confirmado que la mujer estaba "borracha" --a diferencia de él, que aguanta "bien la bebida y la droga"-- y ha reconocido que, tras los hechos, él se marchó de casa "tranquilamente, como si no hubiera ocurrido nada, a jugar al dominó en un bar".
Insultos a la víctima
Aunque Miguel L.R. ha pedido "disculpas" a la familia de la fallecida y ha dicho estar "muy arrepentido" de lo que hizo, no ha dudado durante su relato en insultarla, hasta el punto de que ha llegado a tildarla de "bicho". El tono de su declaración ha sido en todo momento "airado", plagado de contestaciones bruscas al fiscal e interrupciones a las abogadas de las acusaciones particulares, a quienes se ha negado a responder.
Ha aseverado que "tenía miedo" de la mujer porque le había amenazado con darle "dos puñaladas" en dos ocasiones anteriores. En una de ellas, el día antes del homicidio, intentó agredirle con un cuchillo de cocina delante del encargado del piso donde tenían alquiladas las habitaciones, ha argumentado.
Ese testigo, de origen paquistaní, se encuentra en paradero de desconocido y no ha podido ser citado a juicio. En su día declaró a la Policía que el 1 de enero por la tarde había presenciado una discusión bastante fuerte en la que Miguel L.R. trató de agredir a la otra inquilina, aunque él se interpuso entre ambos y logró calmar los ánimos, momento en que abandonó la vivienda.
El juicio continuará mañana con los testimonios de los policías que intervinieron en el arresto del sospechoso y la investigación del crimen y la declaración de otros testigos.
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