El chalé de Orba de la pareja, al día siguiente de hallar la Guardia Civil el cadáver de Gisela.

El homicida confeso de Orba alega que cometió el crimen ebrio

El marido de Gisela, de 69 años, admitió a la policía germana que estranguló a la mujer durante una discusión y huyó cuatro días después

Luis Candela

Miércoles, 4 de febrero 2015, 04:23

Una botella de vodka y unas cuantas petacas más con el mismo destilado alcohólico. Estas fueron algunas de las bebidas que comenzó a ingerir Arnold B. desde la víspera del día en que, según ha confesado, mató con sus propias manos a su esposa, Gisela S. de 69 años de edad, en el chalé de Orba en el que residían. Así lo reveló a la Policía de Alemania el homicida confeso, quien actuó, según afirmó a los agentes, en un impulso violento durante el transcurso de una discusión, tal y como ha podido saber este diario. Pese a asegurar que la situación se le fue de las manos, todavía tuvo la sangre fría de convivir cuatro días con el cuerpo inerte de su mujer antes de poner rumbo a Berlín y entregarse.

Publicidad

En estos momentos, las autoridades judiciales alicantinas aguardan a que las alemanas decidan extraditar al hombre de 53 años de edad que huyó de la pequeña localidad de la Marina Alta después de cometer el crimen, según el mismo Arnold admitió en dependencias policiales germanas. El Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Dénia coordina la investigación desde la intervención de la Guardia Civil.

El escenario que hallaron los investigadores del Instituto Armado resultó esclarecedor. Según informaron fuentes conocedoras del caso cuando se destapó, los agentes se toparon con una vivienda plagada de latas de cerveza arremolinadas por el suelo, evidencia de que alguno de sus moradores había pasado buen parte del tiempo consumiendo ingentes cantidades de alcohol. Fue en torno a las cuatro de la mañana del día 19 de enero cuando los funcionarios policiales llegaron al chalé de la urbanización El Capsó. La Interpol había avisado a la Benemérita de los terribles acontecimientos.

La tragedia se cebó con la víctima alemana, unos quince años mayor que su verdugo, una semana antes. Los hechos se remontan al 10 de enero de este año. Ese día, ambos habían discutido y Arnold arrastraba una importante cantidad de alcohol en el cuerpo, según él mismo reconoció a los investigadores de su país. Una nueva riña llevó al homicida confeso a abalanzarse sobre su mujer en el dormitorio de la vivienda. Cuatro días después, el hombre de 53 años tomó un vuelo desde El Altet hasta Berlín-Tegel, donde poco después entregó a la policía.

Antes, los vecinos no se percataron de nada, pues se trata de una zona residencial en la que los inmuebles no lindan los unos con los otros, ya que cuentan con extensas parcelas. Además, la pareja, que se afincó en Orba un año antes de los hechos, poco había socializado con el resto de residentes del lugar, en su mayoría extranjeros europeos que hacían su vida de forma apartada.

Publicidad

Solo así se explica que el alemán conviviese hasta cuatro días con el cadáver de su esposa sin levantar sospechas. Los agentes de la Guardia Civil encontraron el cuerpo de Gisela en un pequeño cuarto habilitado como trastero, por lo que Arnold decidió trasladar a su víctima desde la habitación mientras urdía un plan de escape que le permitiese librarse del homicidio.

Entretanto, el detenido tuvo que mantener la creencia de que Gisela todavía seguía con vida. De ahí que el marido usurpase la identidad de su pareja y respondiera a varios correos electrónicos dirigidos a la mujer y que aguardaban una respuesta, como se desprende de la confesión del arrestado. Pese a ello, una vez en Alemania, el agresor no pudo soportar lo que había hecho días atrás. La culpa lo corroía y su último impulso fue para capitular.

Publicidad

Agentes de la Policía Nacional se desplazaron al aeropuerto de Alicante-Elche para comprobar que, efectivamente, allí se encontraba estacionado el vehículo del marido, que además constataron que se registró en el aparcamiento de la instalación el jueves 15 de enero.

En manos del país de origen de la pareja se encuentra ahora la decisión de devolver a Arnold B. para que sea la justicia española la que concluya la investigación del caso y poderlo juzgar por un crimen cometido en suelo alicantino.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad