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Luis Candela
Miércoles, 11 de febrero 2015, 01:23
Dos hombres, tío y sobrino, se sentaron ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Alicante acusados de abusar sexualmente de una menor discapacitada que cuando se denunciaron los hechos tenía 15 años, aunque su edad mental podría situarse en torno a los 8. Las circunstancias que envuelven los hechos ocurridos allá por septiembre de 2011 agravan el suceso, ya que la víctima tiene a día de hoy una discapacidad psíquica reconocida del 50% y el mayor de los procesados, que tiene 40 años más que la joven, era su padrastro.
Según se desprende de la denuncia, ambos sujetos mantuvieron relaciones de todo tipo con la muchacha en su casa y debajo de un puente, en el cauce del río Seco de El Campello, donde presuntamente habilitaron un colchón para aprovecharse de ella, pues al no ser consciente de lo que hacía no opuso resistencia. Tanto la acusación pública como la particular, que ejercen la madre y la víctima, sostienen incluso que el padrastro y el sobrino utilizaron a la menor a la vez.
El Ministerio Público reclama para los enjuiciados «por los graves hechos» sendas sentencias condenatorias de 10 años de prisión por un presunto delito de abuso sexual continuado con la agravante de la discapacidad de la chica. A ello hay que añadir el hecho de que se pudieron aprovechar de la situación de convivencia y confianza que mantenían todos ellos.
No obstante, el letrado que ejerce la acusación particular, José Luis Sánchez Calvo, pidió para cada uno de los acusados una pena de 15 años entre rejas.
Los dos procesados, Francisco y Manuel, negaron los hechos durante el turno para que las partes los interrogasen alegando que la joven se lo había inventado todo, ya que relataron otros episodios de cuando la menor era aún más pequeña. En cualquier caso, «era ella quien iba desnuda», como declaró el menor de los procesados, «y quería que fuese su novio».
Incluso llegaron a decir los presuntos agresores que no tenían constancia de la deficiencia de la chica, pese a que resultaba bastante evidente. El primero llegó a la casa de la víctima en el año 2006, pues inició una relación con la madre de la pequeña. Por aquel entonces, la niña contaba con 10 años de edad.
Sin embargo, un día, a comienzos de septiembre de 2011, el hombre mostró a su pareja unas fotos de su móvil en las que la menor, entonces de 15 años de edad, aparecía desnuda. «Me dijo que eso le excitaba», relató la mujer, «y que se había acostado una vez con ella, pero que no volvería a pasar», continuó. A partir de entones, la víctima relató todos los episodios sexuales en los que hubo de participar porque «si no, no le compraban cosas» o «Francisco se enfadaba», según aseguró la madre de la víctima, que tuvo que declarar oculta tras una mampara. Debido a los nervios, tuvo que cortar su relato con lágrimas en los ojos.
La mujer denunció lo sucedido ante la Guardia Civil de El Campello, cuyos agentes iniciaron las pesquisas para dar con los sospechosos y hallar evidencias que esclareciesen los hechos que la menor les hizo constar. Por ello, los investigadores de la Benemérita se llevaron de casa de la víctima las sábanas que solía usar en su habitación. En la ropa de cama se encontraron restos biológicos de los dos acusados.
La víctima declaró a puerta cerrada para preservar su intimidad, aunque según pudo saber este diario, refrendó cada uno de los abusos que padeció. Sin embargo, su discapacidad le impide distinguir la complejidad de lo ocurrido, tal y como explicaron los forenses que la exploraron física y mentalmente. Pese a ello, los médicos declararon con rotundidad que la capacidad de mentir de la joven «es casi nula» y que en todo momento ofreció un relato uniforme.
Las acusaciones solicitaron además que se les imponga a los procesados una medida de prohibición de acercarse a la joven víctima, así como que la indemnicen por las posibles secuelas ocasionadas. El Ministerio Público reclama un montante de 10.000 euros, mientras que la acusación particular eleva esa cifra a 30.000 euros por los daños sufridos.
En el lado opuesto, los letrados de la defensa solicitaron la absolución de sus patrocinados apelando al principio de in dubio pro reo, por el que, en caso de duda, se ha de optar por la tesis que más favorezca al acusado. Según su tesis, la declaración de la víctima no resulta válida, pues ambos abogados incidieron en el afán fantasioso de la muchacha.
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